Para
la mayoría de los hombres que buscamos que nuestras esposas participen
de algún juego en materia de sexo, se vuelve un poco complicado
expresarle a ella que nos gustaría esto o aquello, la mayoría de las
veces todos asumimos que algunas prácticas sexuales diferentes pueden
parecer 'pervertidas' y pedirle a la pareja participar en el dormitorio
de alguna de ellas puede romper el matrimonio y llenar de lágrimas y
decepción la relación. Por eso muchas veces nuestras fantasías no pasan
de ser eso y terminamos soñando en solitario y la mayoría de las veces
acabamos traicionando a nuestra pareja con una mano. Pues bien, cansado
de esto, y al conocer el blog de control de castidad, me convencí de que
podría involucrar a mi esposa en el control de mi solitario placer y
buscar llevar a cabo alguna que otra fantasía, entonces decidí contarle
algunos de mis gustos 'ocultos'. Ella al principio se mostró contrariada
y algo enojada, me dijo que nunca creyó que me gustaran esas 'cosas
raras'. Al principio no insistí y le dije que sólo quería que ella me
conociera mejor ya que ella es la persona más importante de mi vida,
pero que si no se sentía cómoda, no habría problema. Por un par de meses
a sus espaldas y con la ayuda de Control de Castidad, estuve evitando
masturbarme y brindándole mayor atención a mi esposa, ella no sabía por
qué, pero creo que le gustaba que estuviera un poco más pendiente de sus
necesidades. Me dijo que había notado el cambio y me preguntó a qué se
debía, con un poco de vergüenza por lo que había pasado 2 meses atrás,
le dije que me gustaría que ella tuviera control sobre mi placer y que
de esa forma yo siempre estaría más atento y pendiente y le mostré el
blog. No muy convencida se sentó una noche conmigo a mirar algunos post
que escogí para mostrarle los beneficios del control de mis orgasmos
para que ella entendiera que no es algo 'raro' ni 'pervertido'. También
le dije que quería comprar una jaula de castidad y que ella le diera un
manejo adecuado a las llaves que la desbloquean. Me prometió que lo iba a
pensar y esa noche tuvimos sexo como nunca antes. Al día siguiente no
tocamos el tema y así pasaron algunas semanas, yo seguía en solitario
controlando mi pajas y tratando de hacerle la vida más agradable cada
día con masajes, muchos besos y muchísimo sexo oral, adoraba su tesoro
cada noche antes de ir a dormir, le encantaba mi nueva actitud aunque la
mayoría de las veces se dejaba llenar de cariño y me decía que estaba
cansada y quería dormir, yo me quedaba con las ganas pero esperaba el
momento adecuado para disparar mi segunda carga, lo cual hice una noche
en la que estaba inesperadamente romántica. Le pregunté por nuestra
conversación de hacia unas semanas acerca de controlar mis orgasmos y la
compra de la jaula de castidad. Me sorprendió con su respuesta, estaba
de acuerdo con el control y hasta con la compra de la jaula, le dije que
tenía algunos modelos para que eligiéramos alguna pero me dijo que ella
ya había hecho la elección y que de hecho llegaría en pocos días.
Lógicamente la había cargado a mi tarjeta de crédito, pero no me quiso
decir cuál había sido su elección. Tal como esperábamos, tres días
después llegó el paquete, su elección fue una jaula Birdlocked con
pinchos en el interior, ya que quería que mi compromiso fuera total,
además de la jaula, también llegaron algunos 'juguetes' que me dejaron
con la boca abierta, entre otras cosas había esposas para pies y para
manos, vibradores y penes de goma realistas, un arnés para ella
penetrarme analmente, mordazas, pinzas para pezones y otras cositas. Le
pregunté por el cambio en su forma de pensar con respecto a esas
prácticas sexuales 'raras' y su respuesta fue más sorprendente aún. Me
dijo que ella también tenía sus fantasías pero no había tenido la
suficiente confianza de contarme hasta esa noche en que yo me abrí a
ella para este tema. Me agradeció presentarle el blog de Control de
Castidad, pues gracias a eso se inscribió al blog de señoras y ha
recibido un par de consejos para llevar a cabo mis fantasías ocultas.
Hicimos el amor intensamente esa noche usando un par de aquellos
juguetes y nos empezamos a enamorar de nuevo. Antes de ir a dormir me
puso la jaula de castidad y sentí un corrientazo recorriendo todo mi
cuerpo, los pinchos apenas se sentían pues después de tanto sexo, mi
pene estaría un poco dormido. A la mañana siguiente me despertó un
fuerte dolor por la erección que tenía ya que la jaula castigaba mi pene
con sus pinchos. Le pedí que me dejara quitar la jaula para calmar el
dolor a lo que me respondió que lo que yo quería era estar encerrado y
así me quedaría, me molesté un poco con ella y ante la sorpresa del
cambio tan radical hice un pequeño berrinche para presionar el retiro
aunque fuera por un par de horas. Ella no dijo nada al respecto y se fue
a su trabajo, dejándome encerrado y adolorido. De esta forma tuve que
ir a trabajar, tuve todo el día para pensar y tratar de evitar cualquier
erección, lo cual era una misión casi que imposible.
