Como
muchos hombres desde muy niño me ha llamado la atención la ropa
femenina, en especial la interior, muchas veces me sentí culpable por
tener este gusto por estas prendas, incluso llegué a pensar que tal vez
tenía tendencias homosexuales, pero rápidamente descartaba está
posibilidad, me gustan las mujeres, me gusta tener una hermosa mujer a
mi lado, su piel suave, su aroma, la sensualidad femenina me atrae y
bastante, mi pene siempre reacciona a la presencia femenina, conclusión,
no soy gay, entonces qué pasa ?... Leyendo e investigando en la web
descubrí que mi gusto por las prendas femeninas no es algo raro, de
hecho muchísimos hombres han sentido esta misma atracción y llevan una
vida completamente normal, con esposa e hijos, no debo sentirme mal por
mis gustos ocultos. A diferencia de la ropa masculina, la ropa de mujer
tiene muchísimas formas diferentes, materiales y colores que no
encuentras en las prendas masculinas, la ropa femenina es pura
sensualidad, mientras que la ropa de hombre es simplemente práctica pero
aburrida y monocromática.
En
algún momento de mi vida me decidí a comprar algún panty femenino, con
todo lo que ello implica, la disputa interna entre si está bien o no que
lo haga y el gusto irrefrenable de vestir este tipo de prendas,
obviamente terminando siempre con mi pene entre mi mano en una frenética
paja, tras la cual mi sentimiento de culpabilidad volvía con más
fuerza, mis promesas de no volverlo a hacer y la pregunta recurrente
siempre en este momento, por qué lo hago ??... Qué pasa si me descubren
de esta manera ??....
Navegando
en internet descubrí muchas conductas asociadas al gusto por la ropa
femenina, es así como llegué a conocer temas como la dominación femenina
y el sadomasoquismo. Mi pene agradeció muchísimas veces las largas
horas que le dediqué en las noches a este tipo de consultas, encontré
vídeos y muchísimos relatos sobre estos temas. También descubrí algo que
me llamó poderosamente la atención, un pequeño artilugio diseñado para
evitar la masturbación y erección del pene, pero que contradictoriamente
suele generar una fuerte erección y obviamente de sólo pensar en tener
uno, mi mano se dirige instintivamente a cumplir con el placer egoísta y
solitario de una paja. Es así como me empecé a interesar por los
cinturones de castidad soñando y fantaseando con que una poderosa Señora
me dominara y me obligara a cambiar mis aburridos boxer por unos
sensuales pantys y tal vez también me obligara a usar un sujetador y
unas medias de mujer, que me sujetara con cadenas para darme una tanda
de azotes en el culo y para evitar que pudiera resistirme a su dominio,
pondría mi preciado pene en una jaula de éstas, evitando que pudiese
tocarme y terminara masturbándome como siempre.
Ya
en mi casa cumplí con el blog el reto impuesto y me dispuse a
permanecer todo el fin de semana encerrado en mi cinturón de castidad.
Estaba por mi segunda semana bajo el control de la persona que maneja el
blog. Mi teléfono sonó y era un número desconocido, una mujer con una
hermosa voz se presentó como Ana y me preguntó que si me había quedado
bien lo que había comprado, inicialmente pensé que era un error, tal vez
habría marcado un número equivocado, pero ella me confirmó lo contrario
al mencionar mi nombre. Me aclaró que era la mujer que me había
atendido en el almacén de lencería y me dijo que no me sintiera mal, que
muchos hombres acuden a estos almacenes a comprar lencería para ellos,
sólo que pocos lo hacían con su pene encerrado en castidad, el candado
de la jaula sobresalía un poco en mi pantalón y así fue como me
descubrió. Me invitó a tomar un café para charlar sobre esto y al
principio dudé, me llené de miedo, pero acepté.
Las fantasías son excitantes pero asusta cuando ves la posibilidad de que se conviertan en realidad.
Ana
es una mujer que disfruta descubriendo hombres con tendencias sumisas y
una de las formas más prácticas de hacerlo es mediante su trabajo en
este almacén.
