viernes, 12 de enero de 2018

Autobiografía. Historia real. Memorias y forja de un cornudo casto:Capítulo II. Adolescencia

PARTE 4

Autobiografía. Historia real. Memorias y forja de un cornudo casto:

Capítulo II. Adolescencia

Por dar una pincelada más en el penoso lienzo de mi autorretrato... debo definirme un poco mejor
antes de comenzar a escribir este capítulo de mis vivencias... he de dejar claro que soy
heterosexual, pero antes que eso y sobre cualquier consideración soy sumiso, lo que conlleva
implícitamente la aceptación de la bisexualidad, la homosexualidad, transexualidad, o lo que tu
Amo (gay o hetero) o Ama (lesbiana o hetero) ordene o disponga, ya sea con objeto de disfrutar de
su perro para su propio placer directamente o con intención de cederlo a un@ amig@ u otra
persona (que para eso le pertenece)
Una de las formas mas eficaces de doblegación o como herramienta pedagógica para ahondar en la
educación y sometimiento del sumiso según mi experiencia, es el apareamiento forzoso con
alguien que no le resulte mínimamente atractivo ni sexualmente apetecible, ampliando así sus
límites de obediencia y de entrega.
Al hacerle copular con alguien de su mismo sexo si es hetero, o de distinto sexo si el/la sumis@ es
gay o lesbiana, se mina su voluntad y se profundiza en su entrega... la orientación sexual del perro
es irrelevante, pero es una herramienta psicológica increíblemente válida para su domesticación y
amaestramiento....
Cuando comenzaba mi doma en real (hasta entonces había tenido relaciones ciber) me costaba
mucho el ser penetrado por mi Ama con un arnés (pegging, aunque he de reconocer que tuvo
mucha paciencia y “tacto” conmigo)... con posterioridad llegaría a ser follado esporádicamente
sería directamente por algunos verdaderos machos “en condiciones” (ocasionales y puntuales
parejas de mi Ama), tampoco me agradaba nada mamar penes... pero ella sabía que ser
sodomizado para un hetero suponía ubicarme en “mi lugar” “de golpe”, encajarme en el estado
anímico-psicológico adecuado. Tengo que aclarar que mi Ama siempre tuvo mucha consideración
a la hora de utilizar mi puerta trasera, o chochete-trasero (así lo llamaba) ampliando el tamaño del
dilatador anal (y mi culete) poquito a poco.
...el Am@ siempre sabe lo que te conviene, cómo y cuando hacerlo, puede decidir la cesión
temporal a un/a tercero/a o directamente cruzarte cuando y donde menos lo esperes... si es buen
Am@ lo hará... realmente cuando se lleva el tiempo adecuado (y prolongado) en castidad el
sumiso es como un perro en celo que no se plantea ni cuestiona nada, solo obedece... para pensar y
tomar decisiones ya estan l@s Am@s.
La castidad uno de los mayores y mas potentes medios de disciplina y sometimiento de la
voluntad de los esclavos... en mi caso la abstinencia prolongada me dejaba mas “suave que un
guante”, transportándome a mi lugar de inferioridad y ansiedad sexual... nada mas ver al macho de
turno me preparaba para otra penetración con la esperanza de ser autorizado a un vaciado de
huevitos... aunque eso no dependía de mí, lógicamente.
...finalmente en mi trabajo, en casa, en el ocio o mientras dormía (soñando) yo solo era una
mascotita que en lo único que pensaba las 24 horas del día era en el permiso para eyacular aunque
fuera de la forma mas ridícula o vergonzante, sin preguntar ni poner reparos a nada, sin
importarme cómo, ni cuando, ni ante quien, ni de qué forma... era un animalito de instintos
primarios que solo pensaba en aliviarse, en calmarse esa imperiosa necesidad de satisfacer lo
básico... la ansíada orden para “descargar”, la esperada autorización de vaciar pelotitas es cuanto
se oye tras un largo período de negación, el único hecho que activa el pabellón auditivo del esclavo
que exclusivamente piensa en correrse y dar las gracias a su Am@ por tal deferencia y regalo...
aunque antes tenga que ser usado y penetrado.
La castidad era un arma muy poderosa en manos de mi Ama, aunque nunca usó jaula conmigo.

