miércoles, 11 de julio de 2018

Autobiografía. Historia real. Memorias y forja de un cornudo casto: Capítulo IV - Una especie de “amante” (Parte I)

Recreación.

PARTE 7

Autobiografía. Historia real. Memorias y forja de un cornudo casto:

Capítulo IV - Una especie de “amante” (Parte I)

(He cambiado los auténticos nombres para respetar la confidencialidad e intimidad de las
personas aludidas, aunque son muy similares a los reales)
(Los capítulos anteriores están en mi etiqueta de “kino” de este blog)
Yo continuaba trabajando en mi rutinario empleo de ”chupatintas”en el polígono de la
localidad, en la misma empresa. Tenía básicamente responsabilidades de contabilidad y
administración (aunque realmente estaba “de chico para todo”). Eran unas grandes naves donde
entraba y salía abundante material y mercadería, básicamente iluminación, lámparas, bombillas,
plafones, etc... de exteriores, de jardines, interiores... aunque también disponía de dos tiendas para
vender al por menor ubicadas en el centro de la ciudad... Todo muy gris y aburrido como yo.
Siempre vestía de la misma forma, muy tradicional y clásico, pantalón oscuro, camisa,
chaleco... Para colmo, en el poco tiempo libre que me restaba, adquirí otras contabilidades “no
oficiales” (en negro) para completar los ingresos de casa, así que cuando no estaba en la nave del
aislado polígono, me encontraba encerrado en mi cuarto trabajando a nivel privado llevando
cuentas para otros comercios o negocios, a eso se reducía mi rutinaria, opaca, tranquila y tediosa
vida. Bueno... y sobretodo pajeándome!! Era mi única evasión y diversión, el sentido de mi vida...
palpar, tocar, mimar, acariciar, estrujar mi pequeño miembro... mi infantil aparatito en la soledad
y seguridad de mi cuarto, como cuando era niño. Era el único lugar en que no era humillado.
Sigo pensando que es increíble que mi exigua, atrofiada e inerte pollita haya sido la parte
de mi cuerpo que ha mediatizado y dominado mi vida en todos los aspectos y campos.
Rememorando mis vivencias he de reconocer que para mi poco espíritu y lo plano de mi carácter
me han ocurrido las cosas más estrambóticas e impredecibles... verdaderamente sorprendentes...
En este capítulo “una especie de amante”, sigo el orden cronológico de los hechos tal como
acaecieron. Con ella anduve los primeros pasos en el sendero de la castidad empezando a conocer
su poder, sus drásticos efectos, casi sin notarlo, sin ser consciente... te envuelven, te subyugan, te
atrapan... tú solo eres un insecto al que las circunstancias sobrepasan, cautivan, apresan... como
aguas caudalosas y turbulentas contra las que, por más que te debatas, te ahogan y te arrastran
irremediablemente, te dominan contra tu voluntad por más que te opongas o resistas es inútil...
En sus inicios era una dominación un poco light, era como descafeinada... aunque he de
reconocer que lenta pero inexorablemente, esta claustrofóbica, asfixiante y tóxica relación fue
subiendo de voltaje hasta transformarse en una completa dependencia y entrar en el plano “duro”.
Al principio no fue talmente una situación de bdsm de Ama-esclavo propiamente dicha (o
eso creía yo, mirándolo ahora con perspectiva histórica... no estaría tan seguro), pero estuvo muy
presente el control y la sumisión en este imprevisible acuerdo bilateral o, mejor dicho, casi
contrato o... secuestro.
Todo comenzó de la manera mas prosaica y vulgar un frío día de primeros de diciembre por
la tarde-noche, en la reunión anual ordinaria de la comunidad de vecinos de mi bloque que
tradicionalmente se celebraba en el rellano de la escalera de la planta baja, un amplio espacio
frente a los ascensores. A las citaciones vecinales yo asistía regularmente por encargo de mi mujer
que siempre me mandaba a mí, ya que ella tenía otras ocupaciones mas “reconfortantes y
placenteras” en qué ocuparse y no solía estar en casa, de hecho a estas alturas pasaba cada vez
más tiempo en la calle e ilocalizable que en nuestro piso...y yo no quería saber dónde (y menos
con quién). Solo observaba que se duchaba, se arreglaba especialmente, lencería sexy, perfume, el
ritual habitual de precortejo de apareamiento... largándose sin despedirse ni darme explicaciones y
llevándose el coche... como era costumbre.

