miércoles, 22 de junio de 2016

Vida en castidad.


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Ese día, no tenía ánimo para tener sexo. Él no me pidió nada, sabía muy bien que si está en castidad no me debe hacer ninguna alusión al sexo ni siquiera debe tratar de provocar ocasiones. En su lugar, fué amable y atento, me preparó la cena, recogió la mesa, lavó los platos y hizo otros trabajos de casa. Mi abrazo fue la mejor recompensa que pudo conseguir.

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