
No importa lo mucho que lo intentara ella, sólo terminaba agotada.
Sólo podía si él le autorizaba.
Al cabo de unos días de intentarlo y para su mayor desesperación intento llegar al orgasmo con el Magic Wand que ella había jurado que nunca usaría cuando se lo regaló por San Valentín.
Sólo llegó a su clímax después de usarlo tanto tiempo que ya tenía el coño dormido. Lo consiguió después más de una semana, sin orgasmos. Y luego nada, no tenía más orgasmos.
Tardó menos de una semana en volver a pedir a su novio tener sexo. Menos tiempo de lo habitual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario