Cuando el crimen se sale de control, es necesario tomar medidas
extremas, pues ya las condenas de prisión, aunque han aumentado en
severidad no logran disuadir a los delincuentes de cometer sus
fechorías. Asesinato, robo, lesiones personales, secuestro y también la
violencia de género tendrán ahora una forma de castigo muy especial. Ha
llegado a la administración de justicia del país una mujer que asegura
tener la solución para la situación caótica que tiene sumido al país en
la más extrema violencia.
El
caso de Eugenia es uno de los primeros en resolverse bajo los nuevos
parámetros implantados por Gloria, la nueva jefe de la administración de
justicia. Todos los jueces del país deberían estar alineados con el
nuevo tipo de condena que dominaría el sector judicial.
Eugenia
era una de las delincuentes más temidas en una de las principales
ciudades y su caso fue emblemático pues había sido capturada varias
veces y en cuanto salía de prisión retomaba sus actividades con más
intensidad y violencia llegando a robar varios bancos y herir a varios
guardias y policías en su huída para terminar celebrando cada golpe en
una gran fiesta con grandes cantidades de alcohol y muchísimo sexo. Ya
no le atemorizaba la cárcel pues los beneficios obtenidos por buen
comportamiento en prisión y otras formas de rebaja de penas le
aseguraban poco tiempo entre rejas. Desafortunadamente dichas rebajas no
era posible eliminarlas porque a nivel mundial los veedores de los
derechos humanos ejercían una gran presión sobre el país y no habían
permitido eliminar ninguno de estos beneficios.
Ahora
sería diferente, Eugenia fue capturada tras un monumental asalto, su
sonrisa al momento de la captura llenaba de frustración a los guardias
que la tenían bajo su custodia. Sabían que rápidamente estaría de nuevo
en la calle cometiendo nuevos crímenes.
Como
era una criminal muy reconocida en el país, su caso se convirtió en uno
de los más mediáticos y rápidamente fue conducida ante la jueza que se
encargaría de dictar sentencia, esperando que las nuevas penas fueran
más efectivas y pudieran disuadirla de volver a las calles a continuar
con su carrera delictiva. Como era de esperarse, pues había sido
capturada en flagrancia, fue encontrada culpable y condenada a tres
años, que con algunos beneficios terminaría pagando solo dos. De nuevo
su sonrisa al momento de escuchar sentencia, pero esta vez sería muy
diferente, no debería pagar su condena encerrada en una celda como las
otras veces, debería pagarla con servicio social, sólo que tendría que
soportar un nuevo invento durante el tiempo que durara su condena. Hubo
algunas personas escépticas, pero Gloria sabía que tenía la clave para
disuadir a Eugenia de volver a sus andadas.
Originalmente,
mientras era preparada su nueva condena, Eugenia fue llevada a una
pequeña celda. Al día siguiente se haría efectivo el inicio de su nueva
vida bajo el sistema judicial.
Muy
temprano en la mañana fue conducida a una especie de consultorio médico
donde comenzaría a pagar su condena. Inmediatamente llegó fue desnudada
y sujetada con cadenas a una especie de camilla, mientras una mujer con
cara y cuerpo de sargento y bastante ruda se acercó a ella con un
extraño instrumento en sus manos. Bruscamente comenzó a poner una
especie de lubricante entre las piernas de la condenada y en su cintura,
procediendo a insertar una especie de vibrador metálico en su vagina y
posteriormente un cinturón metálico alrededor de su cintura y que
cerraba su sexo conteniendo el vibrador dentro de Eugenia. Este extraño
cinturón fue ajustado y cerrado mediante un sistema inviolable de
seguridad hecho, al igual que el cinturón, de un material que es
prácticamente indestructible. Aterrada Eugenia preguntó por qué le
encerraban su sexo con este cinturón y fue notificada de lo que tendría
que vivir por el tiempo que durara su condena. Estaría sin posibilidad
de tener relaciones sexuales ni tampoco podría tener ningún tipo de
orgasmo, ya que era imposible acceder a su vagina mientras tuviera
puesto el cinturón de castidad. Además de eso, el vibrador insertado en
su vagina llevaba en su interior una batería que tenía una vida útil de
aproximadamente 10 años y que proveería de energía eléctrica al intruso
que la acompañaría por un poco más de dos años. No podría escapar del
sitio donde había sido asignada para cumplir su condena ya que si
intentaba traspasar los límites, una fuerte descarga eléctrica
recorrería su interior causando un gran dolor, adicionalmente producía
una constante vibración muy leve que le mantenía excitada, pero sin la
posibilidad de lograr llegar al orgasmo, lo cual era una verdadera
tortura.
Instalado el
cinturón de castidad fue conducida al sitio donde debería cumplir su
condena, un asilo de ancianos en el que tendría que cuidar de los
internos durante los dos próximos años. Adicionalmente debería mostrar
una excelente conducta pues cualquier falta sería castigada alargando su
condena y por lo tanto su obligada castidad, y ya que Eugenia era una
mujer adicta al sexo y la fiesta, esta condena realmente le haría
desistir de continuar con su carrera de delincuente. Apenas dos días han
pasado desde que fue conducida al asilo y ya estaba a punto de
enloquecer por el perverso cinturón de castidad que la encerraría por
una buena temporada eliminando su capacidad de tener un orgasmo.
Gloria
había acertado con su nuevo método de condena, realmente la castidad
tiene la capacidad de cambiar los hábitos de las personas y llevarlas
por un mejor camino, dejando de molestar y perjudicar a quienes les
rodean para mejorar la vida de los demás y a largo plazo la propia,
Eugenia era ahora un ejemplo para todos aquellos que quieran romper las
reglas de la sociedad. La castidad total sería un precio demasiado alto
por sus fechorías.
AndyG
No hay comentarios:
Publicar un comentario