jueves, 2 de febrero de 2017

Conociendo a Ana

Cuando presenté mi prueba de ingreso a Control de Castidad no imaginé que lo que era una fantasía terminaría en todos los acontecimientos sucedidos el último año.

Como muchos hombres desde muy niño me ha llamado la atención la ropa femenina, en especial la interior, muchas veces me sentí culpable por tener este gusto por estas  prendas, incluso llegué a pensar que tal vez tenía tendencias homosexuales, pero rápidamente descartaba está posibilidad, me gustan las mujeres, me gusta tener una hermosa mujer a mi lado, su piel suave, su aroma, la sensualidad femenina me atrae y bastante, mi pene siempre reacciona a la presencia femenina, conclusión, no soy gay, entonces qué pasa ?... Leyendo e investigando en la web descubrí que mi gusto por las prendas femeninas no es algo raro, de hecho muchísimos hombres han sentido esta misma atracción y llevan una vida completamente normal, con esposa e hijos, no debo sentirme mal por mis gustos ocultos. A diferencia de la ropa masculina, la ropa de mujer tiene muchísimas formas diferentes, materiales y colores que no encuentras en las prendas masculinas, la ropa femenina es pura sensualidad, mientras que la ropa de hombre es simplemente práctica pero aburrida y monocromática.

En algún momento de mi vida me decidí a comprar algún panty femenino, con todo lo que ello implica, la disputa interna entre si está bien o no que lo haga y el gusto irrefrenable de vestir este tipo de prendas, obviamente terminando siempre con mi pene entre mi mano en una frenética paja, tras la cual mi sentimiento de culpabilidad volvía con más fuerza, mis promesas de no volverlo a hacer y la pregunta recurrente siempre en este momento, por qué lo hago ??... Qué pasa si me descubren de esta manera ??.... 

Navegando en internet descubrí muchas conductas asociadas al gusto por la ropa femenina, es así como llegué a conocer temas como la dominación femenina y el sadomasoquismo. Mi pene agradeció muchísimas veces las largas horas que le dediqué en las noches a este tipo de consultas, encontré vídeos y muchísimos relatos sobre estos temas. También descubrí algo que me llamó poderosamente la atención, un pequeño artilugio diseñado para evitar la masturbación y erección del pene, pero que contradictoriamente suele generar una fuerte erección y obviamente de sólo pensar en tener uno, mi mano se dirige instintivamente a cumplir con el placer egoísta y solitario de una paja. Es así como me empecé a interesar por los cinturones de castidad soñando y fantaseando con que una poderosa Señora me dominara y me obligara a cambiar mis aburridos boxer por unos sensuales pantys y tal vez también me obligara a usar un sujetador y unas medias de mujer, que me sujetara con cadenas para darme una tanda de azotes en el culo y para evitar que pudiera resistirme a su dominio, pondría mi preciado pene en una jaula de éstas, evitando que pudiese tocarme y terminara masturbándome como siempre.

Mi trabajo me permite cierta libertad económica y me decidí a comprar uno de estos juguetes y entonces fue que buscando en la web páginas relacionadas con la castidad encontré este maravilloso blog que me ofrecía mantenerme en castidad a distancia, sin preguntas sobre mi identidad ni nada que pudiera comprometer mi posición social. Me decidí a hacer la prueba de ingreso y un mundo nuevo se abrió para mí. Alguno retos dentro del proceso de mantenerme en castidad implicaban comprar algunas prendas femeninas con el fin de mantenerme excitado y negados mis orgasmos, todo hacía parte del juego. Cumpliendo uno de estos retos me encontré en un almacén de lencería femenina, obviamente con mi aparato de castidad encerrando mi pene. Buscaba un juego de panty y sujetador para vestirlo y mostrar en el blog. Me acerqué tímidamente pensando en qué decir y como actuar delante de la hermosa joven que me atendió. Le dije que era un regalo para mi novia y elegí las prendas que iba a comprar con ayuda de ella. Cancelé en caja, dejando mis datos personales para el tiquete de compra.

