martes, 5 de mayo de 2015

El contrato de matrimonio – Meses antes ya que llevaba el cinturón de castidad

Durante más de dos meses ya estaba usando el cinturón de castidad de forma contínua. Mi futura esposa estaba muy contenta conmigo y me había prometido tendría una recompensa. Estaba increíblemente emocionado porque esto sólo podía significar una cosa. Yo estaba feliz incluso. De acuerdo con nuestro contrato de matrimonio, sólo se me permitiría tener orgasmo con eyaculación cuando ella estuviera muy contenta conmigo, y llevará por lo menos dos semanas completas sin ningún tipo de contacto ya sea por mí o por ella, ya era una condición para una recompensa. Era el período más largo encerrado al que nunca había llegado antes. Por último, estaba ansioso con el dia de la boda, la fecha estaba cerca, y lleno de ilusión, llamé a la puerta de entrada de la casa de mi esposa. Ella respondió, rápidamente salió de sus zapatos, lo dejo todo y me envió hacia nuestro futuro dormitorio. Allí estaba, vestida con un corsé de vinilo negro, sus senos, eran firmes y bien formados. Me sentí como si estuviera caliente, caliente como el que había estado esperando durante semanas. Me pidió que me quitara la ropa. Completamente desnudo, sólo con mi cinturón de castidad. Al mismo tiempo, en nuestra cama ella esperó y me permitió acercarme a ella. Ella se retorcía de placer solamente con mis caricias y mi lengua. Estaba fuera de mí de alegría, cuando por fin ella alcanzó su orgasmo! Además, era evidente que disfrutaba si gimió cuando mi lengua se deslizó entre sus labios vaginales. Mi polla tomó eso como una razón más para rebelarse violentamente contra la prisión de metal. Gemí, tras lo cual ella me dijo basta. Ese fue uno de sus métodos favoritos de la tortura y que me hizo un montón de veces antes. Pero incluso más, ella sólo se preocupaba de que yo era aún más fuerte y casto, y poco a poco mi pene se rindió muy agotado por la presión posterior del cinturón de castidad sobre mis huevos. Finalmente, dijo que ahora abriría el cinturón, pero ella no recordaba en ese momento dónde estaba la llave. Yo estaba horrorizado, ella me miró, y mi deseo se incrementó enormemente, ella jugaba conmigo. No podría hablar en serio! Pero hablaba en serio, me dio un consejo que fuera al baño, que la llave ya la tendría para la noche de bodas.

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