La alegría de la negación

Hace horas, que comenzó nuestro pequeño juego. 

Ella empieza lentamente como un inofensivo juego; practicando un poco de control. 

Él se somete voluntariamente a esta suave sumisión. Él se pone las manos juntas por detrás sin atarse, para evitar tocarse. Él ya estaba excitado desde que ella se había quitado la ropa, y se puso el camisón sin bragas. Ella miraba su programa favorito en la televisión y de tanto en tanto le acariciaba el pelo su pecho, y sus manos también acariciaron ligeramente sus pezones. Otros momentos le besaba profundamente. Se fue abajo en él, humedeciendo y para sensibilizar más su tacto. Aumentó su deseo. A medida que su cuerpo se acercó clímax, ella podía sentirlo al aumentar el poco empuje que podía hacer. Ella se paró para contenerlo, para mantener su semen dentro de él ... , el no podía tocarse. Al cabo de un rato volvió a estimular su pene, dejandolo justo al límite del punto de no retorno, y luego paró por completo, hasta que una de tantas, él alcanzó una palpitante eyaculación sin ninguna otra estimulación, una eyaculación al aire.