Capitulo II
Después
de mi castigo, me dió un gran beso y me acarició la cabeza, me dijo que
lo había hecho bien y yo me sentí muy orgulloso de recibir su
aprobación, luego me dijo que de ahora en adelante si quería tener sexo
con ella, debería ser muy obediente y no cometer errores pues de ser
así, tendría que castigarme de nuevo y postergar mi orgasmo una vez más.
Me pidió quedarme de pie al lado de la cama dándole la espalda y para
mi sorpresa empezó a ponerme un sujetador, yo, por no tener que soportar
de nuevo los azotes, me dejé hacer, luego un liguero y medias, en ese
momento me dijo que tendríamos que hacer algo con mis piernas, pues
tener tanto vello ya no estaba de moda y no se veía bien con las medias
de seda. Para terminar me puso un delantal de criada y me dijo que de
ahora en adelante las labores de la casa las haría vestido de esta
manera. Le pregunté la razón del cambio en mi forma de vestir y su
respuesta fue que se excitaba mucho teniendo una empleada del servicio
tan sexi, y me dirigió mi cabeza a su entrepierna como ya era habitual,
su orgasmo bien valió la pena del cambio en mi guardarropa, me sentí
orgulloso una vez más de poder servir al placer de mi hermosa novia
Laura. Además, nadie más tendría que saber que usaba esas prendas
femeninas en casa, era nuestro pequeño secreto. Desde esa noche, en
cuanto llegaba a casa del trabajo debía cambiarme por mi 'uniforme' de
trabajo en casa. Al principio me sentí muy extraño, pero me fui
acostumbrando, más por el placer que le causaba a ella verme limpiando
de esa forma que por la comodidad de las prendas. Llegó el tan esperado
fin de semana y seguro estaba yo de haberme ganado mi premio, muy
emocionado le recordé que me había prometido que este fin de semana
tendríamos sexo con penetración después de mucho tiempo, Laura me dijo
que no fuera tan impaciente, que todo llegaría a su tiempo, por ahora
quería hacerme un nuevo regalo para completar mi atuendo, de una caja
sacó unos zapatos femeninos con unos tacones enormes que me había
comprado, son para mi chacha por comportarse bien y ser tan obediente,
fue lo único que me dijo antes de darme un delicioso beso y bajar sus
bragas para que mi lengua hiciera de nuevo su habitual trabajo. Los
usarás siempre que estés en casa al igual que la ropa que has venido
usando desde esa semana, te ves muy linda lmpiando de esa manera. Me
sorprendió al referirse a mí en femenino y a mi pene también, pues luchó
por escapar de la jaula metálica que lo aprisionaba desde hacía ya
mucho tiempo, según mi criterio. Laura me dijo que cuando terminara de
limpiar y cocinar podría tener mi premio, por lo que me pidió preparar
una cena especial para esa noche tan importante en nuestra relación.
Cuando tuve lista la cena y la mesa puesta, le dije que ya podía pasar
al comedor a disfrutar de la cena que había preparado para el amor de mi
vida. Cenamos y charlamos sobre todo lo que había ocurrido en las
últimas semanas y me explicó que era necesario que me corrigiera para
que fuéramos felices, pues algunas veces con mi comportamiento la hacía
enojar y no le gustaba sentirse enojada. Con respecto a mi castidad
también me recalcó que quería que mi energía sexual fuera dedicada única
y exclusivamente a ella, pues cuando me masturbaba perdía un poco el
interés en sus orgasmos y en servirle de la manera en que a ella le
gustaba que lo hiciera siempre. También dejó claro que me quería y que
le gustaba mucho como la hacía sentir cuando obedecía sus órdenes y mi
lengua recorría su sexo pues le demostraba lo mucho que la quería.
Después
de cenar, me dijo que estaría en la habitación esperándome mientras yo
terminaba de limpiar, me arregló un poco el delantal y me dió un beso
que mi pene agradeció dentro de su prisión.
Cuando
llegué a nuestro nido de amor, Laura estaba divina, tenía puesto un
babydoll transparente que recalcaba la belleza de sus senos, mi
excitación estaba al máximo y sólo pensaba en liberar mi pene de la
jaula viendo las llaves del candado colgando de la cadena en medio de su
escote.
