jueves, 6 de julio de 2017

La castidad de Juan.

Hola, me llamo Juan y vivo en pareja.
Acostumbrábamos a follar entre 3 y 5 veces por semana,  y nuestra vida sexual era muy buena, alternando momentos de inmensa ternura y cariño, con momentos de sexo salvaje y a veces hasta guarro.
Teníamos bastante variedad en los polvos, aunque lo que a mi realmente me gustaba, era hacer que ella se corriera como una loca:
Solía masajearle los pies durante un buen rato y terminaba llamiendo cada pequeño pedacito de su piel, sin olvidar ningún rincón, hasta terminar casi siempre, con su delicioso coño encharcado, corriéndose en mi cara.

Por motivos de trabajo, mi pareja y yo  pasarnos 2 semanas sin vernos y a pesar de que ella no jugaba nunca  el rol de ama, un dia le comenté que llevaba 4 dias sin masturbarme de tanto trabajo como tenia, y entonces ella soltó la frase:
- Bueno, pues vas a dejar tus manos quietas hasta que vuelva, te vas a reservar para mi.
Mi reacción fue más sorprendente, todavia. Me produjo una excitación que nunca habia sentido!! Reservarme para ella, mantenerme casto!

Después de 7 dias, empecé a sentirme terriblemente excitado a todas horas, no podia parar de pensar  en las ganas  que tenía de correrme, pero al mismo tiempo me encantaba la idea de reservarme y me ponia todavia más cachondo. Al cabo de un par de dias, y aunque ella me prohibió que me tocara, empecé a encontrar un enorme placer en acariciarme hasta el borde de eyacular, pero sin llegar a hacerlo.
Me costaba un horror aguantar, pero pensaba que el sacrificio que estaba haciendo valia la pena, para complacer al amor de mi vida.

En mi vida cotidiana. solia masturbarme a diario, por lo que el dolor en mis testículos empezaba a ser bastante agudo, y los tenia hinchados.
Se lo comenté a ella y no solo no tuvo compasión, sino que empezó a animarme  a que me tocara, pero sin nunca llegar a correrme.
Me llamaba y me ponia cachondo diciéndome lo que me haria cuando volviera y animandome a tocarme, pero cuando notaba que me acercaba al orgasmo me ordenaba parar.
Me mandaba fotos de sus sublimes pechos y de sus todavia mejores pies (soy enormemente fetichista de pies y de zapatos).

La cosa fue a más cuando regresè a casa, tres dias antes que ella y me ordenaba oler sus zapatos y lamer las bragas sucias que dejó antes de irse animándome a masturbarme cada vez más y más, pero siempre sin correrme

Llegó un monento en que era imposible ponerme tejanos de lo que me dolian los huevos. Me costaba dormir pq el mínimo roce me ponia a mil.

Hasta el esperado dia! y la verdad es que fue increíble. Nos abrazamos y besamos durante mucho rato, con todo el amor del mundo, pero notaba como mi polla estaba a punto de estallar.
Entonces ella me la apretó y me dijo:
- vamos a comprobar si has sido bueno.
Como siempre empecé yo por lamerle cada rinconcito, parándome en sus extraodinarios pies, que con solo acercarlos a mi boca, casi me corro del delicioso aroma que desprendian.
Entonces, con ellos, me empezó a masajear mi polla,muy lentamente.
Estuvo como más de un cuarto de hora, con extremo cuidado, dándome placer, pero parándo cada vez que notaba que me iba a correr.
Al final me dijo:
- ha llegado el momento de tu recompensa. Quiero que te corras. Ahora!
Y acto seguido empezé a soltar una cantidad de leche, que nunca hubiera imaginado que podia soltar, inundando sus pies y sus piernas, poniendola perdida con mi semen.
Pero todavia me había reservado la última sorpresa y me dijo:
- Ahora vas a limpiar toda esta leche con tu lengua. Venga! Quiero que no quede ni una gota, ni en medio de mis pies ni en mis piernas, ni en el suelo.
Obedecí y casi me corro de nuevo del morbo que me estaba provocando que me obligara a limpiarle mi leche.
Después, follamos como locos superexcitados gracias a mi castidad.
Creo que le vamos a pillar el gusto al tema y ya estoy deseando que me sorprenda de nuevo con: -las manos quietas, nada de pajas!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario