Colaboración, para el blog de C.V.
Comparto una carta que escribió mi marido (a petición mía) sobre
que sus sentimientos y deseos para compartirla con vosotras. Sé que este
tipo de explicaciones os sirven de ayuda para entender algunas cosas
reales. Le pedí la escribiera sin tabúes. Espero os sirva de ayuda. Aprovecho para declarar que Yo también le amo
por cómo es.
Soy un hombre sumiso que estuve casado con una mujer que es
ahora mi Ama 24/7. Aunque ya no estamos casados, mi función actual es la de esclava
de mi esposa, Sara.
Mi esposa Sara y yo nos casamos a la edad de veintiocho
años. Al principio de nuestro matrimonio, en la misma luna de miel, ya le conté
mis fantasías sumisas y durante los primeros años, a veces, ella trató de jugar
algún papel de Dómina conmigo, pero la mayor parte del tiempo ella me mostró su
poco interés en esto de la dominación femenina. En estos primeros años, con algún
que otro problemilla, considero que hemos tenido un buen matrimonio, pero a
menudo nos peleábamos, ya que ambos teníamos distintos puntos de vista cuando
se trataba de tomar decisiones que afectaban a nuestro matrimonio. En esos
momentos que vi peligrar mi matrimonio, compré un dildo y una vara y le pedí
que probáramos al menos una o dos semanas. Ella apenas usó alguna noche el
dildo en mi trasero, pero no se atrevió a ir más allá con la vara.
Sara no quería la idea de la dominación femenina que yo le
planteé, pero aparecieron algunas dudas dentro de sí misma de si se trataba de
un estilo de vida que ella querría vivir conmigo. Ella seguía vigilando mi
actividad web y continuó haciendo su propia investigación durante meses. Un
día, ella me habló de mis hábitos de navegación web y comenzó a hacerme
preguntas. Hace tres años, Sara vino me preguntó si todavía quería ser dominado
por ella en el dormitorio. Yo le dije que eso era lo que había fantaseado desde
que era un adolescente. Sara me explicó con calma que ella estaría dispuesta a
dominarme, pero tenía que ser una cosa normal para ella y no un juego para unas
horas como había ocurrido la primera vez. Ella fue muy honesta y clara, me dijo
que ella tenía que sacar algo de provecho de este estilo de vida. Me dijo que
ese tipo de relación iba a tener que ir más allá del dormitorio con el fin de
que le resultara satisfactorio para ella. Ella me explicó que quería probar eso
de convertirse en la jefa de nuestro matrimonio, pero me exigía total sumisión
a ella en todos los ámbitos de nuestra vida. Estaba excitado y tenía dudas
acerca de su propuesta, pero siempre pensé que podría manipularla, por lo
tanto, yo estuve de acuerdo. Tal vez, en ese momento, estaba subestimado su
determinación y compromiso.
Al principio comenzó haciendo todo lo que había esperado y
deseado durante años. Hablamos acerca de todo y Sara me preguntó qué tipo de
actividades de tipo D&S deseaba y que ella quisiera practicar; compró
algunos libros como "S&M 101" y "Amor distinto" para
que pudiera estar bien informada sobre las actividades de D&S.
Comenzó comprando cosas de cuero para azotarme y atarme.
Teníamos relaciones sexuales frecuentes durante estas sesiones y yo estaba
disfrutando de verdad. Además, ella me estaba haciendo muy pocas exigencias
fuera de la habitación, así que pensé que estaba satisfaciendo por completo mi
sueño. Pero eso al poco tiempo comenzó a cambiar. Sara me compró una jaula
CB6001 y me dijo que quería que me acostumbrase a llevar un cinturón de
castidad de forma permanente. El pensamiento de su control sobre mi liberación
sexual era emocionante para ella y aunque no era una locura esa idea, sabía que
tenía que hacer cosas que le interesaban si quería que continuara dominándome
en el dormitorio, así que accedí a llevar eso puesto. Fue incómodo al
principio, pero finalmente llegué a llevarlo. Me dio instrucciones sobre la
higiene: debía rasurarme el vello púbico y tenía que aplicarme vaselina varias
veces al día. Al principio ella me liberaba una vez al día para la limpieza de
la jaula. Una vez que empecé a acostumbrarse al CB6001, Sara comenzó a hacer
que lo llevara durante una semana seguida, solo los sábados era el día que se
retiraba para la limpieza.
