Con pocas palabras.
Es mucho más fácil de lo que imaginas.
Susurrando en su oído mientras la follas, diciéndole que te tiene que pedir permiso.
Diciéndole que no le vas a permitirselo, que no se ha ganado ese derecho.
Preguntándole qué te daría para poder autorizarla a correrse, haciéndoselo repetir, más fuerte.
Cuando ella está cerca en esa cúspide del orgasmo,
Para ella tener un orgasmo se convierte en más que una necesidad.
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