Al
llegar a casa en la noche me sorprendí de no encontrarla como siempre
esperando mi regreso. Arrepentido de mi actitud de la mañana, quise
tener todo listo para cuando regresara, limpié la cocina, preparé la
cena y la esperé en la sala para recibirla como a una reina. Cuando
llegó, simplemente me entregó su abrigo y apenas si me saludó, le serví
la cena y en silencio nos sentamos a la mesa. Limpié la mesa y arreglé
la cocina, cuando terminé me llamó a la habitación y me dijo que
teníamos que hablar sobre lo que había sucedido en la mañana. Me ordenó,
sí, me ordenó desnudarme y quedarme de rodillas frente a nuestra cama
de matrimonio con las manos atrás de mi espalda y mi cabeza mirando al
piso. Después de unos 10 minutos en esa posición se acercó a mí por la
espalda y acariciando mi pene enjaulado haciéndolo reaccionar,
obviamente provocándome dolor me dijo que de ahora en adelante estaría
encerrado si ella no decidía lo contrario. Luego me esposó las manos a
la espalda y me pidió que me levantara y me acostara boca arriba en la
cama, me inmovilizó con esposas a la cama y puso vendas en mis ojos y
una mordaza en mi boca, me susurró al oído que desde ahora sería mi
dueña y tendría que obedecer sus órdenes si quería tener algún tipo de
orgasmo pues no tenía intención de desbloquear mi pene sin recibir mucho
placer a cambio. Además adicionaría algo a mi vestimenta mientras
estuviera en casa por ahora y si volvía a tener otra pataleta como la de
la mañana entonces sería permanente hasta en el trabajo. Una fantasía
que se me escapaba de control pues en cierta forma yo lo deseaba pero no
contaba con que ella tuviera fantasías de dominante tan marcadas. Me
puso un plug anal bastante grande para producir un gran dolor y un gran
intento de erección castigado por la jaula y sus pinchos, un par de
lágrimas salieron de mis ojos, luego me quitó la mordaza de la boca y se
sentó en mi cara para que usara mi lengua hasta que tuvo varios
intensos orgasmos, ya no soportaba el dolor en mi pene cuando se levantó
y me dijo que era el momento de mostrarme la forma de castidad que
quería para mí de ahora en adelante hasta que aprendiera a obedecerle
sin hacer alguna escena. No podía ver lo que estaba haciendo, sólo podía
escuchar que desenvolvía algo y también algunos ruidos metálicos.
Asombrado descubrí lo que quería hacer, levantó mi cuerpo un poco y puso
debajo de mí un pañal que cerró por la parte de adelante, me sentí muy
humillado por lo que traté de retarla para que no lo hiciera, tras lo
cual me volvió a poner la mordaza en la boca y me dijo que esa rebeldía
me había conseguido un par de meses de castidad en pañales por ahora en
casa, pero que si se repetía, además de doblar al castigo también
tendría que estar así en el trabajo. Asustado por su actitud y viendo
que la cosa iba muy en serio traté de calmarme y dejarla que siguiera
con sus planes. Me dijo que no quería tenerme que castigar más tiempo,
por lo tanto se iba a asegurar de que no me quitara el pañal sin su
permiso. Sentí morir cuando comenzó a poner varias cadenas alrededor del
pañal y las aseguró con candados, ahora tenía un doble cinturón de
castidad, imposible escapar de mi fantasía que me atrapaba
irremediablemente. Luego me liberó de las esposas y quitó la mordaza de
mi boca así como la venda de mis ojos, me ordenó levantarme de la cama y
puso unas pinzas mordiendo mis pezones. La humillación de estar con un
pañal, ademas del plug en mi culo y las pinzas causando gran dolor,
sumado al dolor de los pinchos de mi jaula, me hicieron reflexionar
sobre si esto era lo que esperaba cuando le propuse controlar mis
orgasmos, nunca creí que llegaría a esta situación que me asustaba y a
la vez me excitaba. Así pasé mi primera noche con esta nueva forma de
castidad.
Mi fantasía
sería a su manera, ya han pasado 2 años desde aquella extraña
iniciación, aún me obliga a llevar pañales en casa y constantemente
estoy visitando con mi lengua su delicioso sexo llenándola de placer que
para mí ha sido bastante escaso, pues solo me permite un orgasmo
arruinado cada 6 meses y uno prostático cada 2.
Mi esposa-dueña me cambia el pañal en la mañana cuando voy a estar en casa y en la noche antes de dormir, y si voy a trabajar me deja solo con la jaula y al
llegar a casa inmediatamente me pone el pañal, pues en casa el uso del
baño es solo para ella, tengo prohibido su uso, sólo puedo entrar para
lavarlo todas las noches.
Evidentemente
no era lo que esperaba aquella noche en que le conté mis fantasías de
castidad, pero estoy seguro de haber hecho lo correcto, aunque me costó
mucho comprenderlo, pues si uno se quiere someter a alguien no será esa
sumisión a nuestra manera sino que se deben aceptar las órdenes de quién
lleva el control, porque muchos de los que se dicen 'sumisos' solo
quieren obtener placer y no se entregan realmente al placer de su
dominante, pues para ser realmente un sumiso es necesario sentirse así y
no tratar de controlar la relación. Sólo es necesario buscar la
satisfacción de la Ama y entregar la nuestra a su decisión.
AndyG
Buen relato
ResponderEliminarHuy. Compadre de aqui en adelante sufriras contento. Preguntate porqué no fue esto al reves? Dale poder a la mujer y veras... Que siempre se pasa...
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