Sonia confinada en casa
Tras más de 10 días de confinamiento en casa. Tu ama y esposa ha sido buena contigo hoy. Te ha dejado
ponerte ese liguero blanco con medias de rejilla que tanto te
gusta, ese vestidito rosa con bordados y sedas tan mono que te compro
para las grandes ocasiones y hoy te ha ordenado retirarte el cinturón de castidad que
llevabas desde ya hacia más de seis meses. Te ha susurrado muy suavemente que
hoy tenias que estar más guapa para Juan, su amigo y actual pareja, que cómo todos los días necesitaba
relajarse un poco y que como habias sido buena en estos días de confinamiento y sabía lo cachonda que estabas todos los días desde que te hormonas, te iba a dejar que tú, también hoy disfrutaras. Te dio un beso en la mejilla y te dijo que se iba
a sentar en el sofá. Al poco oiste llegar al comedor a Juan, aquel hombretón que era la tercera pareja que convivía con tu esposa en casa. Sin decir palabra te empujo contra el sillón, te levanto la falda del vestido y te puso bien abierta de
piernas bajando las braguitas rosa de un tirón. Su rudeza te excitó
aún mas. Se bajo los pantalones y te la metió hasta el fondo, un pollón
maravilloso que entraba y salia , entraba y salia, entraba y salia...de
tu pequeño culo de sissy esclava. El placer era inmenso, querías que
aquello no parara para poder correrte como un animal en celo. Pero
tenías que hacerlo sin tocar tu cosita, eran las ordenes de tu ama, tus
orgasmos debían de ser anales. De repente, oiste los gemidos de Juan.
Era la señal de que estaba a punto de descargar su simiente. Te pusiste a
cien, pero aún no te habias corrido. Fue en ese momento cuando Juan
empezó a agarrate tu pequeño clitoris de sissy y a masturbarte como si
todavia fueses un chico. Aquello fue el punto y final. El extasis llego
como hacía tiempo no lo disfrutabas, tu orgasmo era semen aguado como el
de una chica pero era tan placentero...mmmm. Deseaste que Juan se
hubiera corrido en tu cara tambien para como todas las noches volver a sentir el sabor del verdadero
semen de un hombre en vez del sabor aguado del tuyo, pero aquel
calor intenso en tu culito sintiendo como era llenado por la semilla de
un macho tambien te volvio loca.
Inmediatamente
te sentiste culpable, sabias que tu ama no quería que te corrieras masturbandote como un hombre aunque fué Juan el que lo hizo. Aún así sabías que aquello
supondría un castigo. Y empezaste a tragar saliva, al pensar que eso iba a ser lo mejor que ibas a tener en las
proximas semanas.
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