jueves, 13 de septiembre de 2018

Autobiografía. Historia real. Memorias y forja de un cornudo casto: Capítulo V (Parte III) -

PARTE 12

Autobiografía. Historia real. Memorias y forja de un cornudo casto:

Capítulo V (Parte III) -

(He cambiado los auténticos nombres para respetar la confidencialidad e intimidad de las personas
aludidas, aunque son similares a los reales). 

Leer anteriores.
La situación devenía por momentos en mas incómoda, extrema y sonrojante, me hervía mi
cabeza, todo mi ser estaba en estado de ebullición por dentro y por fuera, si ya era tímido la
circunstancia me sobrepasaba absolutamente, estaba mudo... mi autoestima dinamitada (o lo que
quedaba de ella) era incapaz de articular una sola palabra, no podía responder ni me veía capaz de
esgrimir ningún argumento medianamente contundente que no agravara mi situación de doma
(circunstancia evidente hasta para la zafia de la Vane) y ahondara en mi sometimiento y docilidad
aún más si cabe.
Si hablaba podría enfadar o contrariar a María empeorando aún más mi impredecible
posición ya de por sí límite, y podría complicar mi más que perturbador e inquitante futuro
depositado en manos de una niñata inmadura, la “Vane”... intenté verbalizar, expresarme... pero
me era imposible:
En mi interior intentaba razonar algo a mil por hora que me permitiera solventar aquella
encrucijada, salir mínimamente airoso ...
Mi rostro completamente rojo, ruborizado, azorado.. palpitaciones, taquicardia... mientras mi
interior intentaba buscar una salida momentánea a los recientes acontecimientos que como un alud
me sepultaban uno sobre otro anulando e hipotecando mi libre albedrío y porvenir, solo deseaba
acabar con aquello rápidamente y desaparecer, después ya pensaría en algo más definitivo... sí,
quería desvanecerme, ser invisible como cuando era niño ... pensaba: ¿pero quién se ha creído que
es esta niñata de mierda, esta choni de tres al cuarto?, esta... esta analfabeta ignorante!! ... y quién
se ha creído que soy yo esta mojigata!!... como piensa que puede mangonearme así... y ocuparse de
mí!! De controlar mi castidad, mi eyaculación... encargarse de mi pequeño pene... de que se lo
muestre a diario!!! Por Dios, que vergüenza!! Mejor no pensar!!...
Vale que ante María que es una super mujer-alfa tenga que rebajarme lo que haga falta, pero
ante esta barriobajera ordinaria... la hija de la portera!! A mi vergüenza se añadía mi ira, mi pollita
se encogía más cuanto más aumentaba mi ira y cabreo... y me ponía aún mas rojo aumentando mis
pulsaciones, mi taquicardia... mi ansiedad... la poca dignidad que me quedaba iba esfumándose
diluida en el ridículo tamaño de mi colillita y en el inenarrable sofoco que me embargaba.
Pero ese conato de rebeldía e inmenso cabreo desaparecía al instante, al concienciarme de
que estaba íntegramente en pelotas ante ella con mi minúsculo minipitín colgando, mostrándole mi
disminuida virilidad, mi poca hombría y mi arrugadito sexo. Exponiéndole sin decoro “mi secreto”
mas celosamente guardado.
Mi soberbia se ahogaba y desaparecía de forma paralela a mi reconocimiento y constatación
ante aquella casi adolescente de que cuanto se contaba de mí y de la guarra de mi señora era cierto...
todo era verdad.
Ahora ella sería copartícipe y socia de María en mi sumisión y conocedora de “mis
inconfesables miserias” y “limitaciones” físicas y morales mas íntimas, mas privadas y
vergonzantes, sabría todos los entresijos de mi matrimonio, de mis propias confidencias e
interioridades mas inconfesables y de las de mi señora... de mis diminutos genitales e impotencia,
de mi ausencia de carácter y de mi sumisión... que era un pusilánime timorato sin carácter ni
personalidad, así que solo me quedaba apelar a su piedad, a su clemencia esperando su indulgencia
si es que la tenía... de forma natural... como si no pasara nada y todo siguiera igual que antes de esta
traumática experiencia propiciada y forzada por María. Sí, eso es!!.. había de intentarlo por las
buenas... humildemente, mansamente... suplicarle a ella y rogar al cielo intentando caerle a mi
