viernes, 6 de julio de 2018

Autobiografía. Historia real. Memorias y forja de un cornudo casto: Capítulo III – La Cena de Empresa (Parte II)

PARTE 6

Autobiografía. Historia real. Memorias y forja de un cornudo casto:

Capítulo III – La Cena de Empresa (Parte II)
(He cambiado los auténticos nombres para respetar la confidencialidad e intimidad de las
personas aludidas, aunque son similares a los reales)
(Los capítulos anteriores están en mi etiqueta de “kino” de este blog)
El evento navideño se celebró en un afamado restaurante de un conocido hotel.
La planta baja disponía de un gigantesco salón tipo loft, abierto con una barra en el centro
atendida por dos barmans que dividía el inmenso espacio en dos ambientes distintos pero
comunicados entre sí, separando por un lado la zona de comidas y cenas propiamente dicha
(donde estábamos nosotros atendidos por camareros de cocina) y por el otro una pista de
baile tipo pub, de copas, con unos reservados muy coquetos de elegante diseño situados al
fondo... con unos discretos biombos en penumbra que proporcionaban cierta intimidad a los
enamorados para dar un poco de rienda suelta a su pasión...
En el emplazamiento de cenas propiamente dicho se habían dispuesto varias mesas de entre 20
y 30 comensales cada una, para realizar celebraciones simultáneas pero independientes.
Como suponía, tras el postre, en la sobremesa bebiendo el chupito, tod@s hablaban con
tod@s menos conmigo departiendo la agradable velada... mientras yo volvía a sentirme
excluido, marginado nuevamente... rondaban las 12 de la noche con un sueño que dormía a
las ovejas cuando atisbé en el extremo contrario al que me encontraba, en los biombos,
algunas parejitas besándose en situaciones explícitamente eróticas... como buen mirón omega
(sin mejor opción ya que en mi mesa me hacían el vacío, o así lo sentía yo ya que ese tipo de
percepciones siempre son subjetivas) me acerqué a la barra con la excusa de pedir una copa y
de paso entablar diálogo dándole el coñazo al barman que, como profesional que cobra por
ello, está obligado a soportar a clientes pelmas y plastas con anodina y previsible conversación
como yo (y echaba de paso “una visual” como el voyeur innato que soy, a los que se daban
el lote en los reservados mas cercanos por si “pescaba” algo... ya que, como a estas alturas
ya sabéis, a “efectos prácticos” estoy negado para proporcionar un mínimo de satisfacción a
una mujer, es mi únicamanera “de disfrutar” un poco del sexo)
... disimuladamente diviso una pareja a la que puedo observar mas nítidamente desde mi
ubicación, medio sentado en uno de esos típicos taburetes altos que hay en la barra de los
pubs... furtivos, cómplices en la penumbra, él está concentrado en un “ataque directo” a su
entregada presa... casi puedo escuchar los gemidos de la chica que, a su vez, le mete su mano
sin pudor en la bragueta abierta... al macho se le adivina un “buen” bulto, que envidia!, pero
es posible??? Lo que hay en el sillón a su lado son... sí, sí!!... son las braguitas, sí!!... es un
escueto tanguita negro de encaje, ultrasensual... la chica se lo ha quitado depositándolo a su
lado... que tía mas buena!!... y el tipo le tiene metida la mano entre sus piernas, le agarra el
chochete a mano llena... se lo estruja, se lo exprime, por su movimiento adivino que le soba la
rajita de manera bestial, en sentido vertical, le está haciendo descaradamente un dedito, una
pajita allí mismo... que barbaridad, y que envidia, joder!!... por el rápido y repetitivo
movimiento es evidente que le está manipulando soberbia y diestramente su botoncito, le soba
su pepitilla salvajemente... ha ido “al grano” directamente, sin protocolos, ella empieza a
tener evidentes convulsiones de placer, previas al orgasmo... hmmm... que barbaridad!!
Y que gusto!!
...casi puedo oler el aroma de su excitado y humedo sexo, hmmmm, maravilloso perfume...
su chumino bien lubricado para la cópula... hmmmmm, receptiva a la dura verga de su
partenaire... su rajita mojadita... vuelvo a sentir envidia desde mi discreta ubicación

modificando levemente mi postura para mejorar mi óptica... me muevo... adopto una
posición idónea, las plantas de adorno que están a un lado de la barra en la que me encuentro
me dan cobertura proporcionándome impunidad y un óptimo camuflaje que me oculta de la
zona de visión de la parejita... hmmmm, que calentón... ahora puedo mirar sin ser visto,
entreveo como le vuelve a atacar sin piedad su accesible rendijita desprovista de ropa interior
e indefensa al alcance de sus eficaces dedos, descaradamente ella entreabre un poco mas sus
piernas facilitándole la entrada al mismísimo centro de su placer... vulnerable, rendida,
abandonada entre sus brazos... entrelazadas sus lenguas... ¿por qué no me pasará eso nunca a
mí?... pero si me pasara... ¿qué iba a hacer yo con mi pequeños genitales?... con mi ridículo y
pasivo pitito no sabría como satisfacerla, no podría... mejor no pensar! él redobla el ataque
sabiendo a su presa entregada y vencida, fulmina su pepitilla con expertas y casi epilépticas
caricias en “el punto exacto” sabiendo que eso la derrotará definitivamente... claudicará ante
su macho... sus últimas defensas han caído...
El hombretón estaba alcanzando el objetivo preciso, arqueándose de gusto la muchacha
rendida ante la eficacia casi epiléptica de sus dedos... percibo claramente que la chica separa
un poquito mas sus muslos para dejar mas expuesto y “practicable” aún su “botoncito” que
erecto le palpita rojo, excitado entre los hábiles e incansables dedos de su macho,
impregnándolos con el flujo de su placer... hmmmmmmm, con el chumino ardiéndole bien
babosillo, ¡¡que barbaridad, Me voy a derramar aquí mismo, en la barra!!... noto una pequeña
erección en mi mínima verguita, la muchacha comienza a tener evidentes movimientos
espasmódicos, indiscutible síntoma de una irremisible corrida... en sus dedos, besándolo...
...caricias expertas al objetivo preciso, abandonándose entre sus fuertes brazos reclina la
cabeza hacia atrás exponiendo aún más su monte de Venus para sentir más intensamente un
salvaje final que se adivina inmediato...
...comienzan sus contracciones de placer preludio de un inminente éxtasis, se intuye un
bárbaro e intensísimo climax, convulsiones incontroladas... el orgasmo de la muchacha se
antoja muy, muy cercano... casi inmediato... ¿es posible que esté pasando y viendo esto a
escasos metros de la mesa donde se beben los chupitos “invitación de la casa” mis
compañer@s tras la cena?? Lo estoy viviendo realmente?
Empecé a sentir cosquillitas, vibraciones en mi pequeña cosita... aumentaba de tamaño...
pero... en ese instante se me destrempó de golpe! súbitamente el macho se levantó
dirigiéndose hacia mí como un rayo, extremo que me intimidó sobremanera encogiéndoseme
al instante... ¿se habrán percatado de que los espío? Era un individuo grande, de anchas
espaldas, alto, casi sin cuello, con la cabeza pegada al tronco como un jugador de rugbi...
Pero no! (respiré aliviado), simplemente ni se percató de mi presencia, ni me vió (yo en mi
línea). Sin mirarlo siquiera pidió la cuenta al barman con dominio de la situación y aplomo,
mientras la chica se quedó “al punto” de correrse salvajemente... estaba claro que se iban a
follar con urgencia a un lugar mas discreto... o más cómodo... mas tranquilos...
Es curioso, ¿no os habéis planteado que...?
...cuando pide la cuenta de una consumición un auténtico varón alfa, seguro de sí mismo y
triunfador es un punto más a su favor... tanto cuando levanta su mano para reclamar la
atención del camarero a objeto de solicitar la cuenta, como cuando utiliza sus brazos como un
inmenso manto protector sobre el que las mujeres se acurrucan, se sienten protegidas,
seguras... entregándoseles sin dudar nada mas conocerse, abiertamente, sin reservas... un
lugar en el que ellas buscan cobijo sin un mínimo reparo... las encandilan, es como si los alfa
llevaran puesto un letrero de neón en la frente con la palabra “inseminador disponible” siendo
irremediablemente atraídas como indefensos insectos a un foco de luz en una noche cerrada.