Ya en mi casa cumplí con el blog el reto impuesto y me dispuse a permanecer todo el fin de semana encerrado en mi cinturón de castidad. Estaba por mi segunda semana bajo el control de la persona que maneja el blog. Mi teléfono sonó y era un número desconocido, una mujer con una hermosa voz se presentó como Ana y me preguntó que si me había quedado bien lo que había comprado, inicialmente pensé que era un error, tal vez habría marcado un número equivocado, pero ella me confirmó lo contrario al mencionar mi nombre. Me aclaró que era la mujer que me había atendido en el almacén de lencería y me dijo que no me sintiera mal, que muchos hombres acuden a estos almacenes a comprar lencería para ellos, sólo que pocos lo hacían con su pene encerrado en castidad, el candado de la jaula sobresalía un poco en mi pantalón y así fue como me descubrió. Me invitó a tomar un café para charlar sobre esto y al principio dudé, me llené de miedo, pero acepté.

Las fantasías son excitantes pero asusta cuando ves la posibilidad de que se conviertan en realidad.

Ana es una mujer que disfruta descubriendo hombres con tendencias sumisas y una de las formas más prácticas de hacerlo es mediante su trabajo en este almacén.

Al momento de acordar nuestra cita me pidió que acudiera con mi jaula y mi nueva ropa interior, me dijo que no debía tener miedo, que ella me ayudaría a llevar a cabo mis fantasías y que lo disfrutaríamos mucho. Fuimos a un sitio discreto en una zona no muy frecuentada de la ciudad y tomamos nuestro café charlando sobre nuestros gustos y deseos. Después de desnudar mi alma me invitó a su casa campestre para charlar un poco más íntimamente. Fuimos en mi carro y al llegar me pidió que le mostrara mi ropa interior, sintiendo una gran vergüenza accedí a quitarme mi ropa de hombre para quedar vestido únicamente con mis braguitas y mi sujetador, además de mi cinturón de castidad. Yo me sentía pequeñito, lleno de vergüenza ya que ella era la primera persona que me veía vestido de aquella forma. Se acercó a mí y metió su mano dentro de mi panty para tocar mi pene encerrado, una sonrisa me dijo que le gustaba lo que veía, preguntó por la llave del candado y se la entregué, suavemente desbloqueó mi jaula y comenzó a acariciar mi pene que en ese momento tenía una erección como nunca antes, comprendí que estaba habituada a estas situaciones y tenía claro lo que quería conmigo. Dejó de acariciarme y yo quería más, le pedí que siguiera, pero simplemente se dirigió a un armario y trajo algo con lo que me tapó los ojos, luego me puso mis manos atrás y cerró unas esposas metálicas alrededor de mis muñecas, me dijo que ahora no podría tocarme ni ver qué haría conmigo. Estuvo un buen rato acariciándome pero siempre paraba en el momento cumbre, estuve a punto de correrme varias veces y siempre me quedé en el borde del abismo. Ana trataba de enloquecerme, pensé cuando después de mucho jugar con mi pene lo volvió a encerrar en la jaula. Me puso un tampón suyo en el culo y me dijo que me vistiera, qué tal vez nos podríamos volver a ver dos días después, que, si me había gustado lo que pasó esa tarde, podríamos pasar muchas tardes cómo esa en adelante. Me vestí y me pidió que no me sacara el tampón hasta la mañana siguiente. Con una gran sonrisa en mis labios regresé e mi casa y me disponía a descansar cuando descubrí que no traía las llaves de la jaula conmigo. La llamé a su móvil para acordar la forma de recoger las llaves que por error había olvidado en su casa, pero me dijo que no era un error, ella las conservaría y sólo me liberaría cuando fuera el momento de hacerlo. Desconcertado después de escuchar aquello corté la llamada ansioso de nuestro nuevo encuentro dos días después.

Me encontraba allí en mi casa, con una excitación fabulosa y sin poder hacer nada al respecto. Esa noche dormí muy poco por el dolor en mis huevos producido por la poderosa erección contenida dentro de mi jaula y sumado a la sensación extraña del tampón intruso en mi inexplorado agujero.

