Aunque un hombre intente no masturbarse su semen saldrá de su cuerpo de algún modo.
¿Lo de la imagen se puede considerar pecado?
Consciente o inconscientemente, voluntaria o involuntariamente. No se puede evitar. Lo que un hombre puede evitar es masturbarse.
Desde la doctrina de muchas religiones y desde la católica en particular, la masturbación voluntaria se considera grave pecado. De ahí la importancia del control de la castidad.
¿Qué es el pecado, para que la masturbación sea considerada un pecado?
Pecado tiene otro nombre, más claro, más comprensible: desamor. Desamor
es lo contrario al amor y a aquello que le amor (verdadero) hace. Pecado
es acto de desamor, algo que hace mal, que perjudica, que destruye.
Pecado es algo que te perjudica a ti, a
alguien, a la naturaleza.
Cuando nuestro Dios da mandamientos para no actuar de determinadas
maneras, es porque hacerlo no es bueno para nosotros. Nos puede
perjudicar. Todo. También el mandamiento que se refiere a la sexualidad.
La desobediencia al mandamiento se vuelve pecado justamente porque
genera, algún mal perjuicio.
Ante todo, es necesaria la distinción entre “eyaculación
necesaria” y “masturbación”. Eyaculación es el proceso natural y
necesario de eliminar el exceso de material sexual presente en tu
cuerpo. Masturbación es la provocación libre y voluntaria de la
sexualidad, con el fin de causar excitación intensa, al punto de llegar
al orgasmo, con la finalidad de gozar el placer que de él adviene.
La eyaculación natural, necesaria, no es desorden. No es pecado.
La masturbación es pecado en la medida en que perjudica tu sexualidad
espiritual, psíquica y física , o deja consecuencias negativas para el
futuro, o te convierten una persona vuelta hacia ti misma.
¿Cuándo la masturbación es pecado?
1. En momentos de debilidad: pecado leve de debilidad.
La masturbación puede suceder en un momento de debilidad de la voluntad,
en un acto aislado, fuera de los planes del, ideal de castidad del
hombre. En un desamor leve, un desvío mortal, una debilidad. Un pecado
leve, de debilidad.
2. Acto aislado, con adhesión: pecado venial.
La masturbación puede suceder en actos aislados, en la búsqueda, aunque
momentánea, del placer por el placer, impulsado por el deseo de gozo. No
está en los planes del joven masturbarse, pero lo realiza de vez en
cuando. Es un desamor menos leve, un poco más comprometedor, un pecado
leve, venial.
3. Descarga de tensiones, sin adhesión: no hay pecado alguno.
La masturbación puede suceder como necesidad de descarga de tensiones
internas. Se trata de un mecanismo psicológico, más o menos fuerte, o a
veces violento, que domina al hombre y lo lleva a provocar la
masturbación para descargar las tensiones. No hay pecado alguno, a no
ser que el joven haya dado toda su adhesión. A veces, la presión de lo
psicólogos es tan fuerte que “violenta” al joven. No hay pecado alguno.
4. Fuerza del vicio, sin adhesión: no hay pecado. Con adhesión por
debilidad: pecado leve. Con total y libre adhesión: pecado grave.
La masturbación puede ser provocada por la fuerza del vicio adquirido.
Si el joven ya no quiere la masturbación y lucha por curar el vicio, por
librarse de la masturbación, pero en la lucha es vencido por la
compulsión del vicio de masturbarse, no hay pecado. Hay, tal vez, una
falta leve, de debilidad. Si, por causa de la voluntad débil, acaba
adhiriéndose al impulso del vicio y practica libremente la masturbación,
peca gravemente. Comete pecado grave.
5. Decisión voluntaria de masturbarse: pecado grave.
La masturbación puede realizarse como una decisión libre de buscar
permanentemente el placer del orgasmo. Por su decisión, el hombre entra
por los caminos de vicio, causa la propia esclavitud y pasa a adquirir
las consecuencias negativas del vicio. En este caso hay un desamor
consciente, libre y habitual: un desamor grave, un pecado grave, mortal.
Es claro que siempre debe haber, por parte del que practica, dos
condiciones de que se trata de un pecado:
a) Que sepa, tenga conocimiento de que se trata de un pecado;
b) Que libremente quiera realizar la masturbación, sin importar si es pecado o no.
Para el hombre, lo importante es descubrir la grandeza y la belleza de
tu sexualidad, asumirla con inteligencia, valorizarla como ella merece,
preservarla de todo desvío y vivirla en la libertad de la castidad
asumida concientemente y voluntariamente.
¿Eyaculación o masturbación?
Esta distinción es importante para el hombre, que quiera vivir una vida sexual en castidad.
A veces se tienen dudas sobre la función de su sexualidad: ¿eyaculación o masturbación? La
duda atormenta a quienes pueden pensar que todo es pecado. Sólo la masturbación es un pecado. Uno por más que se
esfuerce, no puede conseguir controlar o evitar eyacular y eso no es pecado.
Vamos con algunas aclaraciones.
1. Recuerda que para una sexualidad perfecta, que funcione bien, es necesario producir hormonas tan necesarias para tu masculinidad, que
produce el esperma y los espermatozoides. Recuerda que todo este
material sexual queda almacenado dentro de tu cuerpo y que en
determinado momento necesita ser eliminado, eyaculado.
2. Recuerda que tu propio cuerpo, ayudado por el psiquismo, se encarga
de eliminar el material de exceso, a través de eyaculaciones nocturnas,
espontáneas, o de eyaculaciones que se manifiestan en algún momento
apropiado.
3. Recuerda que, para eyacular, es necesario todo un mecanismo muscular
que involucra el pene y el cuerpo, a fin de que el material sexual sea
eliminado. Ese mecanismo muscular es natural y necesario para la
eyaculación. El propio organismo sexual lo desencadena y realiza.
4. Recuerda que, no habiendo vicio de masturbación por el cual el
material sexual es eliminado, y no habiendo relaciones sexuales, en las
cuales también siempre se produce la eyaculación, el material sexual
queda almacenado en tu cuerpo. Cuando hay exceso, tu organismo fuerza,
provoca, para que haya una eyaculación necesaria.
5. Recuerda que las poluciones nocturnas, sucedidas durante el sueño,
aunque provocadas por sueños eróticos o por manipulación de tus propias
manos, son un proceso natural, normal. ¡No hay pecado alguno!.
6. Recuerda que, también, tu psiquis colabora directamente con tu físico
sexual, ayudándolo para que se creen las condiciones para las
eyaculaciones necesarias. Esta ayuda es prestada a través de las
fantasías, de los pensamientos, de los deseos eróticos, del deseo de
acariciarse, de manipular los genitales, etc. Percibiendo la necesidad
del físico, lo psíquico viene en su ayuda con aquellas manifestaciones,
pues sabe que a través de ella el organismo se excita, se desencadena el
proceso muscular necesario y, con él, la propia eyaculación.
Por lo tanto, entiende bien esto que, además, es importante. En los hombres castos, que no se masturban, cuando el depósito de material
sexual es repleto, las fantasías, los deseos, los pensamientos y el
deseo de manipular los genitales surgen como una colaboración de lo
psíquico e la necesidad de la eyaculación. Se percibe que, realizada la
eyaculación, todo aquel erotismo desaparece.
7. Es evidente que, fuera de este contexto, las fantasías, los deseos,
los pensamientos y las miradas de contenidos eróticos, así como toda
caricia erotizante, provocan el impulso psíquico de la sexualidad. Éste,
a su vez, hace funcionar los órganos genitales que producen el material
sexual y vierten hormonas a la sangre. Las hormonas sexuales excitan,
despiertan el mecanismo muscular sexual y pueden llevar hasta una
eyaculación. En este caso, se trata de una masturbación provocada, de
una verdadera masturbación. Por eso la opción por la castidad lleva a
sustituir tranquilamente tales pensamientos, deseos y fantasías
erotizantes por otros de contenido no erótico. La virtud de la castidad
ofrece su fuerza suficiente para realizar esta sustitución.
