viernes, 30 de octubre de 2015

¿Por qué a los hombres les excita ser azotados por una mujer?

Tiene muchos nombres y se practica en todas las culturas.

La práctica de dar nalgadas, zurras o spanking es una práctica fetichista que se caracteriza por el hecho de que una persona se excita sexualmente por la concesión o recepción de azotes, o ambos.
Parece estar relacionada con otros fetiches como la dominación / sumisión el bondage, sadomasoquismo y la castidad, pero constituye una práctica con carácter propio y en la que, en general, la mujer castiga al hombre, y aunque también se practica al contrario es más minoritario si hablamos de hacerlo para obtener placer. Aunque la triste realidad de las mujeres maltratadas sobretodo en el mundo árabe, donde el castigo físico es una práctica inaceptable y que aunque se hable poco de ella, desgraciadamente existe. En el Islam que el marido castigue a la mujer con azotes no es inusual. Ahí el triste dicho árabe "Cuando llegues a casa pega a tu mujer, si tu no sabes porque, ella si lo sabe."


El castigo al que nos referimos es muy distinto a ese, y es el que tiene un lugar dentro de una relación de pareja de personas adultas y que, libre y conscientemente aceptan y quieren practicar la dominación femenina como un juego sexual en el que se corrige o sanciona.
Generalmente al fetichismo se le define como una patológia de obsesión sexual, fantasía o comportamiento hacia un objeto inanimado, como una prenda de vestir (ropa interior, zapatos de tacón alto, etc.) o de las partes del cuerpo no genitales, como los pies, pero por definición también incluye los casos en que una persona experimenta la excitación de participar en actividades que normalmente no se consideran de naturaleza sexual, al igual que las nalgadas. Según los profesionales de psicología, hay un grado de excitación fetichista en la mayoría de las personas "normales".
La excitación fetichista es generalmente considerada como un problema sólo cuando interfiere con el funcionamiento sexual o social normal o donde la excitación sexual es imposible sin el objeto del fetiche. sumisos-varones-primera-nalgadas
Dar unos azotes eróticos a la pareja, el hecho de pensarlo es ya de por sí muy erótico y excitante.
Resulta muy excitante dar unas palmadas a la pareja durante las relaciones sexuales. O bien el hombre a la mujer en la postura del perrito o la mujer al hombre en la del misionero marcando el ritmo del hombre.
Los amantes de esta práctica avanzan a otros estadios del azote donde ya no se practica el sexo con penetración, sino únicamente el azote. Es común dar azotes sobre las rodillas del Ama.
El acto de tocar traseros desnudos resulta agradable, y no es sorprendente que guste a los dos, tanto al que da como al que recibe.
Una cosa es fantasear con ser azotado y otra cosa es llevarlo a la práctica, pero ambas son realmente excitantes.
Para la dinámica de dominación / sumisión es una práctica necesaria de refuerzo de la autoridad. No se trata de ser sado ni masoquismo, se trata de ejercer el poder, sin necesidad de causar daños, pero sí la de experimentar dolor.
Hay un debate en curso en los círculos de la psicología acerca de por qué una persona puede disfrutar al recibir un azote, ya sea de hecho al recibir una paliza física o sólo a través de fantasear con ella. Algunos creen que eso tiene su origen en que la persona fue testigo o recibió azotes en la infancia, especialmente alrededor de la edad de la pubertad. Esta idea se corresponde con las teorías de la psicología clásica. Según Sigmund Freud, el fundador del psicoanálisis, las desviaciones sexuales se desarrollan en la infancia. La base de su teoría era que los niños pueden hacer frente a una experiencia dolorosa o traumática por la "erotización" de la misma. Curiosamente, hace poco leí un artículo sobre un estudio realizado en el Reino Unido, donde el 35% de los encuestados que se identificaron como personas que encontraron que los azotes en el trasero era erótico y sexualmente excitantes, aunque declararon que nunca habían sido golpeadas o fueran testigo de una paliza, lo que parece para indicar con
bastante claridad, que la teoría de Freud no proporciona una explicación de todos los casos. Otra teoría es que algunas personas encuentran en los azotes el despertar de su cuerpo por el hecho de que el dolor físico se sabe que causa un subidón de endorfinas y eso para algunos individuos resulta ser una experiencia agradable, comparable a los efectos de ciertos medicamentos.
Si una persona recibe una palmada dura y con frecuencia (lo que resulta que aumenta sus niveles de endorfina de forma frecuente e intensa) pueden llegar a ser "adicta" a los azotes. Con el tiempo llegan a asociar los azotes no sólo con ser agradables sino con sentimientos eróticos.
Aunque no todos los sumisos son masoquistas, y esta teoría tiene sus limitaciones inherentes. Hasta ahora hemos considerado sólo los azotes eróticos, azotes usados ​​con el propósito de juego sexual.
En cuanto a los hombres sumisos y relaciones de liderazgo femeninos, también hay nalgadas disciplinarias. Para un hombre sumiso la idea de ser azotado por su pareja femenina dominante pasa a ser una parte normal y beneficiosa de una relación. Al igual que cualquier otra persona que en el momento de cometer errores necesitan corrección. Tengo que rendir cuentas y una paliza podía ser el castigo justo. Si él cree que he fallado de alguna manera hacia ella por ser inadvertidamente desconsiderado o irrespetuoso con ella o por negligencia al realizar alguna tarea asignada, entonces él siento que es más merecedor de una azotaina que no paliza, y sería un medio muy práctico de hacer paces.
Como la parte dominante de la pareja, ciertamente tendría derecho a escoger el tipo de compensaciones basado en la naturaleza de la falta, él se sentía mejor dirigido y corregido el problema sin discutir, y si ella decide pegarle él acepta como una sentida y sincera disculpa. De este modo él esta dispuesto a someterse a su decisión. Si bien este tipo de nalgadas no son agradables o placenteras en general, si se trata de una forma de pedir perdón. De hecho he leído numerosos relatos de mujeres dominantes que pegan regularmente a sus parejas masculinas sumisas en la que todos estuvieron de acuerdo, si se hace correctamente, no es en absoluto una experiencia agradable para el hombre y resulta ser muy eficaz en la eliminación de las conductas infractoras que precipitaron los azotes .
Creo que la introducción de los azotes en el trasero en las relaciones lideradas por la mujer puede  ejercer dos acciones muy interesantes. En primer lugar, sometiéndose el hombre a ser azotado proporcionaría una fuerte imagen de su dominio sobre él y su sumisión a ella. En segundo lugar, ser azotado permite pagar por la rebelión o la falta de una manera tangible y rápida.

