sábado, 18 de marzo de 2017

Cambio de rumbo. Úndecima parte.


Relato enviado por colaboración de David Tsuno.


Leer el prologo.

Leer la primera parte

Leer la segunda parte 

Cambio de rumbo. Cuarta parte.

Cambio de rumbo. Quinta parte.

Cambio de rumbo SEXTAPARTE

ÚNDECIMA PARTE

Me encontraba cansado, hundido, desilusionado. Sabía que no debía llamarla, ni escribirle mensajes o emails. Algunos días me atrevía a escribirle a Lucía en el whatsapp sin respuesta alguna. Por otro lado, me encontraba excitado, irracionalmente excitado a todas horas. Había intentado librarme del CB en un par de ocasiones, infructuosamente. Se notaba en el trabajo, en la parada del autobús, andando por la calle. Cualquier Mujer a mi alrededor llamaba mi atención. Fetiches sutiles que anteriormente apenas hubieran merecido una mención mía me embelesaban ahora: faldas y vestidos cortos, escotes, zapatos de tacón repiqueteando sobre un suelo de mármol...babeaba, todo parecía supurar erotismo. Puede que alguna compañera del trabajo lo notara, o puede que sólo fueran imaginaciones mías. El caso es que me encontraba un poco de bajón, y no podía evitar consultar el móvil a todas horas por si algún mensaje o email llegaba de parte de mi amada a la que tan vilmente había traicionado.

Veía una película, sin mucha convicción, en la que unos personajes intentaban hacer aterrizar un avión en llamas. Inexplicadamente, una actriz con una gran delantera (y escote), rubia y desenfadada, coqueteaba con dos de los fornidos protagonistas, yendo arriba y abajo de la nave. Me pareció una película desfasada, anticuada, que otorgaba un rol a la Mujer que ya estaba obsoleto. Quizás en unos años las tornas se cambiaran y fueran dos Mujeres las que salvaran el avión mientras un chico fornido y descamisado babeaba a sus pies, quién sabe.

En esa situación me encontraba cuando me llegó un email de Lucía. Maravilloso, apenas habían pasado 6 días, pero el primer fin de semana que no iba al piso se me estaba haciendo el más largo del año...

De: Lucía Echebarri (l.echebarri@gmail.com)
Para: Javier Conrado (superjaviiiii@hotmail.com)

Asunto: Tu vuelta

Hola nene, espero que no lo hayas pasado tan mal como tus molestos mensajes parecen indicar. De verdad, para de enviarlos, porque puede que me cabrees y no quieras verme así...por otro lado, tengo buenas noticias para ti, mañana puedes llegarte por el piso, Claudia está dispuesta a perdonarte. A las 12h y no te retrases.

Un besito ;-) ,

Lucía.

No cabía en mi gozo, y no hace falta decir que al dia siguiente y a esa misma hora me encontraba en la puerta del piso, con un ramo de flores en la mano, perfumado y depilado. Con una sonrisa nerviosa llamé al timbre. No me importaba nada de lo que ocurriera, simplemente quería ver a Claudia y pedirle perdón por todo.

Lucía me abrió la puerta, como de costumbre, y me indicó que esperara en el salón, pues Claudia estaba ahora ocupada con una amiga, charlando en su cuarto. Al verme emperifollado y con el ramo de flores en la mano, no pudo evitar reirse...

  • Ja, ja, ja, ¿se te han olvidado las normas? Ya te estás despelotando...
  • Pero Lucía... - ¿sería una trampa? - ¿Y su amiga?
  • Bueno, metete en el baño y espérala allí, yo me ocuparé de que no entre nadie.

Con un poco de aprensión me dirigí al baño e hice como me habían ordenado. No quería empezar la reconciliación metiendo la pata. Da la casualidad de que dicho baño se encuentra ubicado pared con pared con el cuarto de Claudia, por lo que se podía escuchar perfectamente lo que sucedía apenas unos centímetros más allá.

Desnudo y con el CB puesto, me senté en la tazá del váter. Al principio no quería escuchar nada, pero tras unos minutos me vi pegado a la pared escuchando como una cotilla. No podía escuchar claramente lo que hablaban, seguramente lo decían en voz baja o susurros.

¡Cuál sería mi sorpresa cuando de pronto noté el ruido de un motor, a toda pastilla! Sin duda era el vibrador de Claudia, ¿qué demonios estaba pasando allí? De pronto, la puerta del cuarto de baño se abrió, era Lucía diciéndome que podía pasar, ya se había ido su amiga. Todo encajaba, o eso creía.

Al abrir la puerta de la habitación de Claudia, desnudo, con el CB puesto, el ramo de flores en la mano y arrodillado (sugerencia de Lucía...) me encontré una imagen rocambolesca, que cualquier tío hubiera pagado por ver, pero que en mi situación significaba algo terrible.

Claudia yacía sobre la amplia cama, totalmente desnuda. Sobre Ella, y en ropa interior, una chica que desconocía estaba besándola. Nada de picos, besos apasionados, con lengua, mientras la penetraba con el vibrador que tanto me había costado. Aún habiendo abierto la puerta, Claudia siguió gimiendo con sus ojos cerrados y fundiéndose en un interminable y húmedo beso con aquella extraña...

  • ¿Claudia?

 

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