miércoles, 31 de agosto de 2016

Aportación para el blog. En el dique

Mejora los contenidos con tu aportación de forma anónima desde aquí
En el dique.
Llevámos mucho tiempo estancados, dudando de los buenos momentos, anclados en la monotonía.
Quizá alguien podría pensar que habíamos avanzado en nuestra trayectoria, aparentemente habíamos cambiado la escena, el vestuario y el guión. Nuestra obra de teatro parecía tener éxito. Pero solo cuando subíamos al escenario, cuando caía el telón se llevaba el pasado y el presente con el.
Tiempo atrás fuí yo mismo quien descubrió los llamados cinturones de castidad, curioso objeto.
Recuerdo que pasaba horas masturbándome mientras descubría un mundo nuevo para mi. Horas de placer y excitación que inevitablemente me hicieron desear aquel tipo de lujuria tan... diferente.
Cuando probé mi primer cb, descubrí nuevas sensaciones, un extraño placer que disparaba mis fantasías.
Tiempo atrás, mi mujer y yo nos habíamos introducido en algunos juegos de dominación, recuerdo que fuí yo quien deseaba realizar estas actividades, pero cuando le propuse introducir la castidad se produjo un cambio inesperado en nuestro matrimonio.
Como ocurre con muchas prácticas más o menos fetichistas, los progresos fueron lentos. Cada nueva actividad atravesaba unas pautas muy definidas que se repetían con un orden matemático. Primero la excitación que produce la novedad más tarde surgían las dudas y los temores y finalmente llegaba el momento de la consolidación.
Lentamente fuimos adentrándonos en un mundo nuevo, desconocido y muy excitante.
A medida que avanzábamos muchas cosas cambiaban sutilmente especialmente para mi y en mi.
Seria absurdo pensar que un pequeño dispositivo de plástico podía convertirme en un ser sexualmente pasivo y orientado en los caminos de la feminizacion. Indudablemente la castidad no era la causa de Mi transformación pero fue el detonante y el catalizador de algo que estaba oculto.
Es curioso recordar mi rechazo a reconocer la realidad. Mi mujer tuvo siempre más decisión que yo. Ella no dudaba de sus decisiones pero yo no era capaz de asumir el lugar que debía ocupar en nuestro matrimonio.
Muchas veces le prometí que seria constante, hablamos, planificamos y llegamos a invertir mucho tiempo proyectando mi ya irreversible trasformación. Irreversible por que había empezado mucho antes de conocer la castidad ni las características que la rodean, mucho antes de lo que yo creía. Quizá estuvo siempre hay, no lo se.
Había logrado convencer a mi mujer de los enormes beneficios de que le sirviera una criada, obviamente la criada seria yo.
Tanto se lo prometí y tantas veces llego a pensar que seria verdad. Teníamos todo preparado para el momento en el cual mi transformación le brindará todas las cosas que yo le había prometido.
Pero fallaba el elemento más importante mi indecisión y mi inconstancia. Quizá la vergüenza y el miedo o tal vez el egoísmo. Mis promesas fueron incumplidas una y otra vez. No había promesa que no pudiera incumplir, reconozco que he sido un maestro incumplimiento incluso las promesas que nunca pude expresar.
Nunca supe ser constante, subía como la espuma y bajaba como la marea. Un desastre.
Siempre desee ser forzado a todo y más, por que no tenía la capacidad de tomar impulso yo solo. Culpe a mi mujer por no ser más dominante, más agresiva, más, más, más....
Quizá me hubiera venido bien un buen empujón o quizá hubiera caído al suelo. Nunca lo he logrado averiguar.
El dique es ese lugar donde la decepción toma champán con la frustración y donde no queda lugar para el engaño.
El cinturón de castidad fue el catalizador de mis deseos pero no logro borrar mi orgullo. No.
En cierta ocasión ley una frase " Ten cuidado con lo que deseas."  La experiencia me ha demostrado que no es cierta. La frase verdadera no fue esa, la frase verdadera decía algo así " Atrévete a lograr lo que deseas."
Mis promesas ya no valen nada, ahora están en el dique.
Cada incumplimiento dejo una nueva deuda y cada deuda se convirtió en un nuevo motivo de desconfianza y frustración.
En el dique caminamos sin hablarnos, sin proyectar futuras promesas pero la realidad no nos abandona y cada uno sigue esperando realizar aquello con lo que soñó, cada uno lleva sus recuerdos, sus frustraciones no queda lugar para el futuro. En el dique no hay futuro ni presente, en el dique solo hay niebla, negra niebla, niebla densa rodeada de silencio.
No fue el cinturón de castidad lo que me llevo a desear ser un sumiso, ya lo era pero no lo sabia, no importa las veces que lo guarde en un cajón. Podía guardarlo toda la vida, pero no podía borrar las sensaciones que me había ayudado a experimentar. Por que..... Fue una ayuda un parapeto, una escusa para no reconocer abiertamente mis fantasías, una ayuda para expresarlas y una justificación para mi manera de percibir un punto de vista diferente, quizá extraño, quizá no. Me reitero, pero es necesario.

