Le digo que no se moleste y me agacho a recoger los trocos de taza rotos, ante la Señora que permanecía de pie, al arrodillarme vi sus zapatos que aunque estaba en casa llevaba puestos tacones, sus medias negras y su falda larga, sin ver su cara era una mujer de las que impresionaban, no pude evitar sentir una cierta excitación, aunque la Señora era mayor diversidad de pensamientos eróticos aparecían en mi mente.
Después de limpiar, le pedí una bayeta para dejar el suelo bien seco pues podía resbalar con esos tacones, ella me dijo el cajón donde estaban y me volví a arrodillar para dejar el suelo seco y limpio. Ella hizo el comentario que chico tan amable, muchas gracias.
Una vez seco, salimos y fuimos directamente a la habitación que pensaba alquilarme que justamente estaba al lado de la cocina.
Al entrar pude ver que la habitación no era muy grande, pero había sitio para estudiar, me pareció bién. Ella dijo que nos sentaramos y que me diria las condiciones si estaba interesado. Yo le dije que sí que me interesaba. Ella dijo que pensaba que iba a encontrar a alquilar la habitación a una chica, que ella se iba a sentir más a gusto, se lo tenía que pensar un poco, pues hacía poco rato que había puesto el anuncio, dijo que esperaba otras candidatas. Yo le dije que por las tareas del hogar no iba ha haber ningún problema.
Ya pero no sé, los chicos os masturbais mucho y no quiero ir al lavabo y encontrarme sorpresas.
No se preocupe que yo no me masturbo nunca. Eso no me lo creo ella contestó, me puse un poco rojo.
Está bién, si es verdad eso que dices que no te masturbas nunca, te voy a explicar mis condiciones:
Deberás llevar un cinturón de castidad siempre que estés viviendo en esta casa, y sólo yo tendré las llaves. Así me aseguraré que eres sincero.
Yo expuse mis dudas, ante ellas me dijo que la conversación ha terminado. Cuando ya estaba saliendo le dije que sí que aceptaba.
Me dijo que era viuda y que tuvo a su marido siempre en castidad, me dijo que fuera al lavabo y me depilara mis genitales, y que me traeria varios cinturones de castidad para ver cual me iba a ir mejor.
Sentí verguenza, pero la excitación por saber que pasaba me animó a seguir, me depilé, y ella me entregó varios que fuí probando uno a uno. Entre todos elegí uno metálico con forma de jaula. Ella puso un candado y antes de cerrarlo, me volvió a preguntar tú te masturbas, y yo contesté no. Al oir click sentí como mi pene tenía una fuerte erección que se encontró limitada por los barrotes de la jaula.
Ella era de esas mujeres de las que tienen ese andar fuerte y altivo, con una mirada profunda que desnudaban tu alma a su antojo. Se llamaba Raquel, pero ella me dijo que la llamara Señora Raquel
A partir de ese momento paso a enseñarme el resto de piso. Me dijo perdona que la casa este un poco desordenada, pero es que apenas tengo tiempo para hacer las cosas de la casa.

- No te preocupes, siga con lo suyo y salí de la oficina sin dejarle tiempo a replicar -. A pesar de que el cuarto de baño no era muy grande, pase la siguiente hora limpiándolo a fondo. Quería hacer un buen trabajo y me esmere en limpiar cada milímetro del mismo, incluso baje un momento a la calle para comprar algo de ambientador. Cuando termine con la tarea impuesta (por mí mismo en cierta manera) ella ya había terminado con su trabajo y estaba en la cocina tomándose un café. - Mira...esto es un poco raro para mí... - empezó a decirme sin ofrecerme ni siquiera sentarme -. - La verdad es que me ha gustado el hecho de no tener que preocuparme por limpiar la casa... de hecho me ha encantado. Y si te soy sincera es algo a lo que le he dado vueltas alguna que otra vez cuando pensé en alquilar la habitación
- A la Señora Raquel le gustaba estar en casa en ropa interior y el hecho de tener a un hombre limpiando en casa no la incomodaba, pero si el hecho de que ese tío se masturbara pensando en ella. Y entonces le dije que eso no pasaría pues ella tenia las llaves del cinturón de castidad, y yo no tendria forma de masturbarme aunque viera a la Señora Raquel en lencería.
- Te tengo que advertir una cosa, yo soy muy exigente, si no haces un buen trabajo no voy a dudar en castigarte de la forma en la que yo crea oportuna. Y puede ser que pase mucho tiempo hasta que te dé la llave y puedas masturbarte, ah! no, me dijíste que no tú no te masturbas
-Señora Raquel, me esforzaré al máximo para hacer que tu vida sea lo mas placentera posible – fue mi respuesta -
Ella mientras, sonreía con suficiencia se puso en su collar la llave de mi cinturón de castidad. Y aparecieron mis dudas ante como iba a aguantar esto. No me atrevía a mirar a la cara de la Señora Raquel.
- Venga... que no tenemos todo el día.... - me gritó la Señora
Así empezaba un curso con un cinturón de castidad puesto, y con una tremenda erección, al menos todo lo que el cinturón permitía. La imagen de una figura femenina con la llave en su cadena al cuello me acompaño los siguientes días. Eternos días ....
Gustaria saber como continua esta historia
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