En la actualidad no tengo propietari@ por eso se ocupa CONTROL de mí, pero os puedo
corroborar que ahora, si se diera el caso, disfrutaría con cualquier dueñ@ sin reparos, sin
plantearme orientación sexual alguna (al principio de mi doma no era así).
Dado el tamaño y la “eficiencia” de mi minipene es mejor y mas práctico ser utilizado como putita
si mi Am@ me lo ordena poniendo mi cuerpo “a disposición” que hacer el ridículo con mi ineficaz
micropito... y si de paso se me permite vaciar mis inactivos testiculillos es un premio añadido,
realmente lo que me hace gozar es cumplir y acatar su orden sin dilación, el hecho en sí mismo de
poder obedecer la orden me excita... sin mas ...
...pero eso lo sé ahora... antes, en la época a la nos desplazaremos en mi autobiografía aún no era
consciente, ni remotamente, de hasta qué niveles me llevarían mis sucesivos Am@s en mi largo y
tortuoso camino de la humillación y la obediencia, ahondando en mi entrega y conocimiento de mí
mismo a niveles del que no era consciente ni podía siquiera imaginar.
En el colegio religioso estuve tres años (los 12, 13 y14) y aunque intentaba desvanecerme en el
aire, evaporarme, estar ilocalizable, no siempre lo conseguía...
... en esta tesitura andaba cuando... cambió de destino profesional mi padre y fuimos a otra
provincia... otro Centro... otros compañeros yo al ser el benjamín de la casa era el último que se
enteraba, pero personalmente para mi fue una gran liberación...
..atrás dejaba una muy fuerte experiencia que marcaría para siempre mi sexualidad atrayéndome a
partir de ese instante el bdsm, sentirme esclavo me relajaba y excitaba a la vez, no tenía que pensar
en nada, otros planificaban y decidían por mí, yo no controlaba la situación dejándome ir, me
gustaba y me colmaba sexualmente, en principio había probado involuntariamente lo que es ser
doblegado y humillado, ser un perro y... posteriormente... lo había gozado!!
A partir de entonces se convirtió en auténtica necesidad para mí... era imprescindible que un viril
macho o una auténtica supermujer, superior y capacitado, orientara y dirigiera mi vida con
disciplina, una férrea autoridad que me imponga con mano dura lo que desee cuando desee, que
sepa y decida lo que me conviene en cada momento sin consultarme ni tener en cuenta para nada
mi opinión... que mi único cometido fuera acatar cada orden sin plantearme nada... que se ocupe
de mí... para un perro siempre es importante saberse protegido por su dominador/a y que le digan
claramente lo que ha de hacer.
Ya me sabía omega desde el cole, generándome un sentimiento de sumisión a mis superiores que
ya jamás desaparecería, de saberme un hombrecillo minúsculo y apocado, un inútil que requiere
imperiosamente de un/a dominador/a que sepa disponer, orientar y decidir mi vida, hasta lo mas
nimio, que incluso controle qué me pongo y si me puedo derramar o no, que me premie o
castigue... alguien al que entregarme, exhibirme, cederme, aplicarme correctivos, disciplinas...
alguien que, con su mera presencia me haga sentir inferior, en una palabra: un Am@ pero, ya
llegaremos a eso...
Esos tres primeros y tiernos años me habían hecho verlo todo claro... conocerme a mí mismo.
...en fín, ese colegio religioso me descubrió realmente mi naturaleza irrelevante, dependiente y mi
vacía personalidad desprovista de carácter, ayudándome a asumirla, me hizo ver cual sería
inexorablemente mi vida en el futuro trastocando radical y definitivamente mis pre-juicios y
conceptos, mis parámetros, mi forma de entender, de ser, de cómo vivir el sexo...
Se configuró mi perfil y mentalidad omega en general... y sumisa en particular, era una catarsis
integral que se había completado y consumado mutándose mis esquemas para siempre.
De lo hasta ahora relatado se adivinaba muy fácilmente mi naturaleza dócil y genéticamente
obediente, se intuía un cornudo-casto en potencia que ya denotaba formas y maneras, que debería
ser controlado de cerca por un referente responsable y autoritario... era un animalillo meramente,
un pajillero entregado al vicio onanista cada hora del día... un ser ínfimo que requería de alguien
que le controlara sus tendencias a tocarse, a palparse compulsivamente... una referente cercano y