Se recostó sobre
la cama y ya conocía mi camino y me hundí en su sexo como si fuera la
primera vez que lo hacía, mi dedicación le brindó varios intensos
orgasmos que Laura agradeció con un par de caricias y la promesa de una
noche memorable. Ahora podrás penetrarme, pero no de la forma en que
esperas me dijo mi dominante novia, tras lo cual me enseñó una especie
de cinturón que fue cerrando en mi cintura y entrepierna colocando en él
un pene de goma de un tamaño bastante considerable y aspecto
completamente realista, dejando la jaula en su lugar y a mí en un total
desconcierto pues veía que no sería liberado tampoco esa noche. Me dijo
que debía estar agradecido pues por mi mal comportamiento de la semana
había perdido mi oportunidad de tener esta noche para los dos, pero que
en parte había recompuesto el camino y por eso me hacía este regalo, que
si bien era cierto que no era mi pequeño pene el que la iba a penetrar,
iba a ser una noche especial, pues haríamos el amor como hacía tiempo
no lo hacíamos. Me prometió permitirme un orgasmo el otro fin de semana
si ponía todo mi empeño en darle mucho placer esa noche. Con la
esperanza de tener una liberación por mi buen comportamiento durante la
semana que venía y en la noche que comenzaba, le hice el amor con el
enorme pene artificial que lucía sobre mi pequeño pene encerrado en la
jaula, llevándola a tener una serie de orgasmos que me agradeció con una
caricia y un camisón nuevo de seda para dormir esa noche. Luego de
ducharnos juntos, algo que agradecí a Laura porque prácticamente desde
el inicio de nuestra relación no sucedía, me puse mi ropa interior,
bragas y sujetador, mientras Laura me esperaba con mi regalo en sus
manos dispuesta a ser ella quien me lo pusiera. Estás muy linda con ese
camisón, me dijo, logrando sonrojarme un poco. Me dió un largo y
delicioso beso y nos fuimos a dormir. A la mañana siguiente me dijo que
quería que me retirara el vello de mis piernas, para eso me entregó una
crema que debía usar por unos minutos y luego retirarla llevándose todo
el pelo que cubría mis piernas. Cuando me vestí para hacer mis tareas,
sentí algo muy excitante al ponerme las medias sobre mis piernas
depiladas que me causó una gran excitación, así se lo hice saber a Laura
quien me dijo que la próxima semana tendría mi anhelado orgasmo si no
le daba problemas en esa semana.
Ante
la perspectiva que se presentaba ante mí, hice mis mejores esfuerzos
para no darle disgustos a mi novia, pues no quería perder de nuevo la
oportunidad de tener mi orgasmo, ya estaba al borde de la desesperación
por no poder liberar mi pene de la jaula que frenaba cada intento de
erección.
Al llegar el
viernes, Laura me dijo que se sentía orgullosa de mí, pues esta semana
habia sido una buena criada, y merecía mi esperado premio, yo, al ver su
sonrisa y su cara de orgullo por mi buen trabajo en la semana, tanto en
la casa como con mi lengua, me sentí absolutamente feliz a su lado,
después de todo había sido justa conmigo y si había tenido que
castigarme, siempre era yo el culpable por hacerla enojar o sentirse
decepcionada de mí por mi falta de comprensión y obediencia hacia ella.
La noche comenzó como siempre, conmigo metido entre sus piernas y ella
gozando como si fuera su primera vez. Mi excitación era tan fuerte que
le pedí que por favor, desbloqueara mi jaula de una vez, pues me moria
de ganas de tener mi ansiado orgasmo, Laura sonrió y me dijo que esa
impaciencia no era buena para mí, que ya tendría mi premio, pero no de
la forma en que estaba pensando, pues hoy por fin podríamos usar ese
artículo que había comprado semanas atrás, mi corazón estuvo a punto de
detenerse y me invadió un sentimiento de frustración terrible, pero
Laura me hizo sentir un poco mejor cuando me dijo que esta forma de
orgasmo que experimentaría esa noche , la podría disfrutar bastante y
además podría descargar mis testículos después de varias semanas en
total castidad, pero sin perder mi interés en servirla y mantener la
llama de nuestro amor encendida. En cuatro patas sobre la cama y con mi
novia detrás mío poniendo lubricante de forma abundante en mi culo, fue
introduciendo lentamente aquel extraño dildo, un mundo nuevo de
sensaciones inundó mi cabeza, pues la primera vez que Laura intentó
realizarme un orgasmo prostático con su dedo no funcionó muy bien y solo
logró dejarme más caliente y ganarme una jaula de castidad para mi
pene. Esta vez fue diferente, tuve una oleada de placer como nunca, algo
que no había sentido antes, fue como llegar al cielo y regresar a lado
de mi hermosa Laura. Un orgasmo diferente, especial, tras el cual Laura
me acarició el pene por encima de la jaula luego de retirarme el
cinturón con el pene de goma, felicitándome por mi premio y animándome a
servirla mucho mejor para ganarme algunos premios más, pues, como me
dijo antes, no le gustaba darme azotes ni otros castigos, pero no
dudaría en hacerlo cuando yo necesitara alguna corrección.
Así
ha sido mi historia de amor con la mujer de mi vida, Laura, quien supo
extraer lo mejor de mí y no puedo decir que no he sido feliz, pues me
hace sentir vivo y tengo una mujer hermosa a mi lado, a la que tengo el
privilegio de hacerla igualmente feliz.
AndyG
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