Me encerraba en ese aparato y así fue cómo ella me tenía
donde quería; comenzó a ejercer cierto dominio real sobre mí. Fue emocionante,
pero empecé a sentir miedo cuando vi que mi castidad se prolongaba
indefinidamente; a pesar de ello creo que ya estaba empezando a disfrutar de
esto de la castidad. Nunca había visto este lado de Sara. Cuanto más tiempo se
me negaba el sexo, yo estaba más excitado y me sentía más obediente y deseoso
de complacerla a ella. Empecé a desear adorar a su cuerpo todo el tiempo. Sara
me empezó a exigir tener su placer por vía manual y a veces oral durante
sesiones interminables. Estaba siempre encerrado en el CB60001 y durante horas
le daba masajes. Sara fue siempre una mujer sensual, pero ella se hizo aún más
sexual con su nuevo dominio sobre mí. Ahora ya no era capaz de masturbarme y
Sara ya no me permitía el orgasmo, empecé a contar los días, luego las semanas,
y cuando pasó de dos meses sin orgasmo para mí, dejé de contar. Me pareció que
esto iba a ser muy frustrante. Estaba empezando a soñar con Sara y su cuerpo. Ella
estaba en mi mente casi todo el tiempo. Y los masajes, besos y atenciones se
las daba yo con mucho placer, mientras a mí me era negado siquiera poder tocar
mi pene. Me estaba convirtiendo en más sumiso hacia ella. Y al poco me
sorprendí pues empecé a disfrutar de sus orgasmos, como si fueran míos. Ella
estaba empezando a tomar todas las decisiones en nuestro matrimonio y me
encontré cómodo no discutiendo con ella y no discutir nunca sus decisiones.
Todo lo que quería hacer es que ella alcanzara un orgasmo por mí. Sara tuvo un
montón de sesiones de masajes en la espalda no siempre era placer por vía oral,
casi era un premio el autorizarme a eso, y cuando ella no podía obtener
suficiente placer de mí, me indicaba que usara el vibrador. Yo mientras
permanecía todo lo excitado que permitía el espacio hasta llenar la jaula
CB6001 y mis bolas entonces comenzaban a doler por esa erección y por mi
negación. Siempre tenía ganas de ir a la cama para el sexo, y fantaseaba con
Sara, pero el único alivio que estaba recibiendo eran sueños húmedos
ocasionales. Pero cuando le confesé esto a ella, ella me castigó con la
administración de una buena azotaina. A Sara no le gustaba azotarme, no estaba
ni está interesada en las áreas físicas de D&S. Sara disfruta el
intercambio de energía psicológica que obtiene de la castidad masculina
forzada, eso la excitaba. Sin embargo, ella me castigó físicamente cuando le
desobedecí y ella entendió que los sueños húmedos eran una violación de sus
reglas. Así que me ató a la cama y me azotó bastante fuerte con una fusta que
había comprado en el Decathlon. Sara me estaba asignando tareas para hacer en
la casa y ella estaba limitando severamente mi tiempo de televisión y de
Internet. Me regaló una depiladora y quería que la usara en mi cuerpo y quería
que estuviera sin pelo. Mis genitales estaban ya sin pelo, ya que era casi era
una necesidad para el uso de la CB6001. Pero ahora Sara también quería que
afeitara mis axilas, el pecho, las piernas y todo el cuerpo. Ella quería que yo
estuviera suave y sin pelo para ella. Experimentó conmigo la idea de
feminizarme y ella me exigió vestir con camisón para dormir, luego que hiciera
todas las tareas de la casa con un conjunto de ropa interior que me compró.
