viernes, 6 de enero de 2017

Rutina matrimonial.

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nullAnoche poco antes de acostarse. Mi esposa me dijo: "Me iría bien un masaje". Era la primera solicitud íntima de ella desde que estaba encerrado en el cinturón de castidad  en seis días y yo estaba feliz de tener la oportunidad de poder hacerlo. Ella relajó en la cama, llevaba sólo una camiseta, sin bragas, mientras yo trabajaba duro en todo su cuerpo, desde el cuello y los hombros hasta los pies. El masaje se prolongó durante al menos una hora, ella no se giraba, simplemente me dejaba hacer. Hubo un momento que llegué a pensar que se había quedado dormida. Pero finalmente se dio la vuelta y me dio la llave de la maleta de juguetes sexuales. Y me pidió que fuera a buscar el Hitachi. "De rodillas", dijo mientras regresaba con su juguete preferido. Me arrodillé al lado de la cama y apoyé las piernas mientras ella se deslizaba hacia mí por lo que su culo estaba ligeramente por encima del borde del colchón. "Creo que te gusta esto." Ella sonrió. Siempre me ha gustado bajar en ella, pero no siempre me permite hacer esto. No puedo ni explicar lo mucho que la amo y ella lo sabe. Ella huele a una mujer. Ella sabe como una mujer. No tengo idea de cuánto tiempo pasó, o cuántas veces vino en mi boca y me acaba de comer el coño y el culo y me perdí en su placer. Finalmente después de sus orgasmos ella se puso demasiado sensible y me hizo parar. Le di las gracias por dejarme servirla. Y al final me quejé un poco, diciéndole que daría cualquier cosa para poner mi pene en su interior. Ella se rió, se rió de verdad, pero entonces muy dulcemente dijo que no, que eso no iba a suceder. "Vas a aprender a vivir sin eso." Ella no toco ni miró siquiera mi pene encerrado, cogió la llave y me dijo que pusiera el vibrador en su sitio y que cerrara con llave la maleta de juguetes sexuales, y luego le devolví la llave. Mis calzoncillos estaban empapados y la mancha de humedad traspasaba, era mi pequeño pene que aún soltaba líquido preseminal media hora más tarde. Esta vez en castidad no eyaculé como otras veces. Nunca había sentido el sexo tan intenso..


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