Con elevado y prepotente tono de voz, con sobrada propiedad, el alfa requiere al camarero que
lo atendía que solícito responde... presto, servicial... ese total dominio de la situación me es
sobradamente conocido...
...pero cuando soy yo quien pide la cuenta no paso de “pagafantas” al que como mucho la
eventual acompañante le dice “gracias Kino, eres tan bueno” (e inofensivo... añado)
Entretanto la chica estaba componiéndose el vestido bajando un poco la falda que tenía algo
descolocada tras el “certero” y fiero ataque erótico sufrido (y gozado) en su chochete.... cogió
su tanguita discretamente guardándolo en el bolso sin dilación con un solo y nervioso gesto, se
levantó como si tuviera un muelle, encarando con presteza la puerta de salida mientras él
abonaba el coste de la consumición... estaba claro que necesitaba ser penetrada
urgentemente... que ansiaba apremiantemente una buena y caliente polla en sus entrañas,
bien dentro, un buen polvo a la mayor rapidez... cuanto antes...
Yo no dejaba de pensar que... su coño tendría que estar ardiendo con la rendijilla encharcada,
chorreante... su clítoris caliente, palpitante, erecto... Hmmmm... para alcanzar la puerta, la
fogosa chica, había de pasar cerca de mí y... yo sabía que no llevaba bragas con su rajita
accesible y jugosa, excitada... imaginaba cómo sería... vestido cortito de una pieza negro...
caliente... mojadita... a punto para la cópula... hmmmm... hembra en celo, al menos yo
podría oler el aroma de su placer al pasar tan cerca... sí... qué buenos melones!... el abierto
vestido no permitía sujetador, no llevaba ningún tipo de ropa interior ¡¡como echaba de menos
no estar en mi cuarto para cascármela!! ...me remuevo nuevamente en mi asiento que
aproximo subrepticiamente, como un mal buitre, cuando noto que pasa a mi altura para captar
su fragancia de hembra lúbrica... fogosa...
Pero no... dios!! No puede ser, no es posible!! Cuando pasa a mi lado casi rozándome... era
mi mujer, joder, joder, joder...!!! No, no, no puedo creerlo... pero... Sí, sí, sí... definitiva y
decididamente era ella, mi mujer... era ella sin duda... pero cómo puede pasarme esto???
...ahí va, con el mojino chorreando y cachonda como una perra en celo en manos de un
macho alfa que se la llevaba fuera para meterle un buen pedazo de nabo, ...delante de mis
narices!!, estaba pasando por delante de mis narices para hartarse de follar con el tipo mas
impresentable y avasallador que pueda imaginarse... ¡Pero si cuando salí la dejé en casa!,
¡pensaba que estaba allí!... no era posible!... y con mi empresa al completo delante!!
... y con tod@s mis compañer@s de trabajo a escasos cinco metros... joder! Joder! Se puede
ser mas cornudo? caer mas bajo? Se pude se mas desgraciado y zafio que yo? Hojalá no pase
cerca de mi mesa y la reconozca alguien, ¿cómo iba a poder explicarlo?
¡Por eso me sonaba el aspecto del individuo ese!... ¡era su compañero de trabajo!...
Él respondía al perfil de típico de supermacho alfa, fanfarrón, prepotente, farolero, seguro de
sí mismo con un ego que trascendía cualquier frontera imaginable por lejana que ésta fuera...
Sí, cuando la ví a ella recordé quien era él, lo había visto un par de veces en su empresa, un
tipo que me caía como el culo, verdaderamente antipático y repulsivo... y ahora resulta que
era él quien se encargaba de “trabajar” a mi esposa, de ponerle el chochete bien baboso, de
“darle” lo que mi ínfimo e inútil miembrito no era capaz de “ofrecerle”... esa noche la había
puesto a mil frente a mí antes de follarla apasionada y desenfrenadamente en privado... la
había “calentado” allí, hasta hacerla chorrear de gusto ante mí, delante de mis ojos...
La habilidad de desaparecer que perfeccioné en la escuela para evaporarme jamás me fue mas
útil que en ese instante... con una brusca contorsión me volví sobre mí mismo clavando la
cara sobre mi copa... mi aspecto gris, normal, anodino, del montón, que no sobresalía por
nada hizo el resto pasando desapercibido para ambos... había vuelto a ser invisible.

