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Cambio de rumbo. Cuarta parte.
Cambio de rumbo. Quinta parte.
Cambio de rumbo SEXTAPARTE
ÚNDECIMA
PARTE
Me
encontraba cansado, hundido, desilusionado. Sabía que no debía
llamarla, ni escribirle mensajes o emails. Algunos días me atrevía
a escribirle a Lucía en el whatsapp sin respuesta alguna. Por otro
lado, me encontraba excitado, irracionalmente excitado a todas horas.
Había intentado librarme del CB en un par de ocasiones,
infructuosamente. Se notaba en el trabajo, en la parada del autobús,
andando por la calle. Cualquier Mujer a mi alrededor llamaba mi
atención. Fetiches sutiles que anteriormente apenas hubieran
merecido una mención mía me embelesaban ahora: faldas y vestidos
cortos, escotes, zapatos de tacón repiqueteando sobre un suelo de
mármol...babeaba, todo parecía supurar erotismo. Puede que alguna
compañera del trabajo lo notara, o puede que sólo fueran
imaginaciones mías. El caso es que me encontraba un poco de bajón,
y no podía evitar consultar el móvil a todas horas por si algún
mensaje o email llegaba de parte de mi amada a la que tan vilmente
había traicionado.
Veía
una película, sin mucha convicción, en la que unos personajes
intentaban hacer aterrizar un avión en llamas. Inexplicadamente, una
actriz con una gran delantera (y escote), rubia y desenfadada,
coqueteaba con dos de los fornidos protagonistas, yendo arriba y
abajo de la nave. Me pareció una película desfasada, anticuada, que
otorgaba un rol a la Mujer que ya estaba obsoleto. Quizás en unos
años las tornas se cambiaran y fueran dos Mujeres las que salvaran
el avión mientras un chico fornido y descamisado babeaba a sus pies,
quién sabe.
En
esa situación me encontraba cuando me llegó un email de Lucía.
Maravilloso, apenas habían pasado 6 días, pero el primer fin de
semana que no iba al piso se me estaba haciendo el más largo del
año...
Asunto:
Tu vuelta
Hola
nene, espero que no lo hayas pasado tan mal como tus molestos
mensajes parecen indicar. De verdad, para de enviarlos, porque puede
que me cabrees y no quieras verme así...por otro lado, tengo buenas
noticias para ti, mañana puedes llegarte por el piso, Claudia está
dispuesta a perdonarte. A las 12h y no te retrases.
Un
besito ;-) ,
Lucía.
No
cabía en mi gozo, y no hace falta decir que al dia siguiente y a esa
misma hora me encontraba en la puerta del piso, con un ramo de flores
en la mano, perfumado y depilado. Con una sonrisa nerviosa llamé al
timbre. No me importaba nada de lo que ocurriera, simplemente quería
ver a Claudia y pedirle perdón por todo.
Lucía
me abrió la puerta, como de costumbre, y me indicó que esperara en
el salón, pues Claudia estaba ahora ocupada con una amiga, charlando
en su cuarto. Al verme emperifollado y con el ramo de flores en la
mano, no pudo evitar reirse...
- Ja, ja, ja, ¿se te han olvidado las normas? Ya te estás despelotando...
- Pero Lucía... - ¿sería una trampa? - ¿Y su amiga?
- Bueno, metete en el baño y espérala allí, yo me ocuparé de que no entre nadie.
Con
un poco de aprensión me dirigí al baño e hice como me habían
ordenado. No quería empezar la reconciliación metiendo la pata. Da
la casualidad de que dicho baño se encuentra ubicado pared con pared
con el cuarto de Claudia, por lo que se podía escuchar perfectamente
lo que sucedía apenas unos centímetros más allá.
Desnudo
y con el CB puesto, me senté en la tazá del váter. Al principio no
quería escuchar nada, pero tras unos minutos me vi pegado a la pared
escuchando como una cotilla. No podía escuchar claramente lo que
hablaban, seguramente lo decían en voz baja o susurros.
¡Cuál
sería mi sorpresa cuando de pronto noté el ruido de un motor, a
toda pastilla! Sin duda era el vibrador de Claudia, ¿qué demonios
estaba pasando allí? De pronto, la puerta del cuarto de baño se
abrió, era Lucía diciéndome que podía pasar, ya se había ido su
amiga. Todo encajaba, o eso creía.
Al
abrir la puerta de la habitación de Claudia, desnudo, con el CB
puesto, el ramo de flores en la mano y arrodillado (sugerencia de
Lucía...) me encontré una imagen rocambolesca, que cualquier tío
hubiera pagado por ver, pero que en mi situación significaba algo
terrible.
Claudia
yacía sobre la amplia cama, totalmente desnuda. Sobre Ella, y en
ropa interior, una chica que desconocía estaba besándola. Nada de
picos, besos apasionados, con lengua, mientras la penetraba con el
vibrador que tanto me había costado. Aún habiendo abierto la
puerta, Claudia siguió gimiendo con sus ojos cerrados y fundiéndose
en un interminable y húmedo beso con aquella extraña...
- ¿Claudia?
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