jueves, 1 de diciembre de 2016

Micro relato. El poder absoluto.

Ella sabe perfectamente cómo jugar sus cartas; y está acostumbrada a ganar la partida. Su encanto en inherente, palpable; es algo que ella conoce y sabe explotar; y que a ti te hace aun más débil.
Embaucarte es fácil para ella, le basta una mirada, un gesto; cualquier roce.

Con poco te tiene casi ganado; casi a sus pies. Pero ella quiere más, lo quiere todo; y sabe que le pertenece por derecho propio. Y por ello urde un plan a tus espaldas, del que tú vas a ser la dulce víctima.

Juegas en su campo, pero no te importa, Te dejas desnudar, y la ves desnudarse. La sientes tan cerca que te da vértigo. Está impresionante; y ella lo sabe. Te conduce a la cama con suavidad, con besos contados, con gestos cuidados.

Después saca algunos de esos juguetes que a ella tanto le gustan, y que a ti te encanta que use.
Pero cuando estás a su merced, inmovilizado en el placer más absoluto, ella saca un juguete nuevo; uno que no habías visto, uno con el que va a ganar la partida de manera definitiva.

Notas el frio, necesario para rebajar tus deseos más primitivos, mientras ella descubre la jaula en la que encerrará para siempre tu voluntad.

No intentas nada, aunque nada podrías hacer, y ves como ella te la coloca en tu miembro indefenso.

Después te enseña el candado con el que sellará tu sumisión a ella, y finalmente oyes ese chasquido que certifica tu derrota, tu nuevo rumbo, porque ella quería más, y ahora tiene el poder absoluto.


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