Luego me compró una bata femenina y demás cosas y al poco ya me tenía a su
servicio, mientras que yo estaba vestido femenino en casa encargándome de todas
las tareas. Una vez más, me estaba convirtiendo en más sumiso hacia ella. A
pesar de eso, yo la deseaba más. También experimentó conmigo el uso de nuevos
juguetes para ella como un strapon-gag, un nuevo vibrador Magic Wand, y un
consolador. El sexo se convirtió únicamente en que toda la satisfacción fuera
para ella, y la única mía fueran darle placer y proporcionarle orgasmos. A
veces tuve algún orgasmo que fue supervisado en sesiones de masturbación
delante de ella de acuerdo con sus indicaciones.
En ese momento, se planteó la ampliación de los tiempos entre
los orgasmos y muy pronto llegué a recibir alivio sexual tan solo una vez cada
cuatro o seis meses. Sara pidió cita en un centro de depilación láser, quería
que la depilación fuera permanente. Me dijo que yo le gustaba más cuando
actuaba de forma femenina. Hace unos dos años a la edad de cuarenta y tres
años, Sara quería el máximo control sobre mí. Le encantaba ser mi jefa y ella
no quería volver a lo de antes. Encontró un sitio web en el que vendían
dispositivos de castidad. En este sitio, hablaba sobre la conversión del marido
en una lesbiana masculina. Esto realmente le interesaba a Sara, ya que esta es
la forma en que nuestra relación prácticamente ya se había convertido. Se me permitía
hacer el amor con mi mujer voluptuosa utilizando sólo las manos, a veces la
lengua y sus juguetes. Ella estaba limitando mis orgasmos de nuevo a períodos de
negación aún más largos. Sara vino a mí un día y dijo que necesitaba tener una
charla importante. Sara sabía que había ganado el control increíble sobre mí,
pero también sabía que este estilo de vida tenía que ser de respeto mutuo y con
mi consentimiento. Sara me dijo que me iba a dar una opción. Le gustaba nuestra
relación actual, pero quería poder tener un mayor control sobre mí. A pesar de
que me había convertido en un buen marido sumiso, todavía sentía que a veces
desafiaba su autoridad y no le gustaba la forma en que siempre le preguntaba
acerca de sus idas y venidas. Sara me dijo que, a su juicio, lo que le impedía
ejercer un poder total sobre mí era el hecho de que todavía me veía a mí como
su marido y esto la llevaba a tratar de tener cierta igualdad con ella; me dijo
que, si bien la mayoría de las parejas pueden equilibrarse entre los dos, que
ella no podía. Ella fue honesta conmigo y me dijo que quería dominar y
controlar a un hombre de la forma en que ya me estaba dominando y controlándome
a mí; añadió que quería transformarme en una lesbiana masculina y que fuera su
esclavo 24/7. Me mostró dispositivos de castidad permanentes con un piercing Príncipe
Alberto. Sara me informó entonces que quería colocar un dispositivo de este
tipo en mí. La elección era mía; podría ser su marido o su esclavo, pero no
ambos. Si elegía ser su marido, todas las actividades de D&S se detendrían
y nuestra vida FemDom quedaría a un lado. Sin embargo, si yo elegía ser su
esclavo, entonces solo tenía que buscarme algún sitio que me hicieran ese
piercing. Me dijo que quería que dejara de actuar como su marido y que yo me
dedicara para atender sus necesidades y deseos sin derecho a cuestionarle nada
jamás a ella. Ella me dio una semana para decidir, pero añadido que, si me decido
a ser su esclavo, esta decisión sería con hechos, no con palabras, mostrándole
si me había hecho el piercing. Era la última decisión que me permitía tomar.