8. Cuantas más hormonas sexuales haya en el cuerpo y cuanto más material
sexual esté depositado, tanto más intensamente tu psiquis se agitará
para provocar la eyaculación. En esta situación los pensamientos, los
deseos y las imaginaciones eróticas, así como la necesidad de
acariciarse, se tornan más intensos. Mayor se torna el interés sexual
por el otro sexo, mayor el deseo de poseer sexualmente. Todo, como
mecanismo para la descarga de la eyaculación. Ante esta realidad, para
mantenerse en la castidad, es necesario ser prudente, vigilar la opción
que has hecho.
Un ejemplo y sus conclusiones.
Pepe es un joven de 23 años. No tiene novia. Tiene muchas
amistades. Alegre, amable, buen carácter. Escogió la opción por la castidad. Vuelve de clase, va a tomar un
baño, a comer alguna cosa. Va a
la ducha. Durante el
baño, inesperadamente, percibe que aparece una excitación genital
creciente, fantasías eróticas, ganas de manipular los genitales. Intenta
controlarse y sustituir las fantasías, no ceder al deseo de provocar la
masturbación. Pero la excitación aumenta, se siente envuelto,
inesperadamente comienza a manipular el pene, como en un descontrol.
Reacciona, se controla, pero la excitación prosigue y se produce la
eyaculación.
¿Hubo masturbación? ¿Hubo colaboración responsable? ¿Fue pecado? ¿Hubo
sólo eyaculación? ¿Es necesario preocuparse? ¿No respeta la castidad?
Hubo simplemente una eyaculación necesaria, natural, sin pecado, ni
impureza ni quiebra de la castidad. Su organismo estaba cargado de
material sexual, y el psiquismo aprovechó esta oportunidad del ambiente
privado para eliminarlo. La presencia insistente de pensamientos y
fantasías eróticas, son la colaboración de las manos, todo fue impulsado
naturalmente por el psiquismo. Fue una acción provocada por la psiquis
para favorecer el mecanismo de la eyaculación.
Lecciones.
Pepe no tenía intención o voluntad de provocar la masturbación, ni
era su costumbre hacerlo. Cuando surgieron la excitación, las fantasías
y el impulso de acariciarse, intentó no ceder. La manipulación del
genital fue inesperada, entendida más como una forma de colaborar antes
que la eyaculación aconteciese y no como una forma de buscar el orgasmo.
Además, como es común este aparente descontrol de colaborar con las
manos para la eyaculación (a veces, hasta dormido), y como ante él los que quieren ser castos, quedan desorientados, vale la pena
afirmar una vez más que se trata de un impulso de colaboración
espontánea para ayudar al físico a poder eyacular. Un poco parecido al
esfuerzo que hace para “ayudar al intestino” a eliminar las heces. O
como colaboración que se da, a través de la comprensión de aires, para
“soñarse”, cuando se está engripado.
Del ejemplo anterior surgen algunas orientaciones:
• Mantenerse firme, siempre, es tu opción por la castidad.
• Admitir tranquilamente que tu organismo necesita eyacular.
• Admitir que, para eyacular, es necesario que funcione todo el mecanismo muscular de excitación.
• Admitir tranquilamente que, en la eyaculación, haya el placer de tu orgasmo. El placer es inherente a la eyaculación.
• En las intervenciones de ayuda del psiquismo, a través de las
fantasías, pensamientos, deseos, o impulsos de manipulación, no te
perturbes. Procura controlarlos. No los asumas, no te entregues
voluntariamente a ellos. Pon orden en el desorden.
• Si ocurre un impulso descontrolado de tus manos, calmadamente, intenta
retomar el control. Si la colaboración llegase a provocar la
eyaculación, no te perturbes. No hubo intención tuya.
• Permanece firme, siempre, en tu decisión de mantener la castidad. Lo
que vale mucho es justamente esta “opción fundamental” de mantener la
castidad.
• El uso de un dispositivo de castidad para evitar las tentaciones de masturbarse puede ser una ayuda interesante si a uno le cuesta evitarla. Por ejemplo se puede guardar la llave en el congelador o en algún sitio de forma que no se pueda uno tocar en cualquier momento.
En conclusión por todo lo expuesto, lo de la imagen de arriba no se puede considerar pecado.
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