1 comentario:

  1. En mi caso, que estoy introduciendo a mi esposa en la Dominación Femenina, de momento con bastante éxito, deseo y echo en falta los castigos (aún no se anima, aunque alguna bofetada porque sí sí me ha dado). No lo veo en mi caso como un fetiche (a mí no me proporciona placer el dolor) pero sí como signo de Dominación/sumisión:

    1) Marca la jerarquía. Señala fuertemente quien manda hasta el punto de decidir tu sufrimiento (del tipo que sea) sea el castigo justo o injusto, adecuado o arbitrario. Lo marca psicológicamente tanto para la parte que lo ejecuta (que puede afianzar el sentimiento de que puede hacer lo que le venga en gana contigo) como para la parte que lo recibe, que se siente completamente a la merced de la otra persona que puede hacer lo que le venga en gana contigo.

    2) Sirve como herramienta de entrenamiento, dirigido a un mayor servicio, una mayor obediencia, una mejora de nuestros actos y actitudes en beneficio de nuestra Ama, para su mejor nivel de vida, lo cual enfatiza mejor que Ella está dispuesta a hacerse servir mejor y por tanto potencia nuestra sumisión al "sentir su voluntad" de dominarnos

    3) Da sensación de no retorno. El querer ir marcha atrás en la relación de D/s o querernos tomar unas vacaciones femdom de forma unilateral, puede ser duramente castigado. No queda otra, si queremos seguir con nuestra Señora, que ir hacia delante sirviéndola más y mejor, mientras a Ella le siga apeteciendo ese tipo de vida, que por comodidad y las ventajas que le ofrece, querrá seguir de por vida con toda probabilidad ...

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