Al momento
de acordar nuestra cita me pidió que acudiera con mi jaula y mi nueva
ropa interior, me dijo que no debía tener miedo, que ella me ayudaría a
llevar a cabo mis fantasías y que lo disfrutaríamos mucho. Fuimos a un
sitio discreto en una zona no muy frecuentada de la ciudad y tomamos
nuestro café charlando sobre nuestros gustos y deseos. Después de
desnudar mi alma me invitó a su casa campestre para charlar un poco más
íntimamente. Fuimos en mi carro y al llegar me pidió que le mostrara mi
ropa interior, sintiendo una gran vergüenza accedí a quitarme mi ropa de
hombre para quedar vestido únicamente con mis braguitas y mi sujetador,
además de mi cinturón de castidad. Yo me sentía pequeñito, lleno de
vergüenza ya que ella era la primera persona que me veía vestido de
aquella forma. Se acercó a mí y metió su mano dentro de mi panty para
tocar mi pene encerrado, una sonrisa me dijo que le gustaba lo que veía,
preguntó por la llave del candado y se la entregué, suavemente
desbloqueó mi jaula y comenzó a acariciar mi pene que en ese momento
tenía una erección como nunca antes, comprendí que estaba habituada a
estas situaciones y tenía claro lo que quería conmigo. Dejó de
acariciarme y yo quería más, le pedí que siguiera, pero simplemente se
dirigió a un armario y trajo algo con lo que me tapó los ojos, luego me
puso mis manos atrás y cerró unas esposas metálicas alrededor de mis
muñecas, me dijo que ahora no podría tocarme ni ver qué haría conmigo.
Estuvo un buen rato acariciándome pero siempre paraba en el momento
cumbre, estuve a punto de correrme varias veces y siempre me quedé en el
borde del abismo. Ana trataba de enloquecerme, pensé cuando después de
mucho jugar con mi pene lo volvió a encerrar en la jaula. Me puso un
tampón suyo en el culo y me dijo que me vistiera, qué tal vez nos
podríamos volver a ver dos días después, que, si me había gustado lo que
pasó esa tarde, podríamos pasar muchas tardes cómo esa en adelante. Me
vestí y me pidió que no me sacara el tampón hasta la mañana siguiente.
Con una gran sonrisa en mis labios regresé e mi casa y me disponía a
descansar cuando descubrí que no traía las llaves de la jaula conmigo.
La llamé a su móvil para acordar la forma de recoger las llaves que por
error había olvidado en su casa, pero me dijo que no era un error, ella
las conservaría y sólo me liberaría cuando fuera el momento de hacerlo.
Desconcertado después de escuchar aquello corté la llamada ansioso de
nuestro nuevo encuentro dos días después.
Me
encontraba allí en mi casa, con una excitación fabulosa y sin poder
hacer nada al respecto. Esa noche dormí muy poco por el dolor en mis
huevos producido por la poderosa erección contenida dentro de mi jaula y
sumado a la sensación extraña del tampón intruso en mi inexplorado
agujero.
Acudí a mi
trabajo al día siguiente tratando de concentrarme en mi labor, algo bien
difícil porque no podía borrar de mi mente la tarde anterior y a su
protagonista, Ana se había convertido en mi Ama de llaves y nada podría
hacer por ahora. A media tarde sonó mi móvil, era Ella, con pocas
palabras me dijo en tono autoritario que debía comprar un nuevo juego de
ropa femenina y adicionar un portaligas y medias, me esperaba al
finalizar la tarde en su almacén para hacer la compra. Cuando llegué no
la ví y me dirigí a la sección de medias pregunté por los portaligas y
unas medias, la mujer que me atendió me preguntó por la talla y no supe
que responder, le dije que mi novia era un poco más delgada que yo y más
o menos de mi misma estatura. Me miró con una sonrisa cómplice y me
llevó a la caja para cancelar las compras. Al salir sonó de nuevo mi
móvil y Ana me dijo que me estaba observando cuando hacia la compra. Me
citó al día siguiente en su casa al finalizar mi jornada laboral, debía
vestir todo lo que acababa de comprar y debía hacerlo desde el momento
de salir de mi casa para el trabajo si quería poder liberar mi pene.
