lunes, 31 de julio de 2017

Autobiografía. Historia real. Memorias y forja de un cornudo casto: Capítulo II. Adolescencia

Autobiografía. Historia real. Memorias y forja de un cornudo casto:

Capítulo II. Adolescencia

Leer el capítulo anterior. 

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Por dar una pincelada más en el penoso lienzo de mi autorretrato… debo definirme un
poco mejor antes de comenzar a escribir este capítulo de mis vivencias… he de dejar claro
que soy heterosexual, pero antes que eso y sobre cualquier consideración soy sumiso, lo
que conlleva implícitamente la aceptación de la bisexualidad, la homosexualidad,
transexualidad, bisexualidad o lo que tu Amo (gay o hetero) o Ama (lesbiana o hetero)
ordene o disponga, ya sea con objeto de disfrutar de su perro para su propio placer
directamente o con intención de cederlo a un@ amig@ u otra persona (que para eso le
pertenece)
Una de las formas mas eficaces de doblegación o como herramienta pedagógica para
ahondar en la educación y sometimiento del sumiso según mi experiencia, es el
apareamiento forzoso con alguien que no le resulte mínimamente atractivo ni sexualmente
apetecible, ampliando así sus límites de obediencia y de entrega.
Al hacerle copular con alguien de su mismo sexo si es hetero, o de distinto sexo si el/la
sumis@ es gay o lesbiana, se mina su voluntad y se profundiza en su entrega… la
orientación sexual del perro es irrelevante, pero es una herramienta psicológica
increíblemente válida para su domesticación y amaestramiento….
Cuando comenzaba mi doma en real (hasta entonces había tenido relaciones ciber) me
costaba mucho el ser penetrado por mi Ama con un arnés (pegging)… luego sería
directamente por un verdadero macho “en condiciones” (esporádicas parejas de mi Ama),
tampoco me agradaba nada mamar penes… pero ella sabía que ser sodomizado para un
hetero suponía ubicarme en “su lugar” “de golpe, encajarme en el estado anímico-
psicológico adecuado. Tengo que aclarar que mi Ama siempre tuvo mucho tacto para mi
chochete-trasero (así lo llamaba) ampliando el tamaño del consolador (y mi culete)
poquito a poco.
…el Am@ siempre sabe lo que te conviene, cómo y cuando hacerlo, puede decidir la
cesión temporal a un/a tercero/a o directamente cruzarte cuando y donde menos lo
esperes... si es buen Am@ lo hará… realmente cuando se lleva el tiempo adecuado (y
prolongado) en castidad el sumiso es como un perro en celo que no se plantea ni cuestiona
nada, solo obedece… para pensar y tomar decisiones ya estan l@s Am@s.
La castidad uno de los mayores y mas potentes medios de disciplina y sometimiento de la
voluntad de los esclavos… en mi caso la abstinencia prolongada me dejaba mas “suave
que un guante”, transportándome a mi lugar de inferioridad y ansiedad sexual… nada mas
ver al macho de turno me preparaba para otra penetración con la esperanza de ser
autorizado a un vaciado de huevitos… aunque eso no dependía de mí, lógicamente.
…finalmente en mi trabajo, en casa, en el ocio o mientras dormía (soñando) yo solo era
una mascotita que en lo único que pensaba las 24 horas del día era en el permiso para
eyacular aunque fuera de la forma mas ridícula o vergonzante, sin preguntar ni poner
reparos a nada, sin importarme cómo, ni cuando, ni ante quien, ni de qué forma… era un
animalito de instintos primarios que solo pensaba en aliviarse, en calmarse esa imperiosa
necesidad de satisfacer lo básico… la ansíada orden para “descargar”, la esperada
autorización de vaciar pelotitas es cuanto se oye tras un largo período de negación, el
único hecho que activa el pabellón auditivo del esclavo que exclusivamente piensa en
correrse y dar las gracias a su Am@ por tal deferencia y regalo… aunque antes tenga que
ser usado y penetrado.

