viernes, 10 de marzo de 2017

El paraíso sexual de las abuelas.

El turismo es uno los motores económicos de Senegal, un país con 15 millones de habitantes y donde un 95% de población que profesa la fe musulmana.
A pesar de ser un país musulmás recibe cada año más de 2 millones de turistas anuales; la mayoría busca turismo disfrutar de sus playas y su buen clima durante todo el año.
Pero hay más.
Dentro de Senegal prolifera otro tipo de turismo, europeo en su gran mayoría, que además de sol y playa, buscan sexo. Éste es un turismo prácticamente imposible de controlar por las autoridades,además de despreciado por la mayoría de los senegaleses que creen que ultraja la religión y costumbres de la población.
“Conocí a una señora francesa en la playa que me mantiene hoy en día. Llegó a comprarme una casa, en la que vivo actualmente,  y dos taxis”, afirma un joven senegalés
En este documental escucharemos el testimonio de personas que viajan a este país africano en busca de sexo , un turismo que guarda ciertas particularidades respecto de otros países donde se producen fenómenos similares como Cuba o Tailandia. Peró aquí no son hombres: hablamos del turismo sexual femenino. Son mujeres de cierta edad, europeas casi en su totalidad, que organizan vacaciones eróticas buscando hacer realidad algunas de sus más tórridas fantasías sexuales con jóvenes senegaleses.
Muy cerca de la capital, Dakar, en ciudades como Saly,  además de playas paradisiacas encontramos a numerosos jóvenes cuya única ocupación es pasearse, entrenar y lucir cuerpos fibrosos y musculados en la arena, en busca de alguna mujer europea y blanca, dos y hasta tres veces más mayores que ellos. El objetivo es convertirse en su acompañante diurno (y nocturno) durante su aventura africana, esperando obtener alguna dádiva, dependiendo exclusivamente de la buena voluntad de su amante temporal que llegó de vacaciones desde la vieja Europa.
Muchos han hecho de esta ocupación su sustento. Algunos obtienen divisas extranjeras que al cambio les permiten subsistir hasta que aparezca una nueva señora blanca que reemplace a la anterior.  Otros, los más afortunados, encuentran abuelas-amantes que les cambian la vida con regalos importantes y remesas de dinero mensuales que les llegan desde Europa.
Un guía experto en estos escabrosos senderos nos conduce a un mundo inexplorado de pobreza, intereses y sexo. Conoceremos incluso a un joven senegalés que en la actualidad vive gracias a una sexagenaria señora francesa, que no sólo le envía dinero mensualmente, sino que le compró una casa, dos taxis.
No en vano, Senegal se alza hoy como el paraíso sexual de las abuelas europeas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario