lunes, 10 de abril de 2017

Mi cinturon

Yo siempre he muy bien estudiante, sacaba muy buenas notas, pero mi carácter era más bien tímido e introvertido. Era un chico con pocos amigos y menos aún novia.
En la Universidad estudié ingenieria, con muy buenas notas, y seguí sin novia ni amigos. Mi excelente expediente académico me facilitó poder entrar en una empresa multinacional muy buena. No sé porqué pero se me metió la idea de que con trabajo, joven y con dinero iba a ligar sin problemas, pero no. Compré un deportivo llamativo, pero nada, no conseguía intimar. Pasaban los años y no conseguía ligar, aún era vírgen. Acudí, discretamente a una casa de citas, quería saber lo que era el sexo real, estaba cansado de pajas y comprar vídeos porno. Acudí a una casa de citas de lujo, estaba en un bloque de cierta categoría. Allí me hicieron el típico desfile de chicas, de todas las edades, me decían el nombre, todos falsos por supuesto, y yo elegí a una tal Ana, era de mi edad. Me pareció la más atractiva. Tenía muchas ganas de hacer un polvo pero no sabía ni como empezar y la verdad estaba muy nervioso. Ella me pidió que le acompañara a la habitación, allí me preguntó que es lo que quería, y yo le dije que follar sin más. Entonces me dijo que era tanto, y yo pagué, me dijo que me lavaría y que lo teníamos que hacer con gomita. Bueno la cosa fué que ella no consiguió que se me poniera dura, estaba muy nervioso o no sé porqué pero la tenía fláccida y no había manera. Imagino que te has pajeado hace poco dijo ella, y yo por tal de buscar alguna justificación le dije que sí. Ella me dijo que algunos clientes suyos que tenía llevaban sistemas antimasturbación y que ella les controlaba, y si me interesaba eso, pues garantizaba que eso no me volvería a ocurrir. Yo le dije que sí me interesaba.
Fué entonces cuando de un cajón un cinturón de castidad y me lo enseñó, me dijo que me lo pusiera, y cuando terminó cogió un candado y lo cerró, me dijo que volviera a la semana siguiente.
El calentón de sentirme encerrado hizo que apareciera la erección que era impedida por los barrotes metálicos de la jaula. No podía salir. Ella me dijo que le pidiera cita a la Madame.
A la semana siguiente volví y esperaba poder liberarme, pero la sorpresa fué que la Madame me dijo que Ana no había vuelto a saber de ella y que dejara mi teléfono, si algún día sabía de ella que me llamaría. Desde entonces me he acostumbrado al cinturón, me siento cómodo y no he vuelto a masturbarme, por ello no he querido romper el candado y eso que ya han pasado 9 meses, y  sigo esperando a que Ana vuelva.....cuando haga el año iré a la casa de citas para averiguar si saben algo de Ana, pero si no saben nada,  'Creéis que debería romper el candado?

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