viernes, 10 de marzo de 2017

Cambio de rumbo. Sexta parte.


Relato enviado por colaboración de David Tsuno.


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Leer la primera parte

Leer la segunda parte 

Cambio de rumbo. Cuarta parte.

Cambio de rumbo. Quinta parte.

SEXTA PARTE

Aunque las cosas iban cambiando poco a poco, podía seguir sintiéndome afortunado. Con la entrada del otoño, Claudia había desplegado todo su potencial sexual, y de alguna forma, me tenía comiendo de su mano en todo momento, con la promesa de mi alivio bisemanal. Que si cómprame esto, que si lleva aquello, que si friega esto. La verdad es que me convenció, Ella estudiaba un curso decisivo en su carrera y apenas tenía tiempo para dedicarse a tareas domésticas, era justo que cuando yo estuviera libre, en el único día en que me dejaba acercarme por el piso, le hiciera algunos favores. Yo me dejaba llevar, pensando siempre en mi “premio”...empezó haciéndome tirar la basura, preparando las comidas, fregando los platos, etc. Y todo eso delante de Lucía, que de vez en cuando soltaba perlas como estás delante de Claudia y de mí...

  • Pero qué bien enseñado lo tienes, chica, ya me hubiera gustado tener uno así para mí.
  • Hay que ver lo guapos que están los hombres con mandil...
  • Eres todo un caballero, Javi, sigue así...

Lucía se atrevía cada vez más a menudo a expresar su pensamiento feminista en mi presencia, y estaba claro que influía más y más en Claudia. Yo en cierta forma, siempre me había considerado algo sumiso ante las mujeres, y más si tienen el carácter fuerte, así que las dejé hacer. Además, uno no podía ponerse en contra de un movimiento, que cómo decía Lucía, sólo perseguía mejorar la calidad de vida de las Mujeres y ponerlas en el sitio que merecían.

Con el paso de las semanas parece que todo se relajó entre Lucía y yo, aunque me sorprendió mucho que me invitaran a una cena al estilo parejitas en el piso. Al principio pensé que traería a una amiguita, pero me llamó la atención saber que seríamos Claudia, Lucía, yo, y un amigo gay de Lucía, un tal Jorge. No le di mucha importancia, pero la verdad es que me gustaba que nuestra relación se normalizara. No quería sentirme más incómodo en aquella casa.

La cena estuvo bien, las chicas cocinaron y nosotros nos entonamos tomando un vino que habían traído. Jorge me cayó muy bien, la verdad. No tengo ningún prejuicio contra los gays, y me pareció muy simpático. Era un tipo pelirrojo, musculado y fuerte, de estos que van al GYM a diario, pero con la cabeza bien amueblada. El caso es que era bastante atractivo, seguro que más de una diría que era un despilfarro de hombre...

La comida estaba riquísima, no sé si fue por el vino o por los chupitos que tomamos después pero la cosa se estuvo animando demasiado y acabé cogiendo una cogorza de espanto. Apenas pude recordar nada al día siguiente, incluso me extraño en un primer momento encontrarme en mi piso de alquiler, sólo en la cama. Poco a poco, y entre dolores de cabeza, tuve algunos flashes, parecía que nos habíamos corrido una juerga, pero no tenía nada claro. Se supone que Jorge me acompañó en taxi a mi piso y nada más.

Hoy era sábado, bien entrada la mañana. Me levanté de la cama con unas ganas tremendas de vomitar. Una vez me hube desahogado en el cuarto de baño, me pegué una ducha rápida y me puse a ver la tele. Emitían un programa malo, de estos concursos tipo “Ruleta de la Fortuna” pero en un plan amañado de no te menees. No sólo tenías que adivinar una frase del tablón, si no después sacar un número del 1 al 20. En fin, muy pocas posibilidades. Hoy estaba tranquilito, no sé, notaba que no tenía tantas ganas como de costumbre al estar en castidad. Me sentí relajado y a gusto, aunque no pude evitar fijarme en los sugerentes pechos de una de las azafatas del concurso...y vaya taconazos...De pronto, mi móvil comenzó a vibrar, eran mensajes por LINE, seguramente de Claudia...otra sorpresa que me iba a caer encima...

  • LUCÍA ¿Qué haces, guarra?

No me lo podía creer, ¡el mensaje era de Lucía! ¿Cómo había conseguido mi número de teléfono? ¿Por qué me insultaba de esa forma? Me volví loco, lanzándole preguntas al aire...

  • LUCÍA ¿No te acuerdas de lo que pasó ayer, verdad? A ver si esto te refresca la memoria...

Tuve que sentarme para ver lo que se me venía encima. Mi móvil comenzó a vibrar, volviéndose loco con las fotos que aparecían en mi pantalla, una a una, en las que salía desnudo, en otras vestía lencería femenina de Claudia, otra corriéndome en el suelo, a cuatro patas en el salón, pero lo más fuerte fueron las dos últimas...en una aparecía vestido de esa guisa prácticamente manoseando el pene de Jorge, mientras que en otra, era él el que se ponía detrás mía, con el pene tieso y hacía amago de querer penetrarme a cuatro patas mientras sonreía a la cámara. En ese momento me quise morir, no atendía a los mensajes que seguía enviándome Lucía...

  • LUCÍA Como puedes comprobar, estás hecha toda una guarra, pero no te preocupes, tu queridita novia no dejo a Jorge desfogarse...eso sí, ¿qué te parecería que le enviáramos estas fotos a tus compis de la oficina? Ayer me copié todos tus contactos a mi móvil...
  • YO Pero, ¿Qué estás diciendo? ¿Por qué me haces esto?
  • LUCÍA Eeeeh, para el carro, que tu Claudita está al tanto de todo, yo sólo la estoy echando una mano para librarse de un cerdo que no se la merece...ya me contó lo de tus tonteos, tus ideas machistas y las fotos guarras esas que ves cuando te quedas sólo, un pajillero, vamos...
  • YO De verdad, no volveré a hacerlo, pero elimina esas fotos
  • LUCÍA ¿De verdad te crees que va a ser todo tan fácil? No, no, “nene” (con rintintín) está tarde te quiero ver aquí, a las 5 en punto, y te quiero ver muy sumiso y receptivo, porque me has caído bien, y te vamos a ofrecer un trato si quieres seguir viendo a Claudia, y sobre todo, que estas fotos no sean mandadas. Y ni se te ocurra llamarla, pene con patas, ¿entiendes? Ya la cuido yo.
  • YO Sí.

Apagué el móvil en cuanto terminó la conversación. La cabeza me daba vueltas. ¿Qué demonios había pasado ayer por la noche? ¿Cómo podía encontrarme en una situación tan vergonzosa? ¿Qué querrían conseguir de mi con ese chantaje? Aquella misma tarde lo averiguaría.

 

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