jueves, 8 de marzo de 2018

Este es un orgasmo arruinado perfecto.

Del blog "Control de castidad para mujeres".

Sin chorros Sin contracciones. Sin movimiento en absoluto. Solo derramando toda esa presión reprimida durante tanto tiempo. Derramándose sin una pizca de placer orgásmico. El se mantiene "queriendo más". "Es bueno para ti", le digo. Estoy orgullosa de que se mantenga tan agradecido por mi toque, siempre receptivo y  en una ardiente frustración. Y así se queda como un "buen chico" y nunca se muevo para recuperar el control, ni se complace con sus propias manos. 

Consejos y trucos sobre cómo lograr esto, por favor? Queridas amigas, paciencia. manos lentas. No aprietes. No le ayudes a que se corra. No muevas tu polla. Lentamente se acercará al clímax. Dile que te avise cuando estés cerca de correrse. Detenerse enseguida. Él ya no necesitará ser acariciado nunca más. Basta con unos pocos toques con las yemas de los dedos para molestar su frenillo, el punto mágico. No te centres en su orgasmo. Él apreciará el estar cerca del borde. Solo deja que suceda. En realidad, ella no trata de hacerle eyacular. Solo trata de mantenerlo al borde. Relajate. Evita las "expectativas". Si sucede, sucede. Si no es así, él va a ser feliz con la atención recibida. Sabrá que es "perfecto" cuando aún esté duro como una roca. No habrá sentido un orgasmo. Tal vez un alivio de ser derramado. Son todas las endorfinas y una eyaculación sin orgasmo. 

Recuerdale que no quieres que se corra. Los bordes son toda la diversión y nada de eyaculaciones. Derramar está bien, pero no es tu objetivo. Y así algunas veces simplemente sucederá. Es bueno. Concentraté en el borde y deja que su cuerpo decida elevarse y derramar lo que se ha generado de todas las estimulaciones anteriores. Todo su placer es mio ahora y el disfruta simplemente de los bordes. Los pérdidas simplemente suceden.

1 comentario:

  1. Me fascina el placer derivado de la negación del placer. Tantos días, semanas, esperando para un orgasmo y que cuando llegue sea arruinado. Y sentir un enorme placer de ese acto de frustración que a veces es para llorar. Pura insatisfacción coronada de un éxtasis inefable. El placer de no llegar. Quedar suspendido indefinidamente en el segundo antes de la culminación. No sé. Creo que podría llenar páginas con esto.

    ResponderEliminar