José se había jubilado poco después de que a Susana, su esposa le fué concedida la incapacidad laboral y por tanto ya no trabajaba fuera de casa. A ella le había prometido que se encargaría de todas las tareas en casa ya que ella no podía seguir haciéndolas cómo había hecho siempre. A pesar de sus promesas, tal vez la pereza, la procastanización o la falta de motivación, hacía que apenas llegará siquiera a considerar que ayudaba a Susana en las tareas del hogar. Da nada servía que llevara más de una década usando en una jaula de castidad de forma permanente, así pasaron los meses hasta que un día
llego un paquete de Amazon a nombre de su esposa.
José lo recogió y se lo dió a su esposa, “Cariño es un regalo para ti”, le dijo su esposa a él, “Ya que no estas haciendo el
trabajo de una sirvienta, pensé que esto sería apropiado para motivarte”
Al
principio se mortifico al ver el típico traje de sirvienta francesa en la caja
y se aterrorizo aún más cuando le dijo que se depilara las piernas, sin embargo
después del primer día en casa llevando todo el conjunto comenzó a sentirse
excitado mientras limpiaba los baños, luego su esposa comenzó a enseñarle a
maquillarse e insistió en que usara joyas y hiciera gestos más femeninos, en poco tiempo se
convirtió en un sissy en casa a tiempo completo.La semanas siguientes llegaron más paquetes, el primero era una peluca de cabello moreno y rizado, ...y más paquetes llegaron para completar la feminización de Conie el nombre que le puso a la sissy.
“!Conie!” grito un día, usando el nuevo apodo que le había dado a su esposo, “Hoy
tendremos compañía”
“Me
cambiaré, entonces”, dijo dirigiéndose a buscar su ropa masculina
“!No!
hoy quiero nos sirvas como una verdadera profesional, eres la criada y quiero tener una que nos sirva a mí y a mis amigas”
“¿Qué
quieres decir… que esperas que me vean así?” dijo quedándose helado y horrorizándose
ante la idea.
“Si, claro! no pasa nada, venga apresuraté termina de limpiar y prepara algunas cosas para picar para esta tarde para mis amigas, y no
te preocupes, es solo una reunión amigas y vecinas mías”.
Conie guardo algunos objetos y luego se fue a la cocina para preparar algunos canapés, tal vez esto no fuese tan malo, seguro que su esposa no invitaría a
demasiadas personas con tan poca antelación, tal vez esto sería algún tipo de
prueba de sus habilidades, si ese era el caso estaba segura de que no la
decepcionaría, después de preparar algunos mini sándwiches, preparo un poco de té
justo a tiempo para escuchar el primer timbre que sonó.
Susana se levantó y abrió la puerta y él supo por las voces que era la mejor amiga de su esposa,
Sandra, se sintió aliviado ya que Sandra no solía chismear mucho, luego llegaron
Raquel, Olga y Marta, todas ellas eran vecinas del mismo edificio en que vivían y que conocía poco y por lo que parecía también iban a pasar el
rato en el mismo circulo de amigas de ella, entonces escucho la ultima voz y se
le helo la sangre, era Dolores.
Dolores
era la actual pareja de uno de los mejores amigos del bar al que antes de jubilarse acudía José, y sabía que ella solía contarle todo a su novio, se pregunto si su esposa sabia lo que estaba haciendo, pensó que ella no
arruinaría su vida de esa manera, debía haberle dicho algo a Dolores para que se
mantuviera en silencio.
“Entonces…”
se oyó la voz de Raquel hablando desde la sala de estar, “¿Qué es eso que querías enseñarnos?”
“Ya estáis todas aquí, así que supongo que ahora es un buen momento como cualquier otro,
Conie, ¿Puedes traernos un poco de té?” Susana llamo a la criada.
Conie entro en la habitación en silencio, con el rostro brillante de rubor, vio las
caras de sorpresa de todas las presentes excepto la de su mujer y luego
vinieron las risas y finalmente los aplausos.
“Que
bien luces!” grito Sandra, mientras una de las otras mujeres emitía un silbido.
“Se
ve bien, ella claro está que es la sirvienta” Dolores agregó, “Vamos a ver,
sírveme un poco de té!”
Conie
dejo una taza en la mesa y se inclino para servir el té, al instante escucho
una fuerte bofetada y sintió un dolor agudo en le trasero, grito en estado de
shock, ya que Raquel le había dado un cachete en toda la nalga, miro a su esposa
y estudio su rostro, luego decidido seguí con la acción.
“G…
gracias, señora”, dijo Conie a Raquel, antes de volverse hacia Dolores, “Su té,
señora”.
“Ya
era hora!” se burló gritando, Dolores
“Perdóname,
sirvienta…” dijo la vecina Olga, “Pero mis zapatos no estan relucientes, ¿Podrías darles brillo?”
“Bueno,
primero tendré que buscar un trapo”
“!Pero que dices!” exclamo Dolores, “¿No sabes como se supone que alguien como tú debe
limpiar los zapatos?”
“¿Qué
quieres decir?”
“Eres una sissy!, Usa
tu lengua, ponte de rodillas y lame!”, dijo Dolores
“Quiero
que estén impecables para cuanto hayas terminado”, dijo Olga
Conie
se arrodillo, vacilante y miro los zapatos, ella llevaba unos zapatos rojos que
en realidad no se veían tan sucios, sus ojos se lanzaron de nuevo a los de
Susana que le miraba con ojos de juicio, tenia que hacer esto y sus amigas lo
estaban esperando, la primera lamida tuvo un sabor extraño él se encogió ante
la idea de hacer más, la segunda sin embargo no fue del todo desagradable, pasó
la lengua por la parte superior de ambos zapatos, luego miró hacia arriba y vió
que Olga quería más, se encogió cuando movió la lengua hasta la suela y lamio
suavemente los tacones.
“Chúpalos”,
Olga exigió y él cumplió
Cuando
hubo terminado se dió cuenta de que su polla tenía intentos de erección en su jaula plana bajo sus bragas, avergonzado
esperaba que nadie se diera cuenta, cuando se puso de pie, Susana tenia una
mirada diabólica en su rostro, en un instante le levanto la falda revelando su jaula plana de color rosa para que todas las mujeres también lo vieran.
“Bueno,
parece que alguien es un verdadero pervertido” dijo Dolores burlándose.
“!Arrodíllate!”
Susana le ordeno a su marido feminizado.
Durante
las siguientes horas, Conie simplemente se limito a servir el té y los canapés a las invitadas mientras ellas
chismeaban y ocasionalmente recibía azotes o insultos de ellas, en algún
momento Susana hacia que su esposo se pusiera de rodillas y sirviera de apoyo
para las piernas hasta que lo necesitaran para volver a servir, finalmente
llego el momento de que las invitadas se fueran, las señoras se alienaron en la
puerta principal.
“!De
rodillas otra vez, Sissy!” le exigió Dolores.
“Vas
a darle un beso de despedida a cada uno de los pies de nuestras invitadas”, lo
ordeno Susana.
Conie volvió a ponerse de rodillas y comenzó a besar el zapato mas cercano de cada señora, no fue tan malo como cuando tuvo que lamer los zapatos de Olga, pero aun
así se sentía muy avergonzado, luego una por una de las chicas se fue.
“Te
veré pronto” dijo Dolores mientras salía por la puerta.
Esa
noche, José se preparo para ir a la cama en su cuarto separado del de su señora y como siempre con camisón, no había podido eliminar
totalmente toda la tinta de su cuerpo ya que parecía que Sandra había usado un rotulador
permanente, con los insultos desvanecido en su piel entró en su dormitorio y cuando ya se había puesto el camisó para ir a dormir, entró Susana sin llamar sosteniendo el móvil con algún tipo de mensaje del grupo de whatsapp de las amigas y vecinas que habían estado esa tarde.
“Bueno…
como tienes tanto tiempo libre…” dijo Susana, “Dolores tiene una idea en
marcha y está buscando expandirse”
Le mostró el mensaje, Jose no podía creer lo que veía, era un anuncio de “Servicios de catering atendidos por Sissys Maids” y el que salía en la foto
del anuncio le resultaba bastante familiar, debajo de las capas de maquillaje y
ropa, la sirvienta de la foto era el novio de Dolores, la cabeza de José daba
vueltas, mientras se preguntaba si las chicas habían planeado esto desde el
principio.
La
voz de su esposa el volvió a la realidad, “¿Bueno, y entonces que me dices?”
Las palabras parecían no tener peso, como si flotaran en el aire, y por un momento duda de su realidad. El silencio en la habitación es absoluto, solo interrumpido por el sonido de su respiración, que se vuelve más profunda y tranquila a medida que procesa la noticia.
Una mezcla de emociones lo invade: sorpresa, alivio, y una pizca de miedo. Finalmente, su rostro se ilumina con una sonrisa tímida pero sincera con nuevos avances después de tanto tiempo estancado.
"Lo tendré que hacer.." contesto
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