En un segundo me retrotraje a mis primeras etapas de sometimiento en el colegio, a mis
primeras tortillas y picahuevos... asumo nuevamente mi condición de omega... si ese es mi
sino, pagaré fantas... y pagaré un taxi de vuelta... cueste lo que cueste, he de huir, rápido!!...
Azorado, avergonzado... sin dar pie con bola, nerviosa y atropelladamente solicité la cuenta
de mi cena mas la copa a mi improvisado y eventual amigo-barman, abandonando
precipitadamente el local sin despedirme de nadie, trastabillándome, en shock, ultrajado,
abochornado... tremendamente humillado... ofendido.
Tras coger el taxi (que me costó mas que la cena) ansiaba sentirme de nuevo en casa, bajo la
protección de mi dormitorio... y mi porno... refugiándome en el regazo de mi inestimable
amiga la paja... mientras lloraba amargamente de impotencia y humillación, de dolor por
constatar lo que hace mucho tiempo sabía pero mi innata cobardía me había impedido ver.
Bien sabía que estaba poco dotado y mi virilidad era más que cuestionable y menguada, con
unos genitales poco desarrollados, nada eficientes, pero eso no era todo, a lo físico había que
sumar lo anímico, mi carácter pusilánime y cobarde incapaz de competir contra los alfa, me
sabía derrotado de antemano.
Lo asumí desde la escuela, solo así se explicaba que no fuera capaz de afrontar mis problemas
y traumas sexuales con mi mujer, con lo que a pesar de que me percatara desde los primeros
momentos que tenia todas las papeletas para ser un buen cornudo, jamás intenté remediar la
situación ni le dije nada a mi esposa para solventar el tema. Simplemente me escondía y
rehuía la conversación aceptando la situación y las consecuencias que la misma implicara
(entiéndase cornucopia.) Ya que estaba claro que era incapaz de cumplir mis deberes
maritales ni de pareja en ningún aspecto era natural ser corneado, era lo lógico.
...en ese instante se me hizo mas patente que nunca que teníamos una especie de acuerdo
tácito sin contrato explícito del que todos somos conocedores, somos partícipes y sabedores
pero nadie lo verbaliza... es lo obvio cuando ella se arregla y no vuelve hasta el día siguiente
sin que yo sea capaz de reclamarle lo más mínimo, es evidente que con mi menguada hombría
no tengo derecho a nada, solo a portar unos dignos y voluminosos cuernos que cuido y mimo
cada día, aumentando su grosor y mimando sus dimensiones sin rebeldías ni protestas.
Cuando me cruzo con sus machos alfa los reconozco, detecto a los que han pasado por la vida
de mi mujer (que la han complacido y satisfecho, no como yo) porque me miran con una
medio sonrisa ofensiva de prepotencia, suficiencia y socarrona sabiendo que se han follado
bestialmente y a base de bien a mi mujer. Da igual si los que se la han metido son compañeros
de ella o míos, amigos muy allegados de ambos o desconocidos, o si son solo fugaces y
efímeros compañeros de cama, yo solo bajo la mirada e intento escapar, soy buen conocedor
de que ellos tienen razón y lo saben, ya que hacen a mi mujer alcanzar orgasmos realizándole
el “trabajo” que yo jamás he sido capaz de cumplir, así que solo me queda agradecerles
interna y eternamente el favor que le hacen a mi señora (y a mí, aunque me duela),
proporcionándole lo que “necesita” y “atendiéndola” como se merece, ya que ella es la que
tiene que sufrirme y padecerme. Ante ellos, solo me queda agachar mis cuernos, humillarme y
reconocerles calladamente “los servicios” prestados a mi esposa y darle las gracias con la
mirada, como buen cornudo.

Capítulo VI. II – Un buen par de buenos cuernos II – La Jubilación.
Especialmente crueles y ultrajantes recuerdo unos cuernos singularmente dolorosos para mí
que aún me acompañan y atormentan.
¡y la forma en que me enteré que los portaba, ignorante de mí como buen cornudo!
Era la comida de jubilación de un compañero de mi mujer, Eduardo. Normalmente a los actos
sociales acudía sola prescindiendo de mí (ni siquiera me hablaba), pero en esta ocasión el
homenajeado era muy cercano y conocido de ambos de hacía muchos años, así que me ordenó
que tenía que acudir con ella, básicamente por aquello del “qué dirán” en su empresa, no
porque deseara mi cercanía ni mi presencia.
En un acto de este tipo ya se sabe, trajes, chaquetas, corbatas, mujeres con sus

espectaculares vestidos de marca, cada uno con sus mejores galas en el más reputado gastro-
restaurante de la ciudad.