Estuve a punto de romper la jaula con mi erección, el miedo a ser
descubierto usando aquella ropa interior y la expectativa de mi nuevo
encuentro con Ana, me causó una erección que fue bien contenida.
Al
llegar a su casa, cinco minutos antes de la hora acordada, ya no me
pidió que me desnudara, simplemente me ordenó hacerlo y esperarla de
rodillas en el medio de la sala vistiendo sólo mi ropa femenina, me
vendó de nuevo los ojos y me puso en la boca una mordaza que era una
bola que sujetó en la parte de atrás con correas, esposó mis manos en mi
espalda y tranquilamente me dijo que acababa de tomarme como su sumiso,
mi entrenamiento estaba a punto de comenzar, mis fantasías se hacían
realidad. Me extendió una hoja y me dijo que era mi contrato de sumisión
a sus deseos y debía firmarlo con mi leche, desbloqueó mi jaula y
comenzó a leerlo. Aterrado escuché lo que decía, simplemente debería
obedecer todas sus órdenes y tendría sólo una opción de no hacerlo
mediante una palabra, así Ella suspendería la orden impartida y
evaluaría si realmente era necesario hacerlo, si consideraba que no
ameritaba el haber pronunciado aquella palabra recibiría un castigo que
Ella decidiría en el momento. Estaba atrapado, pero, no era eso lo que
había soñado ??
Después
de leer el contrato, indefinido por cierto, procedió a masturbarme para
la firma del contrato. Después de varios días sin poderme tocar entre el
tiempo de castidad del blog y los días que Ana me tenía encerrado sin
posibilidad de liberarme, creí que explotaría rápidamente, pero en el
momento en que creí llegar al cielo en un maravilloso orgasmo, mi nueva
Ama se detuvo y a los pocos segundos mi leche salió lentamente de mi
pene para sellar mi destino a los pies de Ana con la firma del contrato
de sumisión. Después de esto me volvió a encerrar y me llevó a otro
salón donde después de inmovilizarme en un cepo donde introdujo mi
cabeza y mis manos, quedando con mi culo a su total disposición,
procedió a azotarme con un pequeño pero doloroso látigo, dejando mis
nalgas completamente marcadas y doloridas. Puso abundante lubricante en
mi agujero y me introdujo un acostumbrador anal que dejó por más de una
hora para luego reemplazarlo por un pene de goma un poco más grande, me
dijo que necesitaba mi agujero preparado para Ella cuando lo necesitara.
Me puso unas correas para mantenerlo en su sitio y me liberó del cepo,
luego, dolorido como estaba me llevó a la cocina poniéndome un collar
que cerró con un candado y unió a una cadena que caía del techo y me
dejó allí para limpiar y lavar una montaña de platos sucios, me dijo que
en media hora debía estar todo listo si no quería recibir un nuevo
castigo. Me apuré y pude terminar con su encargo. Me llevó de nuevo a la
sala y tras ordenarme permanecer de rodillas me recordó que debería
obedecerle al pie de la letra sus órdenes si quería salir de aquel
aparato de castidad que yo mismo compré y bloqueé en mi pene. Tendría
que ir, siempre que no estuviera trabajando, a su casa a limpiar y
atenderla como el sumiso feminizado y en castidad forzada que ahora y
desde hace un año soy a sus pies. Sólo me permite vestir ropa interior
femenina y toda mi aburrida ropa interior de hombre fue a dar a la
basura.
Desde ese día me
ha permitido sólo 3 orgasmos, todos ellos arruinados como el de la firma
del contrato, mi vida cambió por completo y aunque sigo cada día el
blog de control de castidad, tuve que renunciar a estar bajo su dominio
por exigencia de la nueva Dueña de mi vida.
Mi fantasía hecha realidad.
AndyG
Precioso relato!!!
ResponderEliminarY enhorabuena por hacer realidad tus fantasias!!!
excelente, genial por tener tu deseo cumplido
ResponderEliminargracias
saludos