“canguro” lo mejor posible, serle simpático y obediente para así preservar mi posición social,laboral, personal, conservar mi estatus de vida en la medida de lo posible... sí... eso es!!, ¡esa era la
solución!, debía “pelotearle”, rebajarme, demostrarle mi buena disposición, dejarle patente mi
incondicional rendición claudicando ante cuanto quisiera hacer conmigo... empezando por mostrarle
con naturalidad las miserias de mi subdesarrollado sexo sin dar importancia ninguna y actuando
como si todo fuera lo más corriente y común...
Debía percibir rápidamente mi humildad y sometimiento, además, esta actitud agradaría también a
María, le gustaría ver que yo tuviera esa reacción, que me rindiera y doblegara ante ”la Vane” para
que mi ella se divirtiera. Finalmente lo que expresé por mi boca, lo que salió por mis labios, era la
antítesis de lo que real y fehacientemente sentía, expresé lo contrario de lo que reflexionaba y
elucubraba mi cabeza y golpeaba mi corazón... en vez de mi ira, demostré mi sumisión y
capitulación a mi canguro, manifesté mi claudicación ante las circunstancias sobrevenidas que me
sobrepasaban ampliamente.
Yo (como si mi ínfima virilidad no estuviera expuesta y tragándome mi rabia): Gracias Vanesa,
puedes venir cuando quieras como ha dicho María, yo siempre estaré a tu servicio y disponible, por
el grupo de Whatsapp sabrás cuando estoy en casa y toda mi vida, ya que te añadiré al grupo
“pititodeM” que tenemos María y yo. Cada media hora como máximo he de escribir de mi situación
y reportar mi estado, todo lo que me pase por insignificante que sea lo reflejo ahí, aunque como
comprobaras lo hago mucho mas a menudo... lo sabrás todo y estarás al tanto de cuanto me ocurra a
mí como cornudo y casto y a la puta de mi señora, así que... muchas gracias de antemano por tu
trabajo y ocuparte de mi pequeño miembro... si necesitas cualquier cosa sabes que estoy a tus pies...
y como ha dicho la Señora María si alguna vez tienes a bien cualquier deseo... o que me toque mi
pequeña pililita... ya sabes que estas autorizada a darme permiso para... paraaaa... o si deseas que
haga cualquier cosa... lo que tú quieras... (ciertamente no podía desperdiciar la ocasión de sacar un
mínimo redito como era la eyaculación que tanto anhelaba... o al menos facilitar el camino a una
corrida en un futuro que era lo mínimo en que podía beneficiarme de todo lo acaecido... que la
Vane tuviera a bien otorgarme una eyaculación... aunque fuera via whatsapp... ciertamente aquello
supuso rebajarme del todo, pero ya no me quedaba ninguna dignidad o la poquita que me restaba
era inferior a mi deseo de aliviar mi pequeño pene, realmente tenía un miedo cerval a lo que
pudiera acontecer en un futuro próximo, pero sobretodo quería tocarme el pequeño miembro,
correrme.. luego... ya pensaría.)
Vanesa: (en tono condescendiente, displicente y casi ausente): Gracias, Pichu... pero... por ahora
no... no se me ocurreee... Ah, sí!... (en ese intante con las irreprimibles ganas que tenía de
“aliviarme” aunque fuera ante la niñata pense que... pero no fue así, la Vane prosiguió... ) en
cuanto tengas tabaco me avisas, ponme un whatsapp que yo lo sepa... y me acerco...
No solo tuve la convicción de que jamás me autorizaría una corrida, ya que mi pequeño pitín
le producía aversión (estaría acostumbrada a otros de bastante “mayor calibre”), sino que sabía que
por culpa del tabaco estaría en pelotas cada dos por tres ante ella... María había urdido
perfectamente su plan.
Yo (mientras la acompañaba y le abría servilmente la puerta principal de mi piso para facilitarle la
salida): por supuesto Vanesa no quiero incomodarte ni ser pesado, gracias por tu interés y perdona
por las molestias que te voy a causar (estaba rojo como un tomate), te pido mil excusas
anticipadamente por el tiempo que te voy a hacer perder a cuenta de mi inútil e inservible
pichurrín... (esbocé una forzada sonrisa nerviosa) lo siento por “el trabajo” que te voy a dar, ya nos
veremos por la comunidad... bueno, a partir de ahora más a menudo... Gracias por ocuparte de mí
Vanesa... y si deseas lo más mínimo solo tienes que contactar conmigo por whatsapp o poner un
mensaje y yo te llamo a tu móvil... ya nos veremos...

