jueves, 23 de marzo de 2017

El Servicio Doméstico

El Servicio Doméstico

Capitulo primero

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Se ofrece empleada para el servicio doméstico. Tel: XXXXXXXXXX
Preguntar por Z.P.
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Todo comenzó cuando tuve algunos problemas de salud y tuve que retirarme de mi trabajo. Al verme en casa con tanto tiempo libre, empezaron a revivir mis fantasías de estar sometido a las decisiones de mi esposa, algo que a ella no le ha llamado la atención, pero ante mi insistencia, algunas veces me ha querido seguir la corriente con algunos juegos instrascendentes en la privacidad de nuestra habitación, más por darme gusto que por su propio deseo de someterme. Definitivamente a ella no le va el rollo de la dominación femenina, he tratado muchas veces de llevarla a jugar en este campo y me he apuntado a algunos cursos de cuidado del hogar. Sin que ella apenas lo note, he empezado a asumir las labores de casa, así como me he vuelto un poco más cariñoso y atento con ella, alguna vez​ me preguntó a qué se debía ese cambio y mi respuesta, obviamente tratando de encarrilarla en mis fantasías de sumisión, fue que ella se merecía tener un marido obediente a su servicio y que le ofrecía que controlara mi castidad, disponiendo de cuándo y cómo podría correrme, incluso compré una jaula de castidad para que ella conservara las llaves. No me hizo muy buena cara, pero me siguió el rollo por un tiempo, aunque perdió el interés después de un par de semanas. Me sentí un poco frustrado, pero no perdí la esperanza de llevarla a cumplir con mi fantasía, quise mostrarle los beneficios que traería para ella el tener un marido obediente y sumiso, que ya no tendría que ocuparse de las labores del hogar y que nuestra vida sexual tendría un nuevo impulso. Le recordé lo que vivimos en las dos semanas en que me siguió la corriente, la cantidad de orgasmos que ella recibió tras negarme los míos. Me dijo que no le encontraba mucho sentido a este tipo de relación. De nuevo un sentimiento de frustración me inundó por lo que decidí cambiar mi estrategia y no ser tan directo en mis insinuaciones. Estaba decidido a ser la chacha de mi esposa, no comprendía como ella despreciaba semejante oportunidad de poder manejar todas las​ decisiones de nuestra relación, entonces comprendí que tendría que esperar que ella sola comprendiera la conveniencia de este estilo de vida. Todas las noches le daba masajes y la atendía como una reina, la casa mantenía completamente limpia y ordenada, aprendí a cocinar para darle gusto y usaba la jaula de castidad permanentemente, aunque ella siempre me dejaba las llaves a disposición para que pudiera ponerla y quitarla cuando yo quisiera. Todo esto fue inútil porque siempre pasaba lo mismo, me daba gusto un par de semanas cuando mucho y luego perdía el interés, de manera que terminaba yo dominando la situación, todo lo contrario a lo que yo quería. Al fin y al cabo, siempre encontraba todo limpio y en orden y a su marido dispuesto a brindarle placer sin pedir nada a cambio. Entonces decidí cambiar de nuevo mi estrategia para que ella por fin se diera cuenta de lo beneficiosa de la situación que yo le planteaba. Empecé a dejarme sin afeitar y me volví a propósito un poco descuidado con los oficios de la casa, para que ella lo notara y por fin tomara las riendas de la relación exigiéndome más dedicación y entonces le plantearía de nuevo mi solicitud de ser dominado por ella. Esto tampoco dió el resultado esperado pues si al llegar del trabajo había algo pendiente, ella misma ponía manos a la obra. Decidí entonces enfrentar la situación, traté de involucrarla y solicité ayuda al blog de Control de Castidad, donde me recomendaron que tratara de convencerla de inscribirse en el blog de mujeres para que recibiera consejos de cómo tomar el control de mis orgasmos y de nuestra relación. No muy convencida accedió a mis caprichos y fue así como me hizo comprar un vestido de mucama francesa, obviamente guiada por el blog. La cosa prometía, empezó a exigirme un poco de más dedicación en las labores y tomó un poco de interés por el control de mis orgasmos, ordenó una jaula mucho más pequeña y se apoderó de las llaves, bueno, al menos por un tiempo, pero luego de nuevo fue perdiendo interés, entonces tuve una charla con ella en la que le insistí en que mi deseo era ser tratado como la empleada del servicio en castidad y además tratarla como una reina que es lo que ella representa para mí. Su respuesta me desconcertó pues me dijo que si quería ser una empleada del servicio en castidad, ella tenía la solución aunque no era precisamente lo que yo le estaba planteando desde hacía un tiempo. Me pidió esperar hasta el fin de semana y sabría a qué se estaba refiriendo.

Llegó el sábado y con él la sorpresa, me dijo que trajera la jaula de castidad más pequeña y después de ponerla en su lugar me pidió TODAS las llaves, entonces me extendió el periódico que estaba abierto en la sección de clasificados donde había uno resaltado de manera sobresaliente. En él se ofrecía una empleada para el servicio doméstico por días, pero lo que me sorprendió fue encontrar el número de nuestra casa y mis iniciales. Me dijo que si quería ser una chacha, entonces tendría que buscarme trabajo y eso es lo que había hecho. No sabía qué pensar, de repente había tomado el mando de las cosas, pero no de la forma en que yo esperaba. Tendría que trabajar para ella como empleada del servicio en casas ajenas y debería traerle el dinero que cobrara para el mantenimiento de nuestra casa, además tendría que hacerlo siempre con la jaula  y el vestido de mucama francesa. Mi excitación, aunque contenida por la jaula, me demostró que por fin mis súplicas habían tenido un receptor, pues esa es una de mis fantasías más ocultas. Mi esposa había dado en el clavo, definitivamente el blog de Control de Castidad para mujeres había ayudado bastante en nuestras vidas.

Continuará...

Andy

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