La castidad era un arma muy poderosa en manos de mi Ama, aunque nunca usó jaula
conmigo.
En la actualidad no tengo propietari@ por eso se ocupa CONTROL de mí, pero os puedo
corroborar que ahora, si se diera el caso, disfrutaría con cualquier sexo sin reparos, sin
plantearme orientación sexual alguna (al principio de mi doma no era así).
Dado el tamaño y la “eficiencia” de mi minipene es mejor y mas práctico ser utilizado
como putita si mi Am@ me lo ordena poniendo mi cuerpo “a disposición” que hacer el
ridículo con mi ineficaz micropito… y si de paso se me permite vaciar mis pelotitas es un
premio añadido, realmente lo que me hace gozar es cumplir y acatar su orden sin dilación,
el hecho en sí mismo de poder obedecer la orden me excita… sin mas …
…pero eso lo sé ahora… antes, en la época a la nos desplazaremos en mi autobiografía
aún no era consciente, ni remotamente, de hasta qué niveles me llevarían mis sucesivos
Am@s en mi largo y tortuoso camino de la humillación y la obediencia, ahondando en mi
entrega y conocimiento de mí mismo a niveles del que no era consciente ni podía siquiera
imaginar.
En el colegio religioso estuve tres años (los 12, 13 y14) y aunque intentaba desvanecerme
en el aire, evaporarme, estar ilocalizable, no siempre lo conseguía…
… en esta tesitura andaba cuando… cambió de destino profesional mi padre y fuimos a
otra provincia… otro Centro… yo al ser el benjamín de la casa era el último que se
enteraba, pero fue una liberación…
..atrás dejaba una muy fuerte experiencia que marcaría para siempre mi sexualidad
atrayéndome a partir de ese instante el bdsm, sentirme esclavo me relajaba y excitaba a la
vez, no tenía que pensar en nada, otros planificaban y decidían por mí, yo no controlaba la
situación dejándome ir, me gustaba y me colmaba sexualmente, en principio había
probado involuntariamente lo que es ser doblegado y humillado, ser un perro y…
posteriormente… lo había gozado!!
A partir de entonces se convirtió en auténtica necesidad para mí… era imprescindible que
un viril macho o una auténtica supermujer, superior y capacitado, orientara y dirigiera mi
vida con disciplina, una férrea autoridad que me imponga lo que desee cuando desee, que
sepa y decida lo que me conviene en cada momento sin consultarme ni tener en cuenta
para nada mi opinión… que mi único cometido fuera acatar cada orden sin plantearme
nada… que se ocupe de mí… para un perro siempre es importante saberse protegido por
su dominador/a y que le digan claramente lo que ha de hacer.
Ya me sabía omega desde el cole, generándome un sentimiento de sumisión a mis
superiores que ya jamás desaparecería, de saberme un hombrecillo minúsculo y apocado,
un inútil que requiere imperiosamente de un/a dominador/a que sepa disponer, orientar y
decidir mi vida, hasta lo mas nimio, que incluso controle qué me pongo y si me puedo
derramar o no, que me premie o castigue… alguien al que entregarme, exhibirme,
cederme, aplicarme correctivos, disciplinas… alguien que, con su mera presencia me haga
sentir inferior, en una palabra: un Am@ pero, ya llegaremos a eso…
Esos tres primeros y tiernos años me habían hecho verlo todo claro…
…en fín, ese colegio religioso me descubrió realmente mi naturaleza irrelevante y vacía
personalidad desprovista de carácter, ayudándome a asumirla, me hizo ver cual sería
inexorablemente mi vida en el futuro trastocando radical y definitivamente mis conceptos,
mis parámetros, mi forma de entender, de ser, de cómo vivir el sexo…
Se configuró mi perfil y mentalidad omega en general… era una catarsis integral que se
había completado y consumado mutándose mis esquemas para siempre.