Habían dispuesto una única mesa corrida que acogía a unos 40 invitados. A la hora de
ubicarnos, mi mujer se sentó en la esquina más alejada a la mía (era la tónica normal), entre
dos obvios machos alfa de pulcro aspecto e impecable presencia que paulatinamente se le
iban pegajosamente aproximando... ella parecía responder encantada... halagada,
desplegando ampliamente sus armas de mujer, su simpatía y seducción, su sonrisa... sus
miradas de complicidad y deseo, justo lo contrario que hacia conmigo... ciertamente mis
cuernos iban a ser nuevamente cultivados, regados y abonados para crecer unos cuantos
centímetros esa velada.
A mí me sentaron, como es costumbre por mi ausencia de espíritu y mi cargante carácter, por
mi conversación aburrida y plana, junto al conserje del edificio. Paco era un hombre llano de
unos sesenta y pocos, achaparrado pero musculado y fibroso, muy de campo, de piel morena y
ajada y pelo cano, un rústico campero. Un destripaterrones desertor del arado y urbanita
reciclado. Siempre que tenía ocasión aprovechaba para irse a un pequeño terrenito que tenía a
unos 20 km. hacia el interior, cultivando hortalizas y frutas para consumo propio...
completaba sus ingresos trabajando a media jornada en la ciudad, en el edificio de oficinas de
mi mujer. Poco instruido, muy básico, primario en sus formas (y en el fondo), con una ceja...
apenas sabía expresarse...
Era el portero y el responsable del mantenimiento en el módulo de mi señora, disponiendo de
un cubículo de aluminio acristalado prefabricado en el hueco de la escalera en la espaciosa
entrada del complejo de oficinas. Él estaba siempre en esa especie de pecera, limitándose a
saludar protocolariamente a la gente que trabajaba allí cuando pasaban por la entrada en la que
se encontraba ubicado...
Estábamos en el segundo plato de la celebración y bebido algunas copas, cuando sin tacto ni
conmiseración, Paco espetó a pleno pulmón:
“¿sigues sin darle caña a tu mujer?, yo ya se lo he dicho, que siga viniendo al casetón cada vez
que necesite “comía”, JOJOJOJO... que allí siempre tendrá “algo caliente”... y duro, coño!!!
JOJOJOJO... acompañando la ordinariez con una sonora e impactante palmada en mi espalda
que casi me hizo clavar la cabeza en el plato... y que sonó como un cañón!!
Qué forma de enterarme, yo solo deseaba que me tragara la tierra!!
Algunos matrimonios presentes escucharon el exabrupto extemporáneo y altisonante de Paco
y cuchichearon entre ellos... llegando hasta mis oídos algunos comentarios...
“este tipo de bromas no me parecen ni graciosas ni procedentes...”
“¿que individuo mas basto y grosero, quién le ha invitado?” susurró otra pareja

Como siempre yo no dije nada... solo callé fijando la mirada en el plato que tenía delante con
una medio sonrisa nerviosa.... No era para menos!
El problema es que yo sabía que no era una broma... y que los invitados ignoraban que Paco
llana y espontáneamente se limitaba a verbalizarlo, exponiendo sin tapujos ni ambages la
estricta y cruda realidad... él también se follaba a mi mujer y... en el trabajo! Cada día.
Aquella noche, en la soledad y oscuridad de mi cuarto, tirado en mi cama lloré amargamente
como nunca la humillación y vergüenza sufridas, la sumisión padecida no provenía de un
cuidado alfa elegante, acaudalado, bien perfumado y dotado, sino de otro omega como yo,
circunstancia que me devolvía a mi penosa y cruel existencia... a la obviedad de que no hacía
falta ningún alfa o atractivo supermacho para que mis astas y mis cuernos adquirieran un
tamaño legendario y épico, solo se requería que se pusiera dura una polla para que mi mujer
supiera donde “enfundarla” y “acogerla” sin discriminación...
Los pensamientos me mortificaban... me martirizaban imaginando que el mismo Paco debía
jactarse públicamente de haberse follado a mi esposa en el bar, era casi alcohólico (como hizo
en la comida de jubilación ante mí... seguramente entrando detalles mas escabrosos en
lugares de menos etiqueta)... o podría presumir de follársela en el futuro cuando le viniera en
gana...
...es decir, solo se necesitaba un “rudimentario Paco” con una rústica y dura polla rural en su
sucio cuartillo de los trastos y escobas de la oficina (la antítesis del erotismo y el
romanticismo) para engrandecer mi leyenda de complaciente cornudo consentidor... para
follarse a mi señora... y meterle su tranca cuando dispusiera.
(continuará)

1 comentario:

  1. Aunque no lo veas así, has tenido capacidad para aceptar tu situación. Eso es muy importante.
    Me gustaría que mi mujer me iniciará en el cuckold, cada vez me atrae más, en especial cuando veo artículos como el tuyo.

    ResponderEliminar