Acudí a mi trabajo al día siguiente tratando de concentrarme en mi labor, algo bien difícil porque no podía borrar de mi mente la tarde anterior y a su protagonista, Ana se había convertido en mi Ama de llaves y nada podría hacer por ahora. A media tarde sonó mi móvil, era Ella, con pocas palabras me dijo en tono autoritario que debía comprar un nuevo juego de ropa femenina y adicionar un portaligas y medias, me esperaba al finalizar la tarde en su almacén para hacer la compra. Cuando llegué no la ví y me dirigí a la sección de medias pregunté por los portaligas y unas medias, la mujer que me atendió me preguntó por la talla y no supe que responder, le dije que mi novia era un poco más delgada que yo y más o menos de mi misma estatura. Me miró con una sonrisa cómplice y me llevó a la caja para cancelar las compras. Al salir sonó de nuevo mi móvil y Ana me dijo que me estaba observando cuando hacia la compra. Me citó al día siguiente en su casa al finalizar mi jornada laboral, debía vestir todo lo que acababa de comprar y debía hacerlo desde el momento de salir de mi casa para el trabajo si quería poder liberar mi pene. Estuve a punto de romper la jaula con mi erección, el miedo a ser descubierto usando aquella ropa interior y la expectativa de mi nuevo encuentro con Ana, me causó una erección que fue bien contenida.

Al llegar a su casa, cinco minutos antes de la hora acordada, ya no me pidió que me desnudara, simplemente me ordenó hacerlo y esperarla de rodillas en el medio de la sala vistiendo sólo mi ropa femenina, me vendó de nuevo los ojos y me puso en la boca una mordaza que era una bola que sujetó en la parte de atrás con correas, esposó mis manos en mi espalda y tranquilamente me dijo que acababa de tomarme como su sumiso, mi entrenamiento estaba a punto de comenzar, mis fantasías se hacían realidad. Me extendió una hoja y me dijo que era mi contrato de sumisión a sus deseos y debía firmarlo con mi leche, desbloqueó mi jaula y comenzó a leerlo. Aterrado escuché lo que decía, simplemente debería obedecer todas sus órdenes y tendría sólo una opción de no hacerlo mediante una palabra, así Ella suspendería la orden impartida y evaluaría si realmente era necesario hacerlo, si consideraba que no ameritaba el haber pronunciado aquella palabra recibiría un castigo que Ella decidiría en el momento. Estaba atrapado, pero, no era eso lo que había soñado ??

Después de leer el contrato, indefinido por cierto, procedió a masturbarme para la firma del contrato. Después de varios días sin poderme tocar entre el tiempo de castidad del blog y los días que Ana me tenía encerrado sin posibilidad de liberarme, creí que explotaría rápidamente, pero en el momento en que creí llegar al cielo en un maravilloso orgasmo, mi nueva Ama se detuvo y a los pocos segundos mi leche salió lentamente de mi pene para sellar mi destino a los pies de Ana con la firma del contrato de sumisión. Después de esto me volvió a encerrar y me llevó a otro salón donde después de inmovilizarme en un cepo donde introdujo mi cabeza y mis manos, quedando con mi culo a su total disposición, procedió a azotarme con un pequeño pero doloroso látigo, dejando mis nalgas completamente marcadas y doloridas. Puso abundante lubricante en mi agujero y me introdujo un acostumbrador anal que dejó por más de una hora para luego reemplazarlo por un pene de goma un poco más grande, me dijo que necesitaba mi agujero preparado para Ella cuando lo necesitara. Me puso unas correas para mantenerlo en su sitio y me liberó del cepo, luego, dolorido como estaba me llevó a la cocina poniéndome un collar que cerró con un candado y unió a una cadena que caía del techo y me dejó allí para limpiar y lavar una montaña de platos sucios, me dijo que en media hora debía estar todo listo si no quería recibir un nuevo castigo. Me apuré y pude terminar con su encargo. Me llevó de nuevo a la sala y tras ordenarme permanecer de rodillas me recordó que debería obedecerle al pie de la letra sus órdenes si quería salir de aquel aparato de castidad que yo mismo compré y bloqueé en mi pene. Tendría que ir, siempre que no estuviera trabajando, a su casa a limpiar y atenderla como el sumiso feminizado y en castidad forzada que ahora y desde hace un año soy a sus pies. Sólo me permite vestir ropa interior femenina y toda mi aburrida ropa interior de hombre fue a dar a la basura.

Desde ese día me ha permitido sólo 3 orgasmos, todos ellos arruinados como el de la firma del contrato, mi vida cambió por completo y aunque sigo cada día el blog de control de castidad, tuve que renunciar a estar bajo su dominio por exigencia de la nueva Dueña de mi vida.

Mi fantasía hecha realidad.

AndyG

2 comentarios:

  1. Precioso relato!!!
    Y enhorabuena por hacer realidad tus fantasias!!!

    ResponderEliminar
  2. excelente, genial por tener tu deseo cumplido
    gracias
    saludos

    ResponderEliminar