Hace unos días decidí volver a ponerme el cinturón de castidad, cada vez que me lo pongo tengo que superar la ansiedad de los primeros días y el desconcierto de mi mujer ante mi extraño comportamiento.
Creo y seria más sensato que no me quitará el cinturón de castidad y me dejara llevar sin pensar tanto las cosas, pero no tengo capacidad para ser constante.
Hace unos días empecé con control de castidad. En principio he encontrado un punto de vista diferente, me he alejado de algunas de mis fantasías.
He abandonado la pornografía y las teorías de Internet sobre el cinturón de castidad, la dominación y casi todos los adornos del guión de las edades de Lulú. Incluso he abandonado mis propias teorías sobre como deben desarrollarse las cosas.
Quizá uno de los motivos para abandonar fue tener demasiada fantasías y poca realidad. Quizá no tenga ninguna importancia pensar en los motivos, ni en el pasado ni en los errores.
Por ahora he ido entendiendo algunas cosas, he cambiado algunas ideas y he encontrado una referencia para avanzar. Se que control de castidad no me puede dar más allá de lo que yo este dispuesto a lograr, tendré que hacer sacrificios, pero no me muestra las cosas que yo quiero ver, me muestra las cosas como son. Con tanta paciencia como precisión. ¿ Quien puede necesitar un faro mejor que el faro que da luz.?
Quizá el faro ilumine, el dique.
Mi experiencia es corta, quería aportar algo y se me ocurrió este relato. Según avance, seguiré escribiendo, pero tengo que aprender algunas cosas y comprender muchas más.
Por ahora tengo que enfrentarme a todos los miedos y los prejuicios que me han impedido avanzar. Es difícil, si fuera fácil ya lo habría logrado.
Muchos fantasmas en el armario.
Llevo unos días escribiendo este relato, he querido mandarlo hoy por que necesito reafirmarme en la decisión que he tomado, necesito reafirmarme cada día.
Necesito comenzar cada día y renovar mi compromiso cada noche. Huir de las trampas que siempre me han hecho fracasar, ceder por completo el control y confiar plenamente. Seguir las instrucciones sin pensar en el objetivo. Aprender que lo que me conviene puede ser diferente a lo que deseo, pero quizá más satisfactorio. Descubrir que hay en mi, darle forma, aceptarlo y naturalmente vivirlo.
Se me olvidaba, vaya. No puse ninguna escena erótica ni describí ningun acto extremo de dominación en mi relato.
Bueno depende, si alguien se ha identificado con este relato quizá lo encuentre erótico, quizá no.
Pero, es solo una presentación, ya vendrá el plato fuerte, por eso pedí ayuda a control de castidad, para que me ayude a enfrentarme al plato fuerte.
Por ahora tengo que poner muchas ideas en su sitio y, antes de buscar el plato fuerte tengo que servir los entremeses, al fin y al cabo en mi caso es una cosa de dos.
Este relato se titula el dique, todavía desconozco el título del siguiente. La imaginación es antagonista de la realidad. El próximo título, como muchas cosas es una sorpresa, incluso para mi.
Agradezco a control de castidad que me haya ayudado a encontrarme con la actitud de escribir esto. Las letras las he juntado yo, el orden lo ha puesto la reflexión, la reflexión la ha impulsado la actitud y la actitud la ha despertado alguien que también escribe en otro lugar, que francamente desconozco todavía pero le tengo una enorme gratitud. Sin su ayuda este texto no existiría.
Un abrazo a todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario