Qué sufrimiento, Dios mío. No sólo no puede uno pajearse, sino que, encima, te pasa esto cuando uno se empalma. Supongo que eso duele bastante. Es que es la punta del capullo, joder.
Qué sufrimiento, Dios mío. No sólo no puede uno pajearse, sino que, encima, te pasa esto cuando uno se empalma. Supongo que eso duele bastante. Es que es la punta del capullo, joder.
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