(...aunque en mi fuero interno sabía ya nada volvería a ser igual, que la próxima vez que la viera
nuestra relación ya no sería la misma ni remotamente, me sentiría absolutamente azorado y
avergonzado, sumiso y sometido a esta choni... solo era un pobre hombrecillo desprovisto de
personalidad sobre el que esta niñata ordinaria tenía todo el poder... me pondría rojo nada mas
atisbarla de lejos, con el bochorno y con taquicardias nada más verla, con pulsaciones a mil como
en ese mismo instante padecía, solo pensar en coincidir con ella por la comunidad me hacía
zozobrar emocionalmente, me sudaban las manos, la frente... me temblarían las piernas cuando me
tropezara con ella en el bloque... tendría que volver a aplicar las dotes de invisibilidad que
perfeccioné en el colegio).
Una vez de vuelta a mi cuarto, al pc, a solas... María aún no había desconectado skype.
María: este fin de semana he quedado con Jorge de nuevo, solo cuento las horas que faltan para que
me eche un buen polvo Pichurrín, o los que quiera, estoy nerviosa pensando en el instante de la
cita en que me abriré de piernas para que me meta su rabo, él sí tiene un buen pedazo de nabo,
hmmmmm, necesito que me folle a base de bien... a ti no te corresponde alivio por ahora, pitito... y
yo ya voy servida, pero... Hoy te has portado muy bien con la Vane, me ha divertido y “relajado”
de mi trabajo y las cosas de casa presenciar la escena, que sepas que esa actitud de entrega mansa y
dócil es la que deseo y me gusta ver en ti. Anda, venga, sácate el despojillo y enfócate la camara a tu
pollita, que sé que “te pone”, pero acércate bien para que se vea algo y date un par de sacudiditas con
dos deditos... con los días que llevas sin correrte seguro que con esos fugaces jaloncillos tendrás
mas que suficiente para derramarte, hoy te permito eyacular.
Nada más escuché eso me puse muy nervioso y rápidamente la meneé no se fuera a arrepentir
mi Dueña de la autorización otorgada y me retirara el permiso de eyaculación, efectivamente “no
necesité más” como apuntó María...
Así acabó esa jornada, felizmente. Mas felizmente de lo que yo esperaba viendo como se
habían puesto las cosas.
A partir de entonces mis días discurrían como había dispuesto y planificado mi Señora para
mí, al vivir en mi mismo bloque Vanesa tenía mucho mas fácil controlar “que no me tocara” y
comprobar en qué “estado” de frustración se encontraba mi pequeño despojillo. Para contentarla
siempre tenía cartones del tabaco que le gustaba escondidos en mi cuarto para que no los viera mi
mujer, como además tenía acceso a mis conversaciones del grupo sabía cuando había salido mi
esposa y aprovechaba para que le diera un paquete (la Vane preferia que tuviera yo el tabaco porque
si se lo llevaba a su piso, su madre –la portera-, podría descubrirlo y no quería follones...) Aunque
tengo que reconocer que no iba mucho, la verdad... solo cuando “le apretaba” el síndrome de
abstinencia de la nicotina, se limitaba me ponía un escueto y lacónico “voy”, yo me quitaba la ropa
automáticamente abriéndole la puerta ya encuerado, siempre con mi cosita fuera como me ordenó
María informándola del tiempo que llevaba casto... ella ni me respondía, ni me miraba, se limitaba a
recoger su paquete (o su paga semanal) y se largaba, ni me hablaba siquiera, yo creo que le causaba
repulsión... un poco de aversión, casi diría... asco... el verme con aquella cosita fuera siempre no le
agradaba para nada y no se molestaba en disimularlo, creo que en su fuero interno se sentía superior
a mí... era consciente de su autoridad y dominio en su relación conmigo... aunque...
En alguna ocasión empatizó con mi frustración sexual, con mi negación permanente, ella seguro que
estaba “bien satisfecha” con sus novietes:
Yo (en pelotas como siempre): Hola señorita Vanesa, llevo 29 días sin eyacular, la última vez fue en
el coche de la Señora María, por la noche... sobre las diez... el 12 de marzo y estamos a 10 de
abril...