De lo hasta ahora relatado se adivinaba muy fácilmente mi naturaleza dócil y
genéticamente obediente, se intuía un cornudo-casto en potencia que ya denotaba formas
y maneras, que debería ser controlado de cerca por un referente responsable y
autoritario… era un animalillo meramente un pajillero entregado al vicio onanista cada
hora del día… un ser ínfimo que requería de alguien que le controlara sus tendencias a
tocarse, a palparse compulsivamente… una referente cercano y fuerte que consiga que
deje de ser un marranillo impresentable y se pueda convertir en un casto obediente y
servicial del que un/a Am@ pueda estar orgulloso y al que pueda sacarle partido.
Si no se vale como hombre, como macho, sí se puede aspirar a ser un buen, manso y digno
casto obediente y trabajador.

Con 15 años pasé a un era un instituto público debido a que yo era un nefasto estudiante
con pésimas notas no admitiéndome en centros privados por mis bajas calificaciones.
Aún con esa edad seguía sin desarrollarme, casi sin vello púbico, llamándome en el nuevo
instituto “el grillo” por los “gallos” arrítmicos que profería mi garganta y lo agudo de mi
timbre de voz, a mí me parecía perfecto, al menos no era “el Mini”.
Con la experiencia adquirida en el colegio anterior se había pulido mi innata habilidad
para la “invisibilidad”, de mimetizarme en el entorno, esta característica se había depurado
a niveles de auténtico profesional, pasando completamente desapercibido… ahora sí
detectaba e identificaba a los auténticos machos alfa rápidamente por propia
“supervivencia”, con un sexto sentido para respetarlos… rebajándome incluso ante sus
mas pequeños gestos aunque no me hablaran, asumiendo su autoridad y esquivarlos… era
capaz de desaparecer de cualquier lugar y circunstancia evaporándome como el gran
Houdini, el más famoso de los magos escapistas.
Tras el trauma pasado (y gozado a su vez) era increíblemente tímido, timorato e
introvertido, con una personalidad huraña y recelosa aunque, curiosamente, eso me abocó
aún mas al vicio solitario, como pajillero profesional era un crack sin igual… mi pequeño
miembrito siempre estaba ahí, horas y horas de toqueteos, comics, novelas, películas
porno, era un friki-adicto de la paja…
No paraba de palparme hasta conseguir el ansiado fluido una y otra vez, y otra vez mas…
pajas y repajas recordando todo lo acaecido en el colegio anterior, curiosamente era lo que
mas “disfrutaba” al correrme, era placentero todo lo que había padecido (ver capítulos
anteriores)… y al tiempo… me enfadaba conmigo mismo… ¿cómo podía ser tan… tan…
pervertido? ¿es que no se me iba a “quitar” nunca esta hábito?
Mi conciencia volvía a martillearme, remordimientos… me reconcomía el fondo de mi
alma… pero mi mejor semen salía cuando recordaba “las tortillas”, las “tenazas”,mis
guisantitos expuestos al rocío de la mañana, moraditos y doloridos por causa de los alfa…
mis pantalones en los tobillos… el pequeño miembro “al fresco” y ante las niñas!! En ese
punto, en la soledad de mi cuarto, siempre eyaculaba… e iba a por mas!!
…habían sido unas experiencias tan al límite, tan intensas… que a lo doloroso, humillante,
denigrante… unía a la vez sensaciones reconfortantes, placenteras de mi consolación
nocturna manifestando una innegable tendencia a la sumisión y docilidad… conseguía el
yin-yang en una paja.
Había nacido para esclavo pero me revelaba a ello, no quería asumir mi condición
netamente omega… recurrentemente me planteaba…
¿tendrían todos razón y era yo el responsable de cuanto me sucedió?
¿era “el marrano” de la escuela, el “Mini” puerco, era ese verdaderamente mi yo
auténtico?

El trasiego de masturbaciones era incesante (siempre con el bdsm de trasfondo)…
finalmente y a la postre lo que me excitaba y con lo que eyaculaba bestialmente era el
recuerdo de mis sensaciones y experiencias reales de sumisión vividas… las
humillaciones, los tocamientos, el saberme un juguete de los alfa en el colegio… recordar
el sometimiento experimentado a mano de los verdaderos machos que disponían de mí a
su antojo ante las chicas… mi corazón palpitaba excitado y taquicárdico ante tal situación
(igual que mi pene) y simultáneamente, dándome pánico lo que pudieran hacerme…
temiendo volver a encontrarme a lo largo de mi existencia a los mismos alfas con distintos
rostros en otras circunstancias, otro tiempo y lugar… temiendo y/o deseando?
Todo a la vez?... me iba a estallar la cabeza… sentimientos antagónicos y
complementarios, estaba hecho un lío.
A los 16 buscaba novia, creia que sería rapido, no obstante jamás ninguna chica se
interesó por mí sentimentalmente, ni como compañero, ni siquiera como amigo… yo
estaba acabado en clase y ellas percibían a su temprana edad el patético hombrecillo que
era y que sería yo, virilmente y como macho, las mujeres tienen para eso un sexto sentido.
Mi futuro ya estaba escrito, marcado y yo… predestinado.
Al igual que el testimonio de “K” con el que me identifique completamente, empezando
mi autobiografía con esa referencia, estaba absolutamente convencido de que pronto
perdería la virginidad, que dada mis inclinaciones heterosexuales con mi permanente
estado de excitación (era un “salido” integral) encontraría raudamente a una chica (la que
fuera), …una novia con la que hacer realidad mis sueños, haciéndola diana de mi
desmedido romanticismo… o al menos se dejara meter mano… pero nada mas lejos de la
realidad!!... el sentimentalismo, la ternura, la emotividad… la inteligencia, el valor
interior, la sensibilidad… es para las películas y las novelas de amor… aquí la única
certeza era el vergonzoso tamaño de mi pitín y su penoso rendimiento… mi naturaleza
omega… y… que ellas lo tenían clarísimo, todas buscaban un alfa.
Lo que yo quería y sentía, mis sentimientos para nada tenían que ver con los suyos…
Estaba todo en mi cabeza, dentro de mí, pero no de ellas… la realidad objetiva de no
comerme una rosca distaba enormemente de mi subjetividad y fantasías internas en las que
me creía un casanova, un playboy…
A esa edad se piensa que basta y sobra con la voluntad y la disposición de uno mismo a
mantener una relación… pero ese no era el criterio de ellas ni por asomo, detectaban al
instante que era un omega baboso, un reprimido desesperado por cualquier chica,
consecuentemente el vacío que me hacían era global… integral, olían a la legua mi
desesperación, mi semen pajillero, no podía siquiera acercarme a ninguna.
Con mi pelada piltrafilla inoperante entre las piernas… llegué a los 16, 17, 18 sin parar de
ver todo tipo de material pornográfico, cualquier cosa que caía en mis manos era una
excusa perfecta para volver a tocar mis pequeños genitales, azotarlos, fustigarlos ,
exprimirlos… hasta el gozo final. Aunque me imaginaba ser un Alfa, en mi fuero interno,
sabía que estaba marcado como omega… futuro cornudo, sumiso y casto…
Pajeándome como un loco pasé por el instituto y acabé sin pena ni gloria la universidad…
vegeté sin nada relevante ni remarcable para desarrollar en una biografía (y con lo que no
os voy a cansar), plantándome a los 25 años y VIRGEN todavía, entonces conocí a la que
sería mi esposa. Hasta ahora había sido un omega confeso… pero ella elevaría mi rebajado
estatus sumiso vertiginiosa y exponencialmente al de impotente reconocido y cornudo
público… apareciendo nuevamente los alfa en mi vida para darle a mi mujer lo que yo no
era capaz de “ofrecerle”, corneándome hasta la saciedad… pero como dice el refranero
“no hay mal que por bien no venga”. (Continuará)

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