No podía ser más dominante de lo que ya era. Ella estaba tan
caliente y deseable para mí así. Me sentía débil y yo sabía que quería ser su
esclavo. Si ella me habría dado esta elección un año antes, puede que hubiera
optado por permanecer como su marido, pero después de experimentar su
naturaleza dominante y controladora, sabía que no iba a estar satisfecha con
ser otra cosa que no fuera su esclavo 24/7. Yo tenía una preocupación; le
pregunté si en caso de que me decidiera a ser su esclavo, ¿podría seguir
teniendo intimidad con ella? Sarah me dijo que disfrutaba mucho de mí si
actuaba como su lesbiana masculina y que no tenía ningún plan para poner fin a
esa parte de nuestra relación. Sin embargo, ella me dijo que una vez que yo
fuera su esclavo, ella tenía el derecho de cambiar las cosas. Mientras le
gustara lo que yo le hacía, lo más probable sería que permitiera el acceso para
adorar algunas zonas de su cuerpo, pero que eso sería una recompensa y un
privilegio y no un derecho. Ella también me dijo que iba a tener el derecho a
salir, tener citas, e incluso tener algún amante si yo era su esclavo. Ella me
prometió que no tenía a nadie en mente en este momento, pero quería que yo
supiera que una vez que yo fuera su esclavo, eso no sería asunto mío. Dudé pero
hacer realidad eso me excitaba. Tomé varios días, pensé en ello largo y
tendido. Al final de la semana, le dije a Sara que me acompañara al local de
piercings, me retiró la jaula, y me lo hice. Así fue como antes de finalizar el
plazo le dije a Sara que la amaba y que había tomado la decisión de que lo
mejor para nuestra relación era que ella estuviera a cargo de todo. Por lo
tanto, yo había elegido ser su esclavo. Sara sonrió por mi decisión y mientras
me arrodillaba ante ella, fue a buscar un collar de perro y lo puso alrededor
de mi cuello y me indicó que besara sus pies. Sara me encargó la compra online
de uno de los dispositivos de castidad para el piercing Príncipe Alberto.
A las pocas semanas, mi cuerpo sanó de la perforación y pudo
colocar el dispositivo de perforación y la nueva jaula de castidad. Sara
superviso las curas durante los siguientes meses. Yo era capaz de hacer todas
las funciones, como orinar y ducharme. Sin embargo, este dispositivo era tan
restrictivo, que ya no podía conseguir una erección completa. Sara no me dejó
salir de ella (el cinturón tenía un sistema de bloqueo con llave y ella la
tenía) pero ella me dio un orgasmo mensual a través de un ordeño de próstata.
El ordeño era para liberar un poco de semen, pero no para mi placer. Era muy
frustrante, pero esto sólo excitaba más a Sara. La buena noticia para mí fue
que cuanto más se excitaba más podía darle placer a ella. Sara compró, junto con
el dispositivo de castidad, una funda de látex que se colocaba sobre el
dispositivo de castidad por lo que la mujer puede tener relaciones sexuales,
pero el hombre no siente placer. Esto era increíblemente frustrante. Sara
montaría sobre mi pene y yo no podía sentir ninguna sensación. Me encantó ver cómo
sus pechos rebotaban hacia arriba y abajo y sentir su cuerpo sobre el mío, pero
era realmente extraño no sentir su coño a pesar de que estaba dentro de ella.
Una vez que Sara determinó que podía estar en mi dispositivo de castidad de
forma permanente, ella guardaba más sorpresas para mí. Sara ejercía su poder y
control sobre mí, pero quería que el control fuera total y completo. Sara me pidió
las claves online de mis cuentas y me dijo que había encargado los documentos
legales para una demanda de divorcio y que tenía cita. Sara había encontrado
una abogada y me llevó a verla, junto con una amiga del trabajo que actuaba de
testigo. Sara me sugirió firmar el acuerdo amistoso de divorcio en la que cedía
los bienes en común a ella a cambio de una compensación económica. Estaba un
poco asustado por todo esto pero cuando la abogada me presentó el acuerdo para
que lo firmara, sentí que debía hacerlo. La mujer que nos acompañó, su amiga,
me dijo que se encargaría de los trámites ya que la separación amistosa era
legal. Yo estaba allí, en presencia de tres mujeres, mi mujer, su amiga y la
abogada. Nunca olvidaré lo sumiso y humillado que me sentí cuando Sara me dijo
que firmara los documentos del convenio de separación amistosa. Yo también estaba excitado y aunque no pude
conseguir ninguna erección debido al dispositivo de castidad, estaba lleno de
sumisión y de excitación sexual. Voluntariamente firmé los documentos y Sara y
la abogada y su amiga que actuaba como testigo añadieron sus firmas. Tan solo faltaba ratificarnos ante el juzgado. Entonces ya sería
oficial. Ahora estaba bajo control y dominio total de mi esposa. Sara había
logrado su objetivo, pero eso no fue el final de la misma para mí en este día.