Vaya con María que descuidada!, no se acuerda que tú tambien tienes palito... aunque muy chiquitín
eso sí!!! ... pero aún así tendrá “sus necesidades”, JAJAJA... “pequeñas, pero... necesidades a fin
de cuenta”... te tiene a palo seco verdad, pichu, y mira que tú le pides permiso a diario (ella lo leía
en el whatsapp)... pero está muy ocupada entre la casa el trabajo como para preocuparse de
tonterías, tú ya sabes, lo siento... jajajaj... pero... pero... ¡A mi no me mires!... ya sabes que yo no
hago guarrerías de esas... y menos con cositas tan pequeñas!!... jajajaja.
Pero señorita Vanesa usted tiene autorización de María... para dejarmeeee... ejemmm...
usted me entiende... si usted me permitiera yo, yoooo en un segundo... me tocaría, dése usted un
momentin la vuelta si no quiere verlo, es un segundo, por favor, por favor, señorita... se lo ruego, se
lo prometo... un momentín... seguro que a María hasta le divertiría saber que me he pajeado estando
tú cerca...
Vanesa (haciendo gala de su dominio, disfrutándolo): jajajaja... mucho me temo que te queda
bastante tiempo para tu pajillita, marranillo, no me seas guarrote... Bueno, vamos a dejar de hablar
estos temas que veo que te me estás “alborotando”, pichurrilla, vaya ser que se te “desarrugue” ese
cacharrito pequeñín y tenga que llamar a María por tu desobediencia y vas a estar mas tiempo sin
correrte, que ya casi que no te acuerdas como se hace!!!... jajajaj... ¡anda, venga pichu, cálmate y no
pongas esa cara de nene malote, que no te pega!!... tú eres muy poquita cosa... no te enfades, hoy se
lo vuelves a pedir a tu señora... (me hablaba con condescendencia como si verdaderamente yo fuera
un niño y ella mi canguro) Venga, dame el tabaco que tengo prisa, he quedado con la peña abajoy no
tengo tiempo para “tus porquerías”!!...
Vanesa, aunque podía, jamás me autorizó a tocarme, ni a una corrida aunque alguna vez al
principio le sugerí que “me dejara”, que yo mismo me tocaría, pero nunca hubo nada mínimamente
sexual entre nosotros, yo no le interesaba para nada ni ella deseaba hablar de “nada de aquello”
conmigo... aunque he de reconocer que debido a mis largos períodos de castidad, solo la situación
de estar en pelotas ante ella me excitaba tremendamente (bueno, la excitación la sentía una vez que
había abandonado mi domicilio cuando recordaba la situación, jamás se me puso ni remotamente
durita ante ella, Vanesa como he explicado era muy fría y distante conmigo), pero no podía
pajearme para no defraudar ni perder la relación con María.
Como podeis suponer, a estas alturas y a pesar de que mi Señora “pasaba” absolutamente de
mí a todos los niveles, estaba locamente enamorado de mi Diosa aunque yo para ella no significara
nada y jamás sintió ni me demostró nada emotivo o sentimental por mi, hoy sé ciertamente que ni
siquiera le producía pena, o ternura o... lástima, no sé, pero ella para mi era mi vida entera... era el
centro de mi existencia... la llave de mis eyaculaciones... el noventa por ciento de las veces me
permitía tocarme un poquito pero no correrme... mi eyaculación me estaba vedado, era solo para ella,
cuando nos veíamos personalmente... Ya no me importaba nada, solo ella...
Por otra parte Vanesa era muy chismosa y cotilla (como su madre la portera,”de casta le viene al
galgo”), así pues yo era plenamente consciente de que se lo había contado todo con pelo y señales a
sus amigas, aunque a mí ya nada me importaba, solo María.

