CAMBIO DE RUMBO
PRIMERA
PARTE
- Mirad, os presento a mi novio, Javier.
- Encantado... - dije yo acercándome a sus dos compañeras de piso, mientras me miraban de arriba a abajo.
- Yo soy Elena.
- Y yo, Lucía, encantada. - dijo dándome un beso en la mejilla.
Elena
es una chica más bien bajita, por lo menos más que mi novia. Es la
típica “empollona” o agonía, aunque no tenga pinta de ello.
Viste siempre ropa deportiva, shorts deportivos, etc, ropa para estar
cómoda, sólo la he visto pintada o arreglada en un par de
ocasiones. Es castaña, con el pelo recogido en una cola y ojos
marrones. Su tez es más bien bronceada, aunque sin exceso. Ese día
me sentí culpable por haberme fijado tan detenidamente en su
respingón culito que quedaba marcado en ese pantalón corto. Estudia
Física en el mismo Campus que Claudia, y poco después me enteré
que tenía un novio en su pueblo de origen.
Respecto
a Lucía, qué decir, era el verdadero nexo de unión de la casa, la
que llevaba los pantalones por así decirlo, una chica enérgica y
con las cosas claras. En un primer momento, no me gustó mucho. Era
la típica chica alternativa, hippie, con una rasta y piercing en la
nariz. Estudia farmacia con mi novia, y eran conocidas. Además,
procede del mismo pueblo que Elena, de ahí su afinidad. El cuarto de
Lucía compartía pared con el de Claudia, y dado que estudian lo
mismo, es normal que pasaran mucho más tiempo juntas, cosa que
descubriría con la futura influencia que ejercería sobre Ella. Pero
no adelantemos acontecimientos.
Lucía
era una chica liberal y moderna. He de decir que era su actitud
arrolladora y dominante, sobre todo con los hombres, lo que me echaba
un poco para atrás a la hora de hacerme amigo suyo, pero su aspecto
tampoco me parecía muy femenino. Era una activista feminista. Solía
vestir con poco arreglo, casi siempre ropa de segunda mano o
“alternativa”, ya sabéis. Ni una vez en todos estos meses la he
visto arreglada, en fin, era yo tan inocente por aquel entonces...
Pronto
nos sentamos en el comedor y comenzamos a charlar. Ya había pasado
una semana desde que Claudia se instalara y por sus comentarios (yo
me mantenía en silencio, escuchándolas), se habían hecho bastante
amigas. Todo parecía ir bien y yo disfruté durante el primer mes de
unos “fines de semana locos” gracias a los pocos “deberes” de
Claudia y a la ausencia de sus compañeras en el piso.
Por
lo visto, como ambas eran de un pueblo de la provincia, aunque lejano
a la capital, solían marcharse del piso los viernes por la tarde,
para estar con su familia y parejas. Fue en esa conversación con
Claudia, al salir del cine un viernes por la noche, cuando me comentó
que Lucía en realidad tenía unos gustos sexuales peculiares, cosa
que me llamó la atención.
- Venga ya, si os conocéis de apenas un mes...¿ya habéis hablado de sexo?
- Bueno, tu sabes, Javi, las mujeres solemos ser más desinhibidas para ciertas cosas, sobre todo cuando hay confianza.
- Y...¿Qué es, lesbiana? - dije yo con inocente acento de preocupación.
- Sí, bueno, no, se supone que bisexual. Hasta hace poco ha tenido novio, pero también se ha liado con algunas chicas, ya sabes. - Me sorprendía mucho la forma de Claudia, tan natural, de hablar de cosas de sexo, sabiendo lo tímida que era.
Ella
me miró seria un momento, pero lo cambio con una sonrisa, mientras
me daba un pico alzándose de puntillas.
- Venga, cariño, ¿no estarás celoso, verdad? Ja, ja, ja no seas tonto. Es sólo una buena amiga...además, no soy su tipo. Le gustan las chicas rubias, de ojos azules...
- Ya me dejas más tranquilo... - dije con ironía
- Ja, ja, ¡te has puesto celoso de verdad!
- Como intente algo... - dijo yo ya medio en broma
- Tranquilo, que a mi no me van las chicas, ja, ja, de eso puedes estar seguro. Ven aquí, celosín... - dijo dándome un beso con lengua.
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Hola buenas tardes, estoy deseando leer la tercera perte.
ResponderEliminarEste relato promete.