lunes, 13 de marzo de 2017

Una Historia de Amor. Capítulo II.

Una Historia de Amor

Capitulo II

Esa noche cuando estaba terminando de limpiar la cocina después de la cena, Laura me llamó a la habitación, cuál sería mi sorpresa cuando encontré encima de la cama una gran colección de ropa femenina, sujetadores, bragas, medias y ligueros, además de algunas batas de dormir y delantales de los que usan las empleadas del servicio doméstico. Me quedé de piedra cuando me dijo que me iba a enseñar a agradecer los regalos que me daba y me ordenó desnudarme y quedarme solo con la tanga que había llevado todo el día bajo mi ropa de trabajo, acto seguido me dijo que me recostara boca abajo en la cama con mis piernas fuera de ella. Con mucha ternura me explicó que lo que pasaría a continuación era necesario pues yo estaba un poco rebelde a seguir las reglas que ella había impuesto en la casa el día en que me dió la oportunidad de continuar con la relación. Me preguntó nuevamente si estaba dispuesto a seguir a su lado y aceptar su autoridad, yo estaba un poco confundido, pero el amor que sentía por ella fue suficiente para aceptar mi situación. Laura me recordó que si mi conducta mejoraba en los días que quedaban para el fin de semana, tendría por fin mi anhelado premio, me dejaría penetrarla. Me ilusioné tanto que recibí con alegría los 30 azotes que me propinó en las nalgas con un cinturón, aunque el dolor me hizo quejarme algunas veces durante el castigo y Laura me dijo que por ser la primera vez pasaría por alto mis quejas, pero que si se repetía no sería tan condescendiente conmigo. En mi cabeza quedó volando eso de que era la primera vez que me azotaba, entonces vendrían más azotes, bueno, no había sido tan horrible después de todo, mi Laura valía la pena y yo acepté sus reglas y no me arrepiento de haberlo hecho.

Después de mi castigo, me dió un gran beso y me acarició la cabeza, me dijo que lo había hecho bien y yo me sentí muy orgulloso de recibir su aprobación, luego me dijo que de ahora en adelante si quería tener sexo con ella, debería ser muy obediente y no cometer errores pues de ser así, tendría que castigarme de nuevo y postergar mi orgasmo una vez más. Me pidió quedarme de pie al lado de la cama dándole la espalda y para mi sorpresa empezó a ponerme un sujetador, yo, por no tener que soportar de nuevo los azotes, me dejé hacer, luego un liguero y medias, en ese momento me dijo que tendríamos que hacer algo con mis piernas, pues tener tanto vello ya no estaba de moda y no se veía bien con las medias de seda. Para terminar me puso un delantal de criada y me dijo que de ahora en adelante las labores de la casa las haría vestido de esta manera. Le pregunté la razón del cambio en mi forma de vestir y su respuesta fue que se excitaba mucho teniendo una empleada del servicio tan sexi, y me dirigió mi cabeza a su entrepierna como ya era habitual,  su orgasmo bien valió la pena del cambio en mi guardarropa, me sentí orgulloso una vez más de poder servir al placer de mi hermosa novia Laura. Además, nadie más tendría que saber que usaba esas prendas femeninas en casa, era nuestro pequeño secreto. Desde esa noche, en cuanto llegaba a casa del trabajo debía cambiarme por mi 'uniforme' de trabajo en casa. Al principio me sentí muy extraño, pero me fui acostumbrando, más por el placer que le causaba a ella verme limpiando de esa forma que por la comodidad de las prendas. Llegó el tan esperado fin de semana y seguro estaba yo de haberme ganado mi premio, muy emocionado le recordé que me había prometido que este fin de semana tendríamos sexo con penetración después de mucho tiempo, Laura me dijo que no fuera tan impaciente, que todo llegaría a su tiempo, por ahora quería hacerme un nuevo regalo para completar mi atuendo, de una caja sacó unos zapatos femeninos con unos tacones enormes que me había comprado, son para mi chacha por comportarse bien y ser tan obediente, fue lo único que me dijo antes de darme un delicioso beso y bajar sus bragas para que mi lengua hiciera de nuevo su habitual trabajo. Los usarás siempre que estés en casa al igual que la ropa que has venido usando desde esa semana, te ves muy linda lmpiando de esa manera. Me sorprendió al referirse a mí en femenino y a mi pene también, pues luchó por escapar de la jaula metálica que lo aprisionaba desde hacía ya mucho tiempo, según mi criterio. Laura me dijo que cuando terminara de limpiar y cocinar podría tener mi premio, por lo que me pidió preparar una cena especial para esa noche tan importante en nuestra relación. Cuando tuve lista la cena y la mesa puesta, le dije que ya podía pasar al comedor a disfrutar de la cena que había preparado para el amor de mi vida. Cenamos y charlamos sobre todo lo que había ocurrido en las últimas semanas y me explicó que era necesario que me corrigiera para que fuéramos felices, pues algunas veces con mi comportamiento la hacía enojar y no le gustaba sentirse enojada. Con respecto a mi castidad también me recalcó que quería que mi energía sexual fuera dedicada única y exclusivamente a ella, pues cuando me masturbaba perdía un poco el interés en sus orgasmos y en servirle de la manera en que a ella le gustaba que lo hiciera siempre. También dejó claro que me quería y que le gustaba mucho como la hacía sentir cuando obedecía sus órdenes y mi lengua recorría su sexo pues le demostraba lo mucho que la quería.

Después de cenar, me dijo que estaría en la habitación esperándome mientras yo terminaba de limpiar, me arregló un poco el delantal y me dió un beso que mi pene agradeció dentro de su prisión.

