Las únicas tareas donde predominan los hombres es en las reparaciones domésticas.
Las mujeres dedican diariamente 2,5 horas más al día que los hombres a
tareas domésticas y de cuidado, 1,4 horas menos al trabajo remunerado y 1
hora menos al ocio y el tiempo libre, según recoge el informe Spanish Gender Gap,
de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). La llegada de
un hijo, subraya el informe, ahonda ese reparto desigual de tareas.
La investigación, realizada en Estados Unidos y publicada en American Sociological Review, se nutrió de una comparación entre parejas casadas hasta 1974 frente a los matrimonios de años posteriores. Utilizó datos nacionales de 6.300 parejas heterosexuales de edades comprendidas entre los 18 y los 55 años. Con ellos se analizó el efecto que causa en la estabilidad matrimonial la división de las tareas del hogar, los recursos económicos de la pareja y la capacidad de las mujeres para mantenerse económicamente en caso de separación.
Según los resultados, los factores financieros no desempeñaron un papel crucial en el divorcio.
El reparto de tareas del hogar sí afectó al éxito de las relaciones, pero se encontraron diferencias acerca de qué división de tareas era mejor para la estabilidad matrimonial.
En las parejas casadas antes de 1975, los investigadores observaron que cuanto mayor es el porcentaje de tareas del hogar realizadas por la mujer, menor es la probabilidad de fracaso matrimonial. Pero no ocurre lo mismo en los matrimonios contemporáneos: “Las parejas casadas más recientemente tienen expectativas diferentes en cuanto al reparto de tareas. Las mujeres esperan que los hombres también pongan de su parte“, expresa la autora Alexandra Killewald, profesora de Sociología en la Universidad de Harvard.
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