Llega la noche y ella decide liberarme de la jaula para dormir. Es la
primera vez que estaré libre desde que comenzamos esta nueva tanda de
castidad. Me pide que apague la luz. Estoy acostado, y ella se acerca y
me susurra que no voy a estar dentro de ella esta noche, porque debe de
guardarse para su novio. Me pide que piense en eso y que me toque. Me
pide que piense una y otra vez que la próxima vez que sea realmente
follada será por alguien que no soy yo, y que esa espera solamente la
pone más caliente. Me toma la mano y la pone en su entrepierna para
comprobar qué tan húmeda está. Yo no puedo salir del asombro. Me quita
la mano de ahí y me masturba. Me dice que así la pone pensar en él, y
luego me agradece por dejarla jugar con un miembro más grande que el
mío, pero que debe de guardarse para él. No puedo ni siquiera explicar
el rush de erotismo que fue esto. Lo que si puedo decir es que después
de casi una semana en castidad, terminé con un orgasmo fortísimo, como
pocas veces. Al terminar, me pidió que me limpiara y que limpiara la
jaula. Me puso candado, y antes de decir buenas noches me dijo que ella
no podía esperar a estar de nuevo con su novio.
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