Quien haya asistido a este tipo de convocatorias vecinales sabrá perfectamente lo tediosas y
áridas que son, aprobación del ejercicio, presupuestos para el año siguiente, derrama para pintar el
bloque, justificación de gastos, elección de nuevo presidente, lectura de actas, rutinaria
confrontación entre vecinos, música de algún hijo de... “vecino” mas alta de lo normal, perros o
gatos que ladran o maullan, morosos, etc... y yo lo que menos quería eran problemas, como tod@s
sabéis siempre he rehuido los problemas...
Siempre acudía temeroso y retraído a estas citaciones a causa de que mi mujer contaba
abiertamente nuestra relación (o falta de ella) a los vecinos en cualquier lugar y situación,
enfatizando indefectiblemente dos términos: “impotente” y “pichacorta”, sirviéndole de paso
como improvisada “captación” de posibles alfas atentos y “receptivos a las señales” emitidas por
una hembra disponible, expertos folladores dispuestos a cornearme sin pudor ni arrepentimiento y,
en mi caso concreto, prefería ignorar si la incesante lista de amantes de mi señora era más larga o
más corta, y cómo se incrementaba, yo solo deseaba (y prefería) vivir cómodamente en la
ignorancia mas absoluta. Sin enterarme de nada.
Asi que mi fama de impotente y micropene se extendió primero entre los mas allegados,
familiares, amigos, luego entre compañeros de trabajo... ampliándose finalmente el espectro de
“conocedores de la situación” a la comunidad de propietarios, los vecinos lo comentaban entre
sí... y ahí estaba yo, cohibido, acobardado, impotente (nunca mejor dicho)
No es extraño que yo fuera la comidilla del bloque y del barrio... en bares, comercios,
panaderías... en el vecindario, en general, éramos como una pequeña familia... todos nos
conocíamos... Pero tener que estar en la reunión y soportar a l@s vecin@s varias horas mirándolos
a los ojos (y mirándome ell@s a mí con una medio “sonrisita”) sin saber cuánto conocían de mis
desdichas, de mi matrimonio, de mi esposa, de mí... ¡¡que a lo mejor sabían hasta más que yo
mismo!!... o incluso se la habían follado ya!!... eso me afectaba bastante psicológicamente y me
resultaba tremendamente incómodo y cortante (el no saber qué saben), solo anhelaba volver a la
seguridad de mi cuarto, encerrarme y cascármela.
Entre las vecinas asistía a la junta de propietarios del bloque una tal María, cercana a la
treintena, que descollaba sobre todas las demás por su prestancia, su belleza y escultural silueta,
bien moldeada, increíblemente atractiva, era un mujerón impresionante, una preciosidad
impactante. Intimidado, no era capaz ni de mirarla, ni dirigirle la palabra para saludarla por el
efecto que producía en mí y lo inferior que me sentía ante su mera presencia. Ella no vivía
habitualmente en mi bloque, solo tenía el pisito como segunda residencia e inversión, alquilándolo
algunos veranos cuando encontraba inquilinos apropiados de su entera confianza (y solvencia).
Este matrimonio tenía su domicilio habitual al otro lado de la ciudad habiéndose comprado
el apartamento en mi edificio como un complemento a sus ingresos, él era empresario de hostelería
estando ocupado las 24 horas del día, propietario de un céntrico bar de comidas que le robaba
mucho tiempo, el día entero, cuando no era el desayuno y los cafés era el almuerzo, la cena, por la
noche las copas... Ella trabajaba en una gestoría y aseguradora... sí, decididamente María estaba
muy, muy... muy buena, era una tía de rompe y rasga... de bandera... tenía tres niños, bueno dos
niñas y un niño, el niño era el más pequeño, de un año, las niñas tres y siete respectivamente...
María era quien se encargaba de los niños cuando no estaba en su trabajo, era una
supermujer espectacular, alta (me sacaba unos 10 cmt. Mido 1.67, si se ponía tacones ya ni os
cuento...), siempre arreglada, perfumada, educada, extrovertida, guapísima, simpática, pechos en
su justa medida (ni grandes ni pequeños) que se realzaban integrándose en el conjunto de su
armoniosa y equilibrada figura con respingonas, rotundas y femeninas curvas aunque delgada...
rubia, ojos azules... muy estilosa y segura de sí misma, con mucha confianza y elevada
autoestima... solo tenía un problema, su celosísimo marido.

Por mi parte, a Juan su marido, lo conocía de una época en que frecuentaba su bar durante
los desayunos (me daban media hora para el café en mi empresa), un hombretón de casi dos
metros, seco, antipático, huraño, tosco, de ásperos modales, siempre de mal talante, enfurruñado...
lo traté hasta que encontró un mejor local y trasladó el negocio.
Llegados a este punto tengo que reconocer que a veces me ocurren las situaciones mas
inesperadas... extrañas y, por qué no admitirlo, placenteras y que me hacen querer seguir viviendo.
Estábamos en invierno, asi que terminada la reunión de la comunidad de vecinos, sobre las
nueve y media, era ya noche cerrada... y fría. Cada uno se subió a su vivienda, menos yo (que me
retrasé cediendo el paso al resto de moradores) y María, que se dirigía hacia el portal de salida a
la calle, para montarse en el vehículo y volver a su domicilio habitual.
En ese momento, María se volvió dirigiéndome por primera vez en su vida la palabra, en ese
mismo instante comencé a temblar... inseguro, agredido... que puede motivar que una mujer así se
rebaje a hablar conmigo???.
María: Por favor Joaquín quieres acompañarme al coche? será solo un minuto, voy a hacer unas
reformas en el piso y querría consultarte algún detalle...
Era a mí!!, me hablaba a mí!!!... me había visto!, sabía que yo estaba allí!!, ¡sabía de mi
insignificante existencia!! ¿era un sueño? Automáticamente me volvieron los temblores de omega
nato ante una circunstancia que se me escapaba de las manos...
Yo no salía de mi bloqueo... mis nervios me atenazaban los músculos sin parar de sudar mi
cuerpo entero a pesar del frío día, en especial las manos... no era capaz de articular palabra.
Me encontraba sinceramente intrigado e inquieto, temeroso... ¿ocurría algo?, ¿por qué
preguntarme a mí?, ¿por qué consultarme los documentos?... Si yo no era nadie, por que??...
Enseguida llegamos al auto que estaba cercanamente aparcado, ella con soltura se subió y
cerró su puerta... bajando la ventanilla del copiloto dirigiéndose a mí de manera autoritaria, en un
tono algo mas elevado: ¡“vamos Joaquín, súbete, no vamos a estar aquí todo el día, tengo los
planos de la obra en la guantera y fuera hace un frío que pela”!!.
Sin conseguir emitir sonido alguno y, nada mas subirme al asiento del copiloto, arrancó el
automóvil abandonando rápidamente el lugar donde lo tenía aparcado quedándome clavado en el
asiento. Yo seguía sin poder proferir palabra ni moverme, solo esperaba a ver qué sería lo
siguiente, cómo podría ayudarle, qué podía pasar. Que María dijera algo... Ella llevaba la
iniciativa, pero lo que a continuación expresó... me destrozó con una sola frase, rompiendo mis
esquemas e integridad instantáneamente, descolocándome.
Con el aplomo de la persona segura de sí misma que se sabe controlando y dominando la
situación:
María (esbozando una media sonrisilla de suficiencia y superioridad mientras conducía): me han
llegado noticias de tu pequeño pene... ¿es cierto eso que cuentan por ahí?
María: (girando la cabeza hacia mí levemente, de medio lado) Vamos, Vamos! No te pongas rojo,
estamos entre adultos, jajajaj... apenas puedes hablar jajajaj, solo balbuceas... estas temblando!!!
¿eso es un sí? Jajajaja... ¿Cómo interpreto esto, no puedes hablar? ¡Pues mira, relájate, esta
primera impresión de tí me ha gustado... dicen que “no hay una segunda oportunidad para una
primera impresión”, ¿lo sabías?...

En esos momentos yo solo quería que me tragara la tierra, me planteaba cómo saltar del coche en
plena marcha, pero seguía bloqueado... y mi timidez me lo impedía...
María: Pienso que nos vamos a entender y me vas a “valer” para lo que busco, pero... antes...
tengo que comprobar algunos extremos... en concreto un... “extremo determinado” JAJAJAJ...·
Yo seguía clavado en el asiento sin entender nada, mientras María sin esperar mi respuesta, detuvo
de forma poco ortodoxa el auto en la calle quedando mal aparcado en un lugar algo mas oscuro al
estar fundida la farola que iluminaba ese fragmento de vía, pero con peatones circulando muy
próximos que podrían descubrirnos:
María: ...te puedo “aliviar” en un momentito y así compruebo “tu cosita” a ver si son ciertos esos
chascarrillos y cotilleos maledicentes que se escuchan por ahí, no creo que seas muy “exigente en
el sexo” así que será un segundo... o al menos esas noticias me han llegado...
Yo (balbuceando y petrificado): pe... pero... aliviar??? ...a-lí-viar??? Yo... no.. no sé... Yo...
Diciendo eso, María con gran aplomo y presteza, sin importarle nada de lo que yo musitaba ni lo
que pudiera pensar, se inclinó hacia mí y noté sus manos en mi miembrito, me bajaba
diestramente y con soltura la cremallera los slips dejándome al descubierto mis ínfimos genitales
raudamente, de golpe... (Dejando al aire mi escueto sexo de tal forma que hizo saltar
ridículamente el pitín como un resorte, como cuando estaba en el cole y los alfa me bajaban sin
remilgos los pantalones en público, nuevamente me puse rojo...)
María: Sabía de ti y de tu minicosita... JAJAJAJA... pero tras una sonora carcajada anadió,
aunque no creía que fuera tanto... ¿se te pone durita? ¿Te vale para algo esta colillita?, te es
práctica? La verdad es que no envidio al putón de tu mujer...
Así fue, nada mas tocarla y agitarla dos veces con brío, se puso un poquito dura eyaculando
instantáneamente untándole con dos escasas gotitas de semen la puntita de dos de sus dedos, no le
hicieron falta mas dedos ni “manipulaciones” para “cogerlo entero” y sacudirla con eficacia y
destreza alcanzando fulminantemente su objetivo, yo solo alcance a susurrar muy levemente un “lo
siento”... me he... me... me he corrido ya... no sé... no sé que decir...
María (que no paraba de reir desde que me vió el micropene, respondiéndome (entre risotada y
risotada): “No, no... no te disculpes, eres perfecto para mí, Pitito, JAJAJAJA.... Justo lo que
busco. No necesitas apenas nada de “mantenimiento”, eyaculas en un segundo así que no me
supone “mucho trabajo”, no tengo siquiera que utilizar la mano entera para “tu cosita” con solo
con un par de sacudiditas con dos deditos ya te has derramado...
Mira que pequeñita y que graciosita es!! Es como la de un bebito... sin pelito...!! JAJAJAJ...
María: Bien, me gusta. El balance de esta... estaaaa... “experiencia”... ha sido positivo, va a ser
mejor de lo que esperaba... nada mas rozarla entre mis dedos ha vibrado, se ha puesto
mínimamente nerviosilla corriéndote enseguida y no has escupido casi nada de lechita... es
aséptica e higiénica, no me ha disgustado... creo que va a ser un buen acuerdo... requieres mínima
atención derramándote poco y rápido, eres “poco exigente” como suponía y se comenta en el
barrio... y supongo que bastante obediente... y sumiso...

Efectivamente, tras sacudirla un par de veces le daban unas pequeñas convulsiones y echaba un
poquito de semen... la pollita era inofensiva, mínima, irrisoria, inocente... Por otra parte María
sabía que yo (tímido, acomplejado y apocado) no le iba a dar problemas ni se lo iba a contar a
nadie jamás, ¡¡y aún menos desearía que mi señora se enterase dado su fortísimo carácter, por la
cuenta que me traía y todo lo que yo podía perder!!, en ese momento comenzó a explicarse y
sincerarse conmigo:
María: Tú eres hombrecillo insignificante e inofensivo, a la vista está!, tendrás la boca cerrada...
como sabes trabajo en una Gestoría, pues bien, mi jefe, Jorge, es mi amante, él me folla a base bien
y a diario, tiene una buena tranca, y con el “buen rabo” que se gasta no tendrá celos de esa
basurilla inútil que tienes entre las piernas, así que no le importará que me hagas de “consolador
humano” eventualmente, JAJAJAJ..., nunca podrías penetrarme ni satisfacerme con “eso” (no
pudo controlar la risa de nuevo)... JAJAJAJ... pero eso creo yo que lo ya lo suponías tú, no
pitito???

Yo (susurrando por la vergüenza): Sí, Señora... yoooo...
María (siguió hablando sin siquiera haber escuchado mi leve murmuración, mi conato de
comenzar un díalogo): Por otra parte Juan (Juan era su marido, el camarero que en otra época
me servía el café con la tostada en el descanso matutino de la oficina, pero ella, nunca se refería a
su celoso marido como “mi marido”,” mi esposo”, “cónyuge”... sino como Juan, como algo
ajeno a ella pero que tenía que soportar como mal menor... En ese momento se paró un poco
para proseguir instantes después su , como titubeando o como si tuviera alguna duda...como
autoconvenciéndose) Juan... no... no... NO, definitivamente Juan no tendrá celos ni sospechará
nunca de un “poco hombre” como tú ni de una cosita tan chiquita como la tuya, ni podrá suponer
que tenga un rollete con un apocado inútil como tú en la vida... No, jamas sospechará de un
pichacorta... la fama de tus medidas y tu “poco rendimiento” también han llegado a sus oídos... es
de dominio público!! así que... ¡¡qué te voy a contar que tú no sepas, pitín, de tu inútil
minipollita...!!
María prosiguió con su declaración de intenciones, aclarándome su propuesta:
María: Soy exhibicionista, me encanta pajearme y hacerme deditos, pero “me pone” mucho mas
ser observada, hmmmm... así consigo unos orgasmos soberbios que me vibran desde la punta del
pelo hasta las uñas de los dedos de los pies, ahora mismo “mojo” con solo pensarlo... me gusta
“enseñar” y ser observada mientras me acaricio el chichí y me corro, tener algún espectador...
contigo tendría quien me mirara de forma segura, me calienta mucho mas si soy observada siendo
mis corridas infinitamente mas fuertes, y más si quien me ve me conoce!! “me pongo” cachonda
enseguida y “me viene” más bestialmente si me ven, además tú eres perfecto porque eres
inofensivo (inofensivo, inútil, inservible, impotente... eso lo añado yo pero el sentido de sus
aseveraciones y observaciones era exactamente ese), decididamente nadie sospecharía de un “poca
cosa” tímidísimo como tú ni de un “minipito” tan chico... de un pobre hombrecillo patético...
pero...
...se produjo un silencio que parecía no tener fin y podía cortarse con un cuchillo, mi papelón era
de ridículo absoluto, escuchándola no sabía qué responder, no cómo habría de asumir “mi rol”...
aunque a María parecía importarle bien poco mi parecer o lo que yo pudiera pensar, prosiguiendo
con su exposición escrutándome de arriba a abajo:

María: ...sí, decididamente eres lo que busco, pero con ciertas restricciones y condiciones. Has de
estar a mi disposición las 24 horas del día preparado para cuando yo te diga por si me viene “el
apretón”, el calentón, si “me viene”, me viene de súbito, en lo mas llano, cuando y dónde menos se
espera... has de estar preparado y expectante por si quiero tocármelo y correrme... soy muy celosa
y muy posesiva con mis propiedades... así que mientras estes conmigo estarás solo conmigo, muy
controladora, estarás cada minuto pendiente de mí, me adorarás, serás como mi monje frustrado y
yo tu Diosa a la que le rindes culto y pleitesía... para alcanzar ese estado solo te correras cuando te
lo permita... ¿está claro?
¡¡¿ESTA CLARO, IMPOTENTE?!!
Yo intenté responder pero era evidente que se trataba de una pregunta retórica, porque
automáticamente siguió con su exordio, detallando condiciones no negociables.
María:...abrirás un grupo de wattshapp (en ese momento no entendí muy bien el sentido del
grupo, solo atendía a sus palabras sin poder moverme, absorto, intentando entenderlo todo y que
no se “me escapara” nada), contactarás conmigo por ese medio y te reportaras ante mí como
mínimo cada media hora contándomelo todo, si estás en tu trabajo, en casa, si estas fregando,
duchándote, cuando vayas al baño, cuando entra o sale tu mujer a la calle, si ella te cornea o lo
supones, si os peleáis, por qué os peleáis, el tiempo que llevas sin correrte... si se te pone un poco
durita esa colillita tuya... todo... TODO... absolutamente todo, yo lo leeré y te responderé (o no)
cuando quiera... has de estar siempre atento a tu movil... Y dispuesto para mí, solo para mí...
María:...también “me pone” que me veas como me quito y pongo los tampones, con la regla... o
cuando me visto y me cambio de ropa para salir, máxime si es para encontrarme con mi macho que
me meta su tranca y me folletée bien, te mostraré el coño poniéndome la ropa ante ti, la interior
también... eso me irá calentando el chumino para cuando haya quedado con Jorge (su amante)...
hmmmmm... es pensar en él y... ya... noto bajarme los flujos... hmmmmmm... me pongo
babosilla...
(de pronto cambió el tono de su voz y su expresión casi enfandándose conmigo sin que yo hubiera
hecho ni dicho lo más mínimo, sin motivo aparente...)
María: ¡¡Pero tú con esa “cosita” no puedes entender de lo que te hablo, ni imaginar el pollón que
tiene mi Jorge!!... ¡un cacho carne bien servido!!, bueno, pitito... tú lo único que has de saber y lo
que quiero concluir es que tu estas disponible para mi... o mejor dicho, para mi chocho de
domingo a lunes, veinticuatro horas al día... que tú te conectas al instante en cuanto te lo ordene y
ya está, a partir de hoy tu móvil es una extensión de tu cuerpo!... solo has de vivir por y para tu
móvil, que es lo mismo que vivir exclusivamente por y para mí... o mejor dicho... para mi coño.
Yo: ...ssss.... Ss... sí, María... Por supuesto!... Se hará como Vd. disponga... Señora.
(Continuará)

No hay comentarios:

Publicar un comentario