Cuando llegué a nuestro nido de amor, Laura estaba divina, tenía puesto un babydoll transparente que recalcaba la belleza de sus senos, mi excitación estaba al máximo y sólo pensaba en liberar mi pene de la jaula viendo las llaves del candado colgando de la cadena en medio de su escote.

Se recostó sobre la cama y ya conocía mi camino y me hundí en su sexo como si fuera la primera vez que lo hacía, mi dedicación le brindó varios intensos orgasmos que Laura agradeció con un par de caricias y la promesa de una noche memorable. Ahora podrás penetrarme, pero no de la forma en que esperas me dijo mi dominante novia, tras lo cual me enseñó una especie de cinturón que fue cerrando en mi cintura y entrepierna colocando en él un pene de goma de un tamaño bastante considerable y aspecto completamente realista, dejando la jaula en su lugar y a mí en un total desconcierto pues veía que no sería liberado tampoco esa noche. Me dijo que debía estar agradecido pues por mi mal comportamiento de la semana había perdido mi oportunidad de tener esta noche para los dos, pero que en parte había recompuesto el camino y por eso me hacía este regalo, que si bien era cierto que no era mi pequeño pene el que la iba a penetrar, iba a ser una noche especial, pues haríamos el amor como hacía tiempo no lo hacíamos. Me prometió permitirme un orgasmo el otro fin de semana si ponía todo mi empeño en darle mucho placer esa noche. Con la esperanza de tener una liberación por mi buen comportamiento durante la semana que venía y en la noche que comenzaba, le hice el amor con el enorme pene artificial que lucía sobre mi pequeño pene encerrado en la jaula, llevándola a tener una serie de orgasmos que me agradeció con una caricia y un camisón nuevo de seda para dormir esa noche. Luego de ducharnos juntos, algo que agradecí a Laura porque prácticamente desde el inicio de nuestra relación no sucedía, me puse mi ropa interior, bragas y sujetador, mientras Laura me esperaba con mi regalo en sus manos dispuesta a ser ella quien me lo pusiera. Estás muy linda con ese camisón, me dijo, logrando sonrojarme un poco. Me dió un largo y delicioso beso y nos fuimos a dormir. A la mañana siguiente me dijo que quería que me retirara el vello de mis piernas, para eso me entregó una crema que debía usar por unos minutos y luego retirarla llevándose todo el pelo que cubría mis piernas. Cuando me vestí para hacer mis tareas, sentí algo muy excitante al ponerme las medias sobre mis piernas depiladas que me causó una gran excitación, así se lo hice saber a Laura quien me dijo que la próxima semana tendría mi anhelado orgasmo si no le daba problemas en esa semana.

Ante la perspectiva que se presentaba ante mí, hice mis mejores esfuerzos para no darle disgustos a mi novia, pues no quería perder de nuevo la oportunidad de tener mi orgasmo, ya estaba al borde de la desesperación por no poder liberar mi pene de la jaula que frenaba cada intento de erección.

Al llegar el viernes, Laura me dijo que se sentía orgullosa de mí, pues esta semana habia sido una buena criada, y merecía mi esperado premio, yo, al ver su sonrisa y su cara de orgullo por mi buen trabajo en la semana, tanto en la casa como con mi lengua, me sentí absolutamente feliz a su lado, después de todo había sido justa conmigo y si había tenido que castigarme, siempre era yo el culpable por hacerla enojar o sentirse decepcionada de mí por mi falta de comprensión y obediencia hacia ella. La noche comenzó como siempre, conmigo metido entre sus piernas y ella gozando como si fuera su primera vez. Mi excitación era tan fuerte que le pedí que por favor, desbloqueara mi jaula de una vez, pues me moria de ganas de tener mi ansiado orgasmo, Laura sonrió y me dijo que esa impaciencia no era buena para mí, que ya tendría mi premio, pero no de la forma en que estaba pensando, pues hoy por fin podríamos usar ese artículo que había comprado semanas atrás, mi corazón estuvo a punto de detenerse y me invadió un sentimiento de frustración terrible, pero Laura me hizo sentir un poco mejor cuando me dijo que esta forma de orgasmo que experimentaría esa noche , la podría disfrutar bastante y además podría descargar mis testículos después de varias semanas en total castidad, pero sin perder mi interés en servirla y mantener la llama de nuestro amor encendida. En cuatro patas sobre la cama y con mi novia detrás mío poniendo lubricante de forma abundante en mi culo, fue introduciendo lentamente aquel extraño dildo, un mundo nuevo de sensaciones inundó mi cabeza, pues la primera vez que Laura intentó realizarme un orgasmo prostático con su dedo no funcionó muy bien y solo logró dejarme más caliente y ganarme una jaula de castidad para mi pene. Esta vez fue diferente, tuve una oleada de placer como nunca, algo que no había sentido antes, fue como llegar al cielo y regresar a lado de mi hermosa Laura. Un orgasmo diferente, especial, tras el cual Laura me acarició el pene por encima de la jaula luego de retirarme el cinturón con el pene de goma, felicitándome por mi premio y animándome a servirla mucho mejor para ganarme algunos premios más, pues, como me dijo antes, no le gustaba darme azotes ni otros castigos, pero no dudaría en hacerlo cuando yo necesitara alguna corrección.

Así ha sido mi historia de amor con la mujer de mi vida, Laura, quien supo extraer lo mejor de mí y no puedo decir que no he sido feliz, pues me hace sentir vivo y tengo una mujer hermosa a mi lado, a la que tengo el privilegio de hacerla igualmente feliz.

AndyG

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