sábado, 16 de abril de 2016

Testimonio de marido del juego de la moneda.







Como sabéis desde hace tiempo practico la castidad con mi esposa, bueno mejor dicho el control de castidad. Yo trabajo todo el día, y cuando llego a casa por la tarde tengo ganas de complacerla, y la última cosa que necesito hacer es navegar por internet viendo pornografía pues eso sólo hace que mis huevos esten más doloridos de lo que ya estan. A lo largo de la semana los que seguís los posts sobre el juego de la moneda sabéis que tengo un montón de burlas de mi esposa. Ella me ha pedido que cuente mi testimonio en esto de la castidad.

imagePara empezar, 2016 para mí ha sido uno de los años con más bajo de número de orgasmos para mí, los que seguís los posts del juego de la moneda ya sabéis cuantos he tenido,  pero tengo que admitir, que ha sido uno de los más excitantes sexualmente. Me encanta comer el maravilloso coño de mi mujer, y este nuevo juego de la moneda que empezamos a jugar al principio del 2016, añade otro incentivo para que yo esté allí abajo entre sus muslos aún con más ganas... es la única manera de ganarme alguna posibilidad de un orgasmo para mí. Me hace estar aún más motivado para hacer algo que ya me gusta hacer de todos modos. Durante todo el tiempo que estoy allí, estoy pensando constantemente acerca de cómo hacerlo, si lo hago muy bien, ella podría correrse y acercarme a un paso más a tener una oportunidad para mí orgasmo y mi eyaculación, lo que hace que tenga que tocar la jaula ante la insistencia de salir de mi pene. Cuando ella me toca, la mayoría de las veces ya sabéis que es sólo para burlarse de mí, porque yo no me había ganado un orgasmo, lo que hace es un estímulo mental de querer eyacular , pero lo malo y excitante a la vez es la negación. Miro sus manos se deslizan hacia arriba y hacia abajo, tirando de la piel de mi pene hacia arriba y hacia abajo con ella, alternando entre ella abajo de forma que se extiende, a ella arriba-movimientos de empuje se cierra de nuevo. Observo el pene, y me imagino al semen que brota y en erupción, pero nunca lo hace. Sé que una vez puede que aparezca algún líquido preseminal claro, es más que probable que va a lamerlo y luego ella para y vuelve a encerrarme en la castidad. A veces me pregunto si pudiera "accidentalmente" estallar sin previo aviso, pero hemos estado juntos muchos años y ella conoce mejor que yo los signos de mi salida de semen inminente. Ella sabe muy bien cuando debe desacelerar, o cuando debe hacer una pausa completa. Que ella me conozca tan bien la convierte en una maestra de mi pasión, que es la forma en que sé que le pertenezco en sus manos. Incluso sólo recordar su imagen cuando me encerriera en la castidad me dá palmaditas contra la cabeza de mi pene cuando es demasiado difícil de encajar para que entre en la jaula. La presión realmente me enciende incluso un poco más, por lo que toma unos minutos para calmarme y concentrarme para relajar la erección. Con el tiempo, la presión constante por encima de mi pene erecto comienza a trabajar con el tubo lubricado sobre mi pene, y con el tiempo, la cabeza de mi pene es todo el camino y se pega a las paredes del tubo de castidad en un callejón sin salida. Luego cuando lo tengo demasiado erecto para enganchar el tubo de castidad con el anillo de la castidad alrededor de mi base, por lo que también se requiere ser paciente y ejercer una presión suave y constante. Ella se las arregla para unir las dos partes hasta que termina con el bloqueo real, y entonces todo es silencio, excepto el excitante clic del cadado. Puedo sentir el clic que reverbera a través de toda mi mente.
Los clics del candado cuando cierra los recuerdo aún durante la noche cuando sigo encerrado. Uff, aún la quiero aún más, la deseo más. Durante toda la noche el cinturón de castidad abraza mis genitales, un abrazo que constantemente me recuerda lo mucho que me ama y que me vuelve loco. Normalmente tengo episodios en los que me despierto en medio de la noche por la fuerza del pene cuand se endurece, y se retuerce en la lujuria. Entonces tengo que centrarme en la relajación de nuevo, porque es su voluntad, debo evitar las erecciones, y si no lo hago, no podré ser capaz de conseguir dormir.
Si os preguntáis si me gustaría que ella me permitiera eyacular en lugar del bloqueo en castidad, os aseguro que sí me gustaría, pero no es comparable al juego. Me encanta que ella sólo me deje eyacular en los términos acordados del juego. Eso es un paso más en la castidad, yo tengo que esperar a cumplir con las reglas para que yo pueda, soporto con todo esto la negación. Me encanta, y porque me encanta? pues por que lo que hace lo hace para mí. Ella hace que mi corazón se acelere, las palmas de las manos me sudan, mi polla se pone dura, y siento un leve dolor en los huevos. No puedo eyacular como lo he hecho en todos los últimos años de casados, pero nunca me he sentido tan eufórico y vivo en sus brazos, tampoco. También ella me pidió que comentara sobre el tiempo que ha pasado desde que tuve relaciones sexuales. Nunca he estado dentro de ella durante tanto tiempo. Acción de Gracias de 2015 -fué a finales de noviembre del pasado año-.
No es ningún secreto que yo quiera follar con ella, eso es en parte la razón por la que no he eyaculado apenas en todo el año 2016. Si lo estuviera constantemente deseando, seguramente tendría más a menudo, orgasmos en ruinas, poco excitantes a la primera oportundidad que me dieran las tiradas de moneda. Pero echo de menos su coño alrededor de mi cuerpo. Lamo y la amo todos los días. Tengo mi cara allí, mirando a cada arruga de plegado y brillante, e imagino los recuerdos de esos labios que se separaron de mi virilidad, y que me conduce a veces a tomar decisiones equivocadas en mis tiradas de monedas.
Adoro las contracciones de su orgasmo en ella todos los días. Viendo que se corre me llena de endorfinas y comparto esa felicidad orgásmica para cuando llegue el momento para mí. Se ha vuelto tan especial para mí, que es realmente un tema de mi devoción. Me he convertido en ese adolescente caliente que una y otra vez que está desesperado por echar un polvo, aunque sólo sea sueña que su chica diría que sí, pero nunca lo hace

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