Después de que dejamos la oficina de abogados, volvimos a la casa con su amiga y
me retiró el dispositivo por primera vez en más de seis meses, pero rápidamente
lo volvió a instalar, pero esta vez con tornillos rompibles. Sara entonces me
informó que ya no era su marido, pero sí su esclavo, y que mi castidad sería
permanente. Una vez que el dispositivo estaba firmemente en su lugar, apretó
los tornillos hasta que las cabezas se rompieron. Ahora la única salida posible
sería el corte de la jaula. Mi esposa y su amiga brindaron con champán mientras
yo permanecía desnudo a cuatro patas en el suelo totalmente sumiso y entregado.
He estado en este dispositivo desde entonces y me ordeña una
vez cada varios meses y ya no soy capaz de conseguir poner el pene totalmente
erecto. Desde ese día, Sara realmente ha intensificado su dominio sobre mí.
Hago todo el trabajo de la casa y ahora ya no duermo con ella en la misma cama,
estoy en otra habitación. Únicamente estoy autorizado atenderla como una
recompensa o cuando ella discrecionalmente lo decide así. Sara me hace trabajar
duro. Estoy en total sumisión a Sara. Ella es ahora mi Ama y ya ni siquiera es
mi esposa en un sentido legal. Además me ha asignado tareas de asistente tres
horas al día en casa de su amiga. Su amiga una vez a la semana me disciplina y
también hago todo el trabajo doméstico para ella. Sara es dueña de todo y yo
soy su esclavo. La deseo de forma sexual todo el tiempo y me he convertido en
su lesbiana masculina cuando ella me permite la intimidad que no es siempre. Ha
sido un verdadero desafío para mí adaptarme a esto, pero en general he de
confesar que estoy feliz. La amo y me siento muy unido a ella. Hemos conectado
de una manera que nunca habría soñado que era posible.
Yo estaría muy satisfecho si el tiempo se detuviera aquí.
Sin embargo, ella quería ir aún más allá. Sara conoció a un hombre más joven
(treinta y pocos) y tuvo una citas con él. Resulta que él también es un hombre
sumiso y Sara lo entrenó para ser un buen sumiso y después de que ella se
sintiera cómoda con él, lo llevó a la cama. Su nombre es Esteban y se ha
convertido en el novio y amante de Sara. Ella tiene relaciones sexuales con él
y no estoy hablando sólo de lo que le permite adorar su cuerpo. En realidad se
ponen a follar. Sara me dijo que ella siente que esto es bueno para mí, ya que
me está deshaciendo de todos los celos masculinos y que estoy aprendiendo
humildad. Ella me dijo que tengo que poner sus necesidades por delante de las
mías y que yo debería estar feliz de que ella sea feliz con su joven amante.
Sara me dice que todo esto es una parte del proceso de su control y de
dominación.
Aquí es donde estamos hasta la fecha. Esa es nuestra
historia de vida real. He leído muchas cosas sobre los cuernos en vuestra página
y ahora tengo una mejor comprensión de lo que mi esposa me está haciendo. La
mayor diferencia entre Sara y yo y las parejas que escriben sobre los cuernos
es que no se incluye en su vida el amor con el otro, en este caso Esteban. No
tengo ni idea de lo bien dotado que es o de ningún detalle íntimo. Sara no
habla conmigo. A veces les escucho tener relaciones sexuales, pero Sara no es
apenas ruidosa a propósito, tal vez para humillarme. Los escucho sólo porque
las paredes de la casa no son muy gruesas y de noche se oye algo si estoy muy atento.
Debo admitir que no me gusta que ella tenga un novio, pero no me atrevo a
discutir con ella. Yo sé que ella diría que no es de mi incumbencia, ya que
ahora soy su esclavo. No me atrevo a discutir con ella porque me temo que ella
se molestaría y no me permitiría adorar su cuerpo. Ahora que ella tiene un
amante, me doy cuenta de que ella no me va a permitir el acceso a su cuerpo
igual que antes; está recibiendo mucho placer si yo soy su lesbiana masculina.
Yo vivo para ella. No quiero hacer nada para poner en peligro esta relación,
nuestra relación. Sara es mi Ama y al hecho de que ella puede hacer lo que le
plazca sin poderle pedir explicaciones, me hace sentir que debo trabajar duro
para ella y su amiga, estar cerca de ella es mi recompensa. Me gustaría poder
decir que yo soy el esclavo perfecto para ella, pero tengo mis malos momentos
por lo que ella en consecuencia se encarga de corregirme. Me encanta Sarah y en
general estoy feliz. Debo decir que me encanta ser esclavo de una mujer y no sé
qué tiene esta mujer que ejerce tanto poder y control sobre mí. Mi único
problema es que lucho con pensamientos negativos a veces. Estoy a punto de cumplir
cuarenta y seis años el próximo mes y todavía soy un hombre joven y saludable.
A veces siento que ser negado de manera permanente y ser esclavo de mi
ex-esposa me resulta difícil de manejar emocionalmente, especialmente cuando más
tiempo pasa con su joven amante sumiso. Le he dado todo. La amo y estoy feliz
la mayor parte del tiempo en este papel. Se siente bien y me encantan los
sentimientos de sumisión que inundan mi mente cuando estoy sirviéndola. A veces
tengo emociones negativas, pero no están dirigidas hacia ella, sino hacia a mí.
A veces siento que le he dado demasiado poder sobre mí y, como me resultado, he
perdido mi dignidad humana. No me malinterpreten, no me siento de esta manera a
menudo, la mayoría de las veces me siento en paz conmigo mismo. Pero hay esos
momentos que siento que yo quiero a Sara y deseo tener de nuevo relaciones
íntimas que yo realmente pueda sentir. Estoy tan acostumbrado a este
dispositivo de castidad que no sé dónde mi carne termina y donde se inicia el
dispositivo. Me siento erecto en mi mente todo el tiempo, pero no puedo
lograrlo debido a este dispositivo. Estoy tan loco por Sara y sueño con poder
tocar su cuerpo. Sé que es egoísta, pero no puedo resistirme a ella. Su egoísmo
la hace más atractiva para mí y creo que esto es lo que yo desprecio de mí
mismo. No tengo ninguna dignidad ante sus ojos y eso es lo que ella quiere. Yo
quería esto desde que era un niño y sé que si ella fuera a liberarme mañana, yo
desearía convertirme en su esclavo de nuevo. Así que ese es mi dilema. Luché
contra esta necesidad de ser sumiso toda mi vida. En el fondo, sabía hacia dónde
esto me dirigía. Yo sabía que si compartía la fantasía de la dominación
femenina con mi esposa, ella me esclavizaría a la larga. Temía esto, pero cedí
a ello, no obstante. Ahora me ha dicho que tiene planes de boda con Esteban, se
va a vivir con nosotros, ya no hay escape para mí e incluso si lo hubiera, no
quiero escapar. Una parte de mí quiere ir aún más profundo en la sumisión a
ella. Así que aquí me tienen: de casi cuarenta y seis años de edad, divorciado,
castigado de forma permanente y que ahora es esclavo de su exmujer.
me gusto mucho el relato,quisiera ser igual porque me siento asi sumisa y esclava
ResponderEliminar