fuerte que consiga que deje de ser un marranillo impresentable y se pueda convertir en un casto
obediente y servicial del que un/a Am@ pueda estar orgulloso y al que pueda sacarle partido.
Si no se vale como hombre, como macho, sí se puede aspirar a ser un buen, manso y digno casto
obediente y trabajador.

Con 15 años pasé a un era un instituto público debido a que yo era un nefasto estudiante con
pésimas notas no admitiéndome en centros privados por mis bajas calificaciones.
Aún con esa edad seguía sin desarrollarme, casi sin vello púbico, llamándome en el nuevo instituto
“el grillo” por los “gallos” arrítmicos que profería mi garganta y lo agudo de mi timbre de voz, a
mí me parecía perfecto, al menos no era “el Mini”.
Con la experiencia adquirida en el colegio anterior se había pulido mi innata habilidad para la
“invisibilidad”, de mimetizarme en el entorno, esta característica se había depurado a niveles de
auténtico profesional, pasando completamente desapercibido... ahora sí detectaba e identificaba a
los auténticos machos alfa rápidamente por propia “supervivencia”, con un sexto sentido para
respetarlos... rebajándome incluso ante sus mas pequeños gestos aunque no me hablaran,
asumiendo su autoridad y esquivarlos... era capaz de desaparecer de cualquier lugar y
circunstancia evaporándome como el gran Houdini, el más famoso de los magos escapistas.
Tras el trauma pasado (y gozado a su vez) era increíblemente tímido, timorato e introvertido, con
una personalidad huraña y recelosa aunque, curiosamente, eso me abocó aún mas al vicio solitario,
como pajillero profesional era un crack sin igual... mi pequeño miembrito siempre estaba ahí,
horas y horas de toqueteos, comics, novelas, películas porno, era un friki-adicto de la paja...
No paraba de palparme, de agitármelo hasta conseguir el ansiado fluido una y otra vez, y otra vez
mas... pajas y repajas recordando todo lo acaecido en el colegio anterior, curiosamente era lo que
mas “disfrutaba” al correrme, era placentero todo lo que había padecido (ver capítulos
anteriores)... y al tiempo... me enfadaba conmigo mismo... ¿cómo podía ser tan... tan...
pervertido? ¿es que no se me iba a “quitar” nunca esta hábito?
Mi conciencia volvía a martillearme, remordimientos... me reconcomía el fondo de mi alma...
pero mi mejor semen salía cuando recordaba “las tortillas”, las “tenazas”, mis guisantitos
expuestos al rocío de la mañana, moraditos y doloridos por causa de los alfa... mis pantalones en
los tobillos... el pequeño miembro “al fresco” y ante las niñas!! En ese punto, en la soledad de mi
cuarto, siempre eyaculaba... e iba a por mas!!
...habían sido unas experiencias tan al límite, tan intensas... que a lo doloroso, humillante,
denigrante... unía a la vez sensaciones reconfortantes, placenteras de mi consolación nocturna
manifestando una innegable tendencia a la sumisión y docilidad... conseguía el yin-yang en una
paja.
Había nacido para esclavo pero me revelaba a ello, no quería asumir mi condición netamente
omega... recurrentemente me planteaba...
¿tendrían todos razón y era yo el responsable de cuanto me sucedió?
¿era “el marrano” de la escuela, el “Mini” puerco, era ese verdaderamente mi yo auténtico?
El trasiego de masturbaciones era incesante (siempre con el bdsm de trasfondo)... finalmente y a
la postre lo que me excitaba y con lo que eyaculaba bestialmente era el recuerdo de mis
sensaciones y experiencias reales de sumisión vividas... las humillaciones, los tocamientos, el
saberme un juguete de los alfa en el colegio... recordar el sometimiento experimentado a mano de
los verdaderos machos que disponían de mí a su antojo ante las chicas... mi corazón palpitaba
excitado y taquicárdico ante tal situación (igual que mi pene) y simultáneamente, dándome pánico
lo que pudieran hacerme... temiendo volver a encontrarme a lo largo de mi existencia a los
mismos alfas con distintos rostros en otras circunstancias, otro tiempo y lugar... temiendo y/o
deseando?