En esta tesitura, no era extraño que me señalaran y murmuraran entre ellas con “sonrisitas” y
gestos obvios de mofa y guasa comentando chismes (o en mi caso certezas) cada vez que
coincidíamos accidentalmente... de forma mas evidente y audible conforme se consolidaba la
dominación, sin ningún tipo de pudor ni reserva.

Por las formas y los aspavientos groseros de “sus coleguillas” no había ninguna duda,
señalaban en dirección a mí siempre que tenía la condenada suerte de tropezar con ellas... seguro
que comentaban “mi tamaño”, la medida de mis genitales o mi ausencia de ardor y arrojo erótico, o
de cuanto tiempo hacía que no me corría, (Vanesa estaba completamente al día de todo eso,) o de
mis cuernos y lo putón de mi señora, aunque yo cobardemente, como siempre, intentaba huir y hacer
oídos sordos. Pero me golpeaba en mi cabeza cuando iba “a supervisarme” y, aunque yo ya me
hubiera “reportado”, alguna vez me preguntó para regodearse “¿Cuánto dices que llevas sin
correrte?” o me comentaba de pasada, para hundirme un poquito mas “ayer me quedé de canguro
con las hijos de María, me dijo que llevaba tres semanas sin verte, pobrecito pichurrín”, “¡Cuánto
tiempo sin... jajajaj...!” mientras se encendía el cigarro......
A sus “amiguitas” las escuche alguna vez entre sonrisitas y burlonas muecas de mofa y
sarcasmo, expetarme en un tono un poco mas alto “...pichurrín!!!”, siendo evidente su intención de
que yo me percatara y me avergonzara, para acto seguido explotar en ordinarias y estruendosas
carcajadas, yo cobardemente, en mi papel, hacia como si no fuera conmigo... como siempre... pero
no dejaba de sentir y pensar que hasta la hija de la portera me veía mi micropene casi a diario y
conocía perfectamente mi falta de virilidad....
Por mi parte, no decía nada temiendo ofenderlas (en concreto a “la Vane”) y que le contara
aún mas cosas a sus amigas o apareciera cualquier día a pedirme tabaco “acompañada” de alguna de
ellas, eso no quería ni pensarlo, no sabría qué habría hecho en ese supuesto... así que solo agachaba
la cabeza, abochornado y huía a paso ligero como era mi costumbre desde el colegio.
Mi escaso espíritu, amedrentado y acobardado aseguraba, que no hubiera respuesta alguna
ante esos agravios, solo me restaba esconder mi rostro, clavarlo en mis hombros y aprestarme a
desaparecer... como el más famoso de los magos.
Nuevamente prefería no verlo, hacerme como que no me daba cuenta o que no sabía nada... con la
técnica del avestruz había sobrevivido desde niño hasta ahora.
Mi relación con María duró varios años, casi cinco... en los que solo tuve “sexo” o como quiera que
se llame que eso que hacíamos... hmmmmm... María... parece que aún percibo sus suaves dedos
cogiendo mi pequeñisimo miembro, poniéndolo sobre el Kleenex que llevaba siempre en su bolso,
dándole sus dos sacudiditas y recogiéndo lo poco que salía para hacer una bola con la servilletita
para tirarla.
Si, sé que me diréis que todo el proceso no tardaba mas de cinco segundos, ¡pero fue tanto para mí!
Hmmmmm... comerle y recorrerle su perfecta rajita con mi lengua a lo largo bastante tiempo...
Hasta hartarme... darle mordisquitos suaves en su pequeño botoncito, erecto y agradecido... era un
manjar de dioses, delicatessen... se corría varias veces en mi lengua, multiorgásmica, inolvidables
espasmos de placer en mi boca... penosamente es lo mas parecido a una relación de amor que he
tenido... lo pasé muy mal cuando me dejó. Simplemente me dijo que no quería verme mas...
desapareció de mi vida y así lo hizo... me dijo que si valoraba en algo mi vida, tanto personal como
profesional, “no la molestara para nada”... para ella no signifiqué nada, solo fui otro Kleenex...
aunque mientras duró nunca lo imaginé. Jamás lo habría pensado. Y el hecho objetivo, que tanto me
costo asumir y reconocer, es que jamás volvería a comerle su increíble, siempre mojada y dulce
rendijita.
...inolvidable, irreemplazable, “dulce”... hmmmmmm... insustituíble...

EPÍLOGO (De mi relación con María).
Para acceder al bloque en que vivo, en el exterior, al aire libre, existían dos grandes jardineras
hechas de obra de una altura de unos 50 cmts, con plantas muy cuidadas que flanqueaban ambos
lados del pasillo de entrada al edificio, en ellas se sentaba habitualmente Vanesa, con sus dos
amigas, a fumarse su pitillo para hablar de sus cosas, de sus fugaces parejas... de tal forma que para
entrar a mi piso tenía que pasar cotidiana e irremediablemente por delante de ellas, parándome
obligatoriamente unos segundos para abrir el portal con la llave, quedando situadas las tres como a
unos dos metros de mí... escuchando claramente:
Amiga 1(reclamando la atención de Vanesa): Vane, Vane, ¿éste es el “pichu” ese, el de los
cigarros?
Vanesa (en tono bajo): shhhhhh, shhhhhhhhh... cállate, cállate que te va a oír! Eso es un secreto!
Amiga 2 (alzando la voz para que se la oyera):
“...cállate, que “la Vane” no quiere que le cierren el estanco gratis, JAJAJAJA... (soltando una
vulgar y destemplada carcajada).
Como pude, con unos temblores que ni el más grave cuadro clínico de parkingson
justificarían, inserté la llave en la cerradura ya que los nervios no me permitían atinar... Me
temblaba el cuerpo entero, el corazón se me iba a salir del pecho, ¡¡Dios, Dios...!! ¡¡¿cómo me
puede pasar todo a mí?!!
Esa es la primera vez de forma palpable y constatable fui consciente que Vanesa se lo había
contado detalladamente a sus amigas, y seguro que lo de mi pollita y “sus medidas” y “mi
rendimiento” también... y mis cuernos... ¡que vergüenza...! y que le habría dicho que cuando iba a
por tabaco estaba con el pitito al aire...!! Siempre en cueros!!!... que estaba harta de vérmela...!
Y lo ridícula que era mi minúscula pollita!!! Todo!! TODO!! LO SABÍAN TODO...
...e incluso quizás sabrían todas el tiempo que hacía que no me corría... y... ¿qué le impedía
cualquier día aparecer con alguna amiga...? y si así fuera,
¿¿qué iba a hacer yo??? ...no sería capaz de recriminarle lo más mínimo... como había caído tan
bajo que hasta unas niñatas lo sabían todo de mi vida personal??? ...y de mi deplorable e inexistente
vida sexual??
Solo se necesitó un instante para arrastrarme a lo mas bajo, unos segundos para que miles de
pensamientos se agolparan y me torturaran produciéndome las consabidas taquicardias,
palpitaciones, ansiedad, temblores...
¡como podía cambiar mi vida en un segundo...!
Toda vez que María me abandonó como a un perro callejero Vanesa, progresivamente, fue
dejando de hacer el control, aunque muchos días pasaba por mi casa a por el paquete de cigarrillos o
por whatssap me ponia un mensaje para que le bajara el tabaco a ella y sus amigas que estaban en la
puerta sentadas en la jardinera de entrada...
Ese fue el legado que María me dejó... Vanesa me miraba siempre con una media sonrisa
caústica y zahiriente de suficiencia... con un indolente gesto de desdén mientras mascaba chicle...
aunque yo intentaba ser lo mas correcto y educado del mundo ella estaba muy por encima de mí, su
superioridad era incuestionable y palpable... y lo sabía, por mi parte, siempre nervioso y azorado,
completamente rojo, intentaba estar el tiempo mínimo imprescindible y volvía a casa corriendo a
encerrarme nuevamente en mi habitación, mi bastión inexpugnable, mi única zona de confort.
Alguna de sus amigas mas condescendiente y pulida culturalmente, en alguna ocasión me
dijo cortésmente “gracias pichu”... Esas escuetas palabras significaban mucho para mí, me
complacían sinceramente, aunque mi turbación siempre me impedía responder nada...
Sus amigas al completo conocían la historia de mi vida íntegra desde el principio:
Vanesa se lo había narrado todo tal como iba pasando con todo lujo de detalles desde el
minuto uno... sin escatimar detalles. (Continuará – Fin de la parte 12)

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