jueves, 12 de noviembre de 2015

La brocha de maquillaje

Desde hace unos días desde Control de Castidad me han prohibido tocarme el pene con las manos, sólo para higiene y necesidades básicas.

Me da morbo pensar que algún hombre o alguna mujer, no sé quien es, en la distancia, me da órdenes tan íntimas como esa, y yo le obedezco. Habrá quien piense que vaya idiotez hacer caso y posiblemente lleve razón, pero a mi me excita mucho todo esto, he de reconocerlo, juntar obediencia y castidad.

Con lo único con lo que me puedo aliviar de alguna manera es con una brocha de maquillaje. Los primeros días me gustaba pero no me excitaba, pero ahora ya voy logrando que mi pene se humedezca al contacto de la brocha. Me la paso por ingles, por el pubis, que al estar depilado, se siente más, y sobre todo me gusta cuando lo paso por la zona baja del pene y de los testículos. Hago movimientos suaves o cambio a otros más intensos. Cada vez voy sintiendo más placer.


No sé cuantos días -o semanas- tendré que seguir así, ni el objetivo de esta idea, pero confío en controldecastidad y me dejo llevar. Lo que si tengo claro es que a corto plazo no va a haber orgasmos.

Y me ha surgido la idea de 2 curiosidades.

Una es que a veces la vida te da mala suerte. Esta brocha en lugar de haber sido elegida por mi para el trabajo sucio de acariciar mis genitales podría haber sido elegida por una bella dama para acariciar su sedosa cara y estar rodeada de lindos botes de maquillaje.

Y la otra es la forma fálica. De los otros usos que esta brocha podría tener cuando la pongo por debajo de mis testículos, cerca de la entrada de mi orificio trasero.

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