Todo a la vez?... me iba a estallar la cabeza... sentimientos antagónicos y complementarios, estaba
hecho un lío.

A los 16 buscaba novia, creia que sería rapido, no obstante jamás ninguna chica se interesó por mí
sentimentalmente, ni como compañero, ni siquiera como amigo... yo estaba acabado en clase y
ellas percibían a su temprana edad el patético hombrecillo que era y que sería yo, virilmente y
como macho, las mujeres tienen para eso un sexto sentido. Mi futuro ya estaba escrito, marcado y
yo... predestinado.
Al igual que el testimonio de “K” con el que me identifique completamente, empezando mi
autobiografía con esa referencia, estaba absolutamente convencido de que pronto perdería la
virginidad, que dada mis inclinaciones heterosexuales con mi permanente estado de excitación (era
un “salido” integral) encontraría raudamente a una chica (la que fuera), ...una novia con la que
hacer realidad mis sueños, haciéndola diana de mi desmedido romanticismo... o al menos se dejara
meter mano... pero nada mas lejos de la realidad!!... el sentimentalismo, la ternura, la
emotividad... la inteligencia, el valor interior, la sensibilidad... es para las películas y las novelas
de amor... aquí la única certeza era el vergonzoso tamaño de mi pitín y su penoso rendimiento...
mi naturaleza omega... y... que ellas lo tenían clarísimo, todas buscaban un alfa.
Lo que yo quería y sentía, mis sentimientos para nada tenían que ver con los suyos...
Estaba todo en mi cabeza, dentro de mí, pero no de ellas... la realidad objetiva de no comerme una
rosca distaba enormemente de mi subjetividad y fantasías internas en las que me creía un
casanova, un playboy...
A esa edad se piensa que basta y sobra con la voluntad y la disposición de uno mismo a mantener
una relación... pero ese no era el criterio de ellas ni por asomo, detectaban al instante que era un
omega baboso, un reprimido desesperado por cualquier chica, consecuentemente el vacío que me
hacían era global... integral, olían a la legua mi desesperación, mi semen pajillero, no podía
siquiera acercarme a ninguna.
Con mi pelada piltrafilla inoperante entre las piernas... llegué a los 16, 17, 18 sin parar de ver todo
tipo de material pornográfico, cualquier cosa que caía en mis manos era una excusa perfecta para
volver a tocar mis pequeños genitales, azotarlos, fustigarlos , exprimirlos... hasta el gozo final.
Aunque me imaginaba ser un Alfa, en mi fuero interno, sabía que estaba marcado como omega...
futuro cornudo, sumiso y casto...
Pajeándome como un loco pasé por el instituto y acabé sin pena ni gloria me encontré en la
universidad... vegeté sin nada relevante ni remarcable para desarrollar en una biografía (y con lo
que no os voy a cansar), plantándome a los 25 años y VIRGEN todavía, entonces conocí a la que
sería mi esposa. Hasta ahora había sido un omega confeso... pero ella elevaría mi rebajado estatus
sumiso vertiginiosa y exponencialmente al de impotente reconocido y cornudo público y global...
apareciendo nuevamente los alfa en mi vida para darle a mi mujer lo que yo no era capaz de
“ofrecerle”, corneándome hasta la saciedad... pero como dice el refranero “no hay mal que por
bien no venga”.
( Fin de la Parte 4 - Continuará)

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