domingo, 26 de noviembre de 2017

Tengan cuidado con los cajones que abren (I)

Tengan cuidado con los cajones que abren (I)
Título original: Be careful what drawers you open(I)

Enviado por: Rober (traducido por Juan)

Una noche, hace aproximadamente un año mi mujer había salido y yo estaba solo en casa, me sentía exitado y empecé a pensar en ropa interior femenina. Siempre he tenido la fantasía de vestirme de mujer, así que se me ocurrió probarme la ropa de mi esposa ya que somos casi de la misma talla. Cogí una botella de vino y subí al dormitorio. Me serví una copa y me desnudé. Abrí los cajones con cuidado y saque la ropa más sexy que encontré: un sujetador, unas braguitas, ligas, medias e incluso un corsé. Los dejé encima de la cama preguntándome qué tal me sentarían. Me serví otra copa de vino y luego me duché. Después de la ducha me bebí otra copa de vino y un poco en broma me fui poniendo la ropa que estaba encima de la cama, me lo puse todo menos el corsé. Me sentí estupendamente bien, bajé a mirar en google cómo se pone un corsé, cogí otra botella de vino y volví a la habitación.
Me puse frente al espejo y apreté cada encaje del corsé hasta casi no pude respirar. Me quedé admirando lo bien que me sentaba, me gustó la sensación de sentirme sexy y tremendamente excitado. Otra copa de vino y se me ocurrió probarme unos tacones altos. Apenas pude encajar los talones, pero lo conseguí.

-¡Guau! estoy bien y me sientan bien- pensé.

Me puse un lápiz de labios y me tomé otra copa de vino. Estaba un poco borracho, así que me tumbé en la cama un momento esperando que se me pasase, pero había bebido demasiado...

Debí quedarme dormido varias horas, lo cierto es que me desperté al sentir las mano de mi esposa Jennifer acariciandome el pelo. Me puse colorado como un tomate y me quedé mirandola en silencio. Ella se sentó a mi lado acariciando mi pene

-Vaya vaya, ¿qué tenemos aquí?- susurró

-No tenía ni idea de que te gustaba este tipo de cosas.

Muerto de vergüenza intenté levantarme para quitarme esa ropa de mujer, pero Jennifer me agarró del brazo y me tiró de nuevo en la cama. Me dijo que me dejara puesta toda la ropa, incluso los zapatos, se desnudó e hicimos el amor con una pasión que no habíamos tenido desde hacía años.

A la mañana siguiente durante el desayuno me sentía terriblemente avergonzado. Jennifer me puso delante un vaso leche en lugar del café que tomaba habitualmente, sonrió y me dijo, con actitud muy seria.

-Lo de anoche realmente ha cambiado mi forma de verte, chiquitín -

Hablamos durante casi una hora. Nunca habíamos sido tan sinceros el uno con el otro. Me preguntó por mis fantasías sexuales.
Le diije que desde siempre fantaseaba con ponerme sujetadores y bragas. Ella me confesó que siempre quiso ser la parte dominante de nuestro matrimonio pero que no había encontrado hasta ahora la forma de plantearmelo.

-A partir de ahora nuestra relación va a cambiar. Ahora soy yo la única adulta en esta casa.
Bébete la leche y sube a vestirte, tenemos que ir al centro comercial.- Era una orden en toda regla pero yo no estaba en condiciones de oponerme. Lo peor es que mientras obedecía tuve una erección.

Una hora después estábamos en el centro comercial, me sorprendó ver que Jenn se dirigía directamente a Victoria's Secret.

-¿qué estamos haciendo aquí?- pregunté asustado.

-Es muy sencillo, chiquitín, vamos a conseguirte ropa interior sexy para que la lleves siempre debajo de tu ropa.

Pasamos las dos horas siguientes eligiendo ropa, casi toda de color rosa porque según Jennifer me queda muy bien.

-Te la probarás en casa, chiquitín, si no te queda bien puedes cambiarla- decía mientras me acariciaba la mejilla como a un niño pequeño.
Desde entonces uso sujetadores sexy y bragas permanentemente, me encanta.

Jennifer se vuelve cada vez más retorcida... y también me encanta.
(continuará...)

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