sábado, 30 de enero de 2016

Todo por un pequeño tatuaje







Ella siempre había querido tener un tatuaje de una pequeña mariposa en su hombro. Cuando se sorprendió del presupuesto que le hicieron, el tatuador le dijo que se lo haría si aceptaba estar encerrada una semana en un cinturón de castidad. En lugar de pagar, te mantendrás casta unos días. Si consigues aguantar una semana sin que te retire el cinturón tu deuda quedará saldada y serás libre, pero si me pides que lo quite, la deuda se mantendrá y te volveré a poner el cinturón hasta que aguantes una semana. 

Ella pensó:- ¿Qué podría pasar?, incluso podría ser divertido. Ella siempre estaba muy caliente, pero ahora sería incapaz de siquiera tocarse.

Al final del primer día ya estaba escalando las paredes, tratando infructuosamente de llegar a su coño chorreante, sellado en acero. Sólo tardó tres días en regresar con el dinero al salón de tatuajes, pidiendole que la desbloqueara. Pero ya era demasiado tarde para eso, él le dijo, que ella podía masturbarse, pero sólo mientras le añadiera un nuevo tatuaje en la piel de su elección.

Sólo necesitó dos días más para que ella estuviera de acuerdo en aceptar sus tatuajes. 

Eso ya fue hace más de un año. 

Ella cada vez que se le retiraba el cinturón se podía masturbar, mientras el tatuador la iba tatuando, así más tatuajes se añadieron al de la mariposa, y luego el cinturón se volvia a poner, tenía que aguantar sólo una semana. Se repitió más y más veces y ella consiguió más y más tatuajes, pero a ella no le importaba nada más que poder tocarse. Ella podía incluso excitarse sólo de oir el zumbido de la aguja del tatuaje cerca de sus oídos, sólo podía llegar al clímax mientras que el agudo dolor de la aguja atravesaba su cuerpo. Ella ahora vivía en el salón de tatuaje, como muestra de exhibición de tatuajes para los clientes. 

Ella aún se sentía ligeramente avergonzada cuando se excitaba al oir a los clientes haciendose tatuajes.

Sin duda fue la estratagema de marketing perfecta para ponerse en marcha los hombres haciendo cola para conseguir el trabajo hecho. En realidad, fue ella la que propuso estar en la sala mientras los clientes estaban siendo tatuados para ayudar a distraer del dolor. 

Aún no ha conseguido estar una semana sin que le sea retirado el cinturón...

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