sábado, 11 de julio de 2020

Relato parte 2.

Continuación.

Miguel abrió la puerta, tanteando la cerradura con los dedos.
Al abrir, había una luz roja encendida y varias prendas por el suelo. No entendía.
Una botella de champán vacía y una copa llena. Velas. Que extrañó, pensó.
Fue al dormitorio, también luces rojas. Vio a Ana semidesnuda con un erótico vestido transparente dormida y una copa vacía en la mesilla.
Luces rojas, pensó Miguel. La he cagado. Buff, que mal. Que he hecho.
Se dio cuenta de que Ana le guardaba una sorpresa que el había despreciado, se sintió mal.
Apago la luz y cerró la puerta. Recogió el salón y se fue a dormir al sofá.

Al día siguiente, Miguel estaba despierto cuando Ana se levantó,  al verla quiso hablar pero Ana le mando callar. Perdón, exclamó Miguel. Ana le miro y no dijo nada.
Miguel se fue a recoger el dormitorio.
Esa mañana no hablaron.
Después de comer, Ana le pregunto. Tendrás alguna explicación?
Miguel titubeo, si, no, verá. Es que.... Ana le miro triste y no dijo nada.
Miguel agachó la mirada y se fue al balcón a pensar en lo ocurrido.

Por la tarde Ana le envió un mensaje por wasap,  era tu premio por cumplir mi fantasía. Una noche de sexo inolvidable.
Miguel se quedó sin palabras.
Horas después, escribió. Ana, lo siento. Si pidiera te compensaria.
Como ?, pregunto Ana. Como tu quieras, cariño.
No te creó. Contesto Ana. Sólo te pedí una fantasía y te negaste.
Bueno, Ana. Tampoco me nege, te negaste. Pues lo siento,  la cumpliré.
Y si te pido algo extremo, lo harás ? Pregunto Ana. Claro, contestó Miguel.
No lo creo, dijo Ana.
Si cariño, pide y haré lo que deseas.
Ven al dormitorio.
Miguel fue al dormitorio, Ana le dijo, siéntate.
Miguel, yo tengo mis fantasías. Tengo mis ilusiones y tú forma de ser me tiene frustrada. Miguel se quedó paralizado.
Que fantasías? Pregunto.  Que me ponga bragas ?
Si, contestó Ana. Que te pongas las cosas que yo te diga, cuando yo te lo diga.
Miguel estaba desconcertado.
Vale, dijo Miguel. Cuando te apetezca me pondré lo que me pidas.

Te acuerdas migel el vestido rosa que me puse para ti ?
La noche que te fuiste de borrachera, ligaste? Por que tendrías un buen plan, supongo. Dijo Ana, con una sonrisa.
Miguel se quedó helado.
No Ana, no es lo que piensas. Verás, yo....
Calla, dijo Ana. No hablemos de eso. Con una sonrisa.
Te lo pones?
Si.
Miguel entró y se quitó la ropa mientras Ana volvía con el vestido. Miguel llevaba una braga rosa de encaje y cuando se disponía a quitarla, Ana le pidió que se la dejara.
Miguel se puso el vestido. Ana sonrió, y comenzó a acariciarle. Poco a poco, recorrió con sus manos el cuerpo de Miguel. Miguel tenía una fuerte erección.
Te gusta tu vestido? Pregunto Ana.
No.
Y esa erección?
Yo, no..Es por ti.
Ana sonrió. Me gusta verte así, me excita.
Miguel fue a tocar su pene, Ana le paro la mano. NO.
Miguel fue a tocar a Ana, NO. Quieto. Tu, No. Déjame que te observe.
Miguel se quedó quieto y Ana sonreía y se tocaba mientras Miguel no sabía que hacer.
Oh, exclamó Ana, te deseo. Miguel dio un paso y Ana le paro, NO. Ahora no. Quiero verte así. Pero no parado.
Ana fue a buscar un plumero. Toma Miguel, limpia ese estante. Miguel empezó a limpiar el estante con una fuerte erección y con la idea de que empezaban un juego erótico que terminaría en una noche de sexo inolvidable.

Cuando terminó, fue hacia Ana con la intención de pasar a la acción,  Ana le dijo nuevamente, NO, mientras hacia un gesto con la mano.
Miguel, preparame una tila. Traela en esa bandeja, con el azúcar y unas pastas.
Miguel se dispuso a la tarea, volviendo con la bandeja en unos minutos. Se dirigió a la mesa y Ana le paro nuevamente. No Miguel, aqui. Ven aquí.
Sujeta la bandeja a mi altura.
Miguel lo hizo, sujetando la bandeja con las dos manos semiencorvado. Ana se levantó del sofá y le pidió que se quedara en esa posición.
Empezó a acariciarle. Fue bajando su mano y acariciando el pene de Miguel, por encima del vestido. Lentamente.
Prosigio, lenta, muy lentamente mientras Miguel se excitaba. Pese a ponerse erguido, no podía usar sus manos. Sujetaba la bandeja y no tenía forma de dejarla.
Ana siguió acariciando el pene. Arriba, abajo, poco a poco. Miguel se estremecia.
Empezó a jadear y las piernas se pusieron tensas. Ana miraba sus ojos. La tensión aumento y repentinamente empezó a soltar un gemido. Ana paro completamente y Miguel pudo notar como empezaba a brotar unas gotas de semen que resbalaban por su braga.
Ana sonrió nuevamente.
Miguel, esto te gusta.
Miguel no sabía que hacer ni decir, la sonrisa de Ana le bloqueó y fue incapaz de  decirle lo desagradable que había sido que parará. Pero temio que esa sonrisa se convirtiera en reproche por su borrachera.
Miguel sonrió también.
Mientras Ana sonreía, dijo. Miguel, ves a buscar algo y limpia todo esto. Cambiaré de braga que esa está sucia.
Ah, no te quites el vestido, harémos la cena juntos y te pondré un delantal. Y después.... Ana sonrió.

No hubo nada, Miguel hizo la cena y tras recoger la mesa, fregar y ordenar. Todo ello con su nuevo vestido. Ana sólo le sonreía, todo eran sonrisas y felicidad por parte de Ana. Unas sonrisas que Miguel no podía decir nada, por no romperlas.

Miguel penso de todo, sobre lo que estaba ocurriendo. Su cara era un poema, Ana lo veía pero seguía sonriendo y su amabilidad con Miguel era indescriptible.
Miguel penso muchas cosas pero no acertó ninguna. Los cambios que iban a surgir, se estaban comenzando a manifestar. Aunque Ana tenía muy claro lo que estaba llevando a cabo, Miguel no veía el fondo de las cosas.
Sus salidas solitarias de madrugada y sus retornos intempestivos se iban a terminar.

El final queda en la imaginación de cada cuál. Migel no